CUARTO PERIODO
2) En Word Montar Un Proyecto Con Cada una De Sus Partes Teniendo En Cuenta Las Normal del Incotec 2014
3) Exponer Los Proyectos Mediante Diapositivas O Presentaciones Realizadas En Power Point
ACTIVIDAD
2). Cuales Son Las Clases De Proyectos Que Se Puede Realizar & Explicar Cada Uno De Ellos
3). Cuales Son Las Partes De Un Proyecto De investigacion & Explicar Cada una De Ellas
4). Buscar Informacion En Google Sobre El Tema Seleccionado En La Actividad Anterior Copiarla & Pegarla En Word ( Debe Investigar Minimo 15 Paginas En Internet ) Subirlo O Cargarlo Al Droxbox & Al Webnode
SOLUCION:
El Proyecto hace referencia y está constituido por todo el complejo de actividades que despliega la empresa para utilizar recursos con el objeto de obtener beneficios."
"El Proyecto como componente del proceso de Planificación, constituye un instrumento importante, pues al utilizarlo permite alcanzar crecimiento y desarrollo en mayor grado, expresado ello entre otros por: una mayor producción, más empleos, mejor salud y otros indicadores que evidencian bienestar, progreso y mejoras en los niveles de vida".
"El Proyecto facilita el proceso de toma de decisión, sobretodo cuando se va a realizar una inversión, si esta es conveniente o no. Toda inversión (privada, pública, económica y/o social) requiere de estudios previos como: verificar la viabilidad técnica, comercial, económica, legal y financiera, todo ello dentro de un contexto donde se cumplan con parámetros que conlleven a determinar si el proyecto debe ejecutarse o no".
Normalmente un Proyecto forma parte clara y distinta de un programa mayor, pudiéndose analizar como si fuera un solo proyecto, pero en términos generales, es mejor que los proyectos sean reducidos, cercanos al tamaño mínimo que resulte económica, técnica y administrativamente viable. El proyecto constituye el elemento operativo más pequeño de un plan o programa nacional de desarrollo. Presenta un punto de partida y un punto final específicos, que tiene por mira alcanzar objetivos también específicos.
-Un proyecto (del latín proiectus) es una planificación que consiste en un conjunto de actividades que se encuentran interrelacionadas y coordinadas.1 La razón de un proyecto es alcanzar objetivos específicos dentro de los límites que imponen un presupuesto, calidades establecidas previamente y un lapso de tiempo previamente definido.1 La gestión de proyectos es la aplicación de conocimientos, habilidades, herramientas y técnicas a las actividades de un proyecto para satisfacer los requisitos del proyecto.2 Consiste en reunir varias ideas para llevarlas a cabo, y es un emprendimiento que tiene lugar durante un tiempo limitado, y que apunta a lograr un resultado único. Surge como respuesta a una necesidad, acorde con la visión de la organización, aunque ésta puede desviarse en función del interés. El proyecto finaliza cuando se obtiene el resultado deseado, y se puede decir que colapsa cuando desaparece la necesidad inicial o se agotan los recursos disponibles. La definición más tradicional "es un esfuerzo planificado, temporal y único, realizado para crear productos o servicios únicos que agreguen valor o provoquen un cambio beneficioso. Esto en contraste con la forma más tradicional de trabajar, en base a procesos, en la cual se opera en forma permanente, creando los mismos productos o servicios una y otra vez".
LINK: https://proyectos.ingenotas.com/2008/10/qu-es-un-proyecto-y-para-qu-sirve-parte.html
- https://es.wikipedia.org/wiki/Proyecto
VIDEO:
APORTE:
2) Un proyecto también es un esfuerzo temporal que se lleva a cabo para crear un producto, servicio o resultado único. Por ello, se identifica como proyecto comunitario4 al conjunto de actividades orientadas a crear el producto, servicio o resultado que satisfaga las necesidades más urgentes de una comunidad. Está orientado fundamentalmente por quienes forman parte de la comunidad, puesto que son quienes conocen la situación real de la zona.
Existen múltiples tipos de los proyectos, una de ellas los considera como productivos y públicos.5
Proyecto productivo: Son proyectos que buscan generar rentabilidad económica y obtener ganancias en dinero. Los promotores de estos proyectos suelen ser empresas e individuos interesados en alcanzar beneficios económicos para distintos fines.Proyecto público o social: Son los proyectos que buscan alcanzar un impacto sobre la calidad de vida de la población, los cuales no necesariamente se expresan en dinero. Los promotores de estos proyectos son el estado, los organismos multilaterales, las ONG (organización no gubernamental) y también las empresas, en sus políticas de responsabilidad social.
Otras formas de realizar la clasificación de los proyectos son las siguientes:
Basándose en el contenido del proyecto
Proyectos de construcción
Proyectos de Informática
Proyectos empresariales
Proyectos Internos
Proyectos médicos.
-PROYECTOS INFORMATICOS: La Informática o computación es la ciencia del tratamiento automático de la información mediante un computador (llamado también ordenador o computadora).
La informática es un amplio campo que incluye los fundamentos teóricos, el diseño, la programación y el uso de las computadoras (ordenadores).
El proyecto representa el enunciado de una intervención concreta de la que se espera tener resultados que contribuyan al logro de los efectos específicos que un programa define. Como tal, expresa el nivel operativo del proceso de planificación, por lo que sus metodologías y técnicas serán de uso habitual para los profesionales de la Intervención social.
Hasta no hace mucho tiempo el concepto de proyecto y los documentos, planificación y gestión eran consideradas únicamente en las grandes obras de ingeniería.
La informática, aun los grandes sistemas, era considerada mas como una labor artesana, muy próxima al programador, que como una técnica con necesidad de una planificación efectiva.
Actualmente el concepto de proyecto se aplica al campo de la informática. Este cambio no surgió de la noche a la mañana, sino que fue debido a la evolución de los propios sistemas informáticos. La informática constantemente dobla su capacidad y posibilidades, pero también las exigencias que debe cumplir, siendo la eficacia y rentabilidad de su sistema informática un factor muy importante para las empresas modernas.
Este notable aumento de la complejidad de la informática ha sido la que ha hecho necesario su consideración como proyecto, asociándose las técnicas y procedimientos de diseño, planificación y gestión del proyecto tradicional.
La definición de proyecto informática no varia de la definición de proyecto dada anteriormente, tan solo varia el campo de aplicación de las técnicas asociadas al proyecto.
Una de las fases más complejas del proyecto es la de definir los objetivos. La persona que encarga el proyecto rara vez conoce claramente los objetivos, tan solo tiene una idea general, quiere informatizar algo o gestionar algo. Este es uno de los problemas con que se encuentra el informática en las primeras fases del proyecto. El no definir los objetivos correctamente es la causa de muchos de los problemas que se presentan durante el cielo de desarrollo del proyecto:
El cliente puede no quedar satisfecho con el producto final, ya que es posible que no haya definido correctamente lo que quiere.
El cliente puede introducir objetivos o restricciones durante la ejecución del proyecto que afecten de manera sustancial al mismo.
La no concreción o ambigüedad de los objetivos puede provocar que nadie se responsabilice de los fallos, ya que gran parte del proyecto habrá sido dejado al criterio del programador, en vez de ser este únicamente el técnico que permita obtener los objetivos impuestos por el cliente.
Los objetivos debe fijarlos pues quien encarga el proyecto, y se ha de conseguir que estos sean claros, definidos, concretos y no ambiguos.
Es el conjunto de operaciones limitadas en el tiempo, de las cuales resulta un producto final (Metas Presupuestarias), que concurre a la expansión de la acción de Gobierno. Representa la creación, ampliación y/o modernización de la producción de los bienes y servicios, implicando la variación sustancial o el cambio de procesos y/o tecnología utilizada por la Entidad. Luego de su culminación, generalmente se integra o da origen a una Actividad.
Aunque los aspectos puramente materiales y técnicos de diseñar son esenciales, es necesario considerar el componente no-técnico que igualmente influye en la viabilidad del proyecto. En realidad, cuando un problema no presenta aspectos como la legalidad, belleza, economía, etc., o bien factores de carácter político, social, ético, el problema no es de ingeniería sino que más bien se está ante un problema de tipo exclusivamente técnico.
LINK: https://www.monografias.com/trabajos39/proyecto-informatico/proyecto-informatico.shtml
VIDEO:
PROYECTOS EMPRESARIALES : Cuando una persona decide emprender una actividad empresarial, lo primero que debe hacer es plasmar su idea en un proyecto.
El proyecto tiene que tener en cuenta los siguientes aspectos:
Mercado. Antes de abordar un proyecto es necesario realizar un análisis del mercado con objetividad y realismo tratando de responder, entre otras, a las siguientes preguntas:
El proyecto: ¿se encuadra dentro de un mercado en crecimiento?
¿Pertenece a un sector innovador?
¿Sabe si existe mucha competencia en el mercado al que se va a enfrentar?
Problemática administrativa. Otro elemento a tener en cuenta consiste en identificar aspectos administrativos como:
Contratos de trabajo, convenios, seguridad social …
Permisos, impuestos, licencias municipales …
Seguros
Financiación. Generalmente es el primer obstáculo para comenzar un proyecto empresarial, y por lo tanto constituye un punto vital:
¿Se dispone de recursos propios suficientes?
¿Es necesario acudir a otras fuentes de financiación como créditos o préstamos?
¿Existen medidas de apoyo de las administraciones públicas, a las que se pueda acoger el proyecto?
Más información en la sección de "Financiación para el emprendedor y la PYME"
Plan de empresa. Es un documento que identifica, describe y analiza una oportunidad de negocio, examina la viabilidad técnica, económica y financiera de la misma, y desarrolla todos los procedimientos y estrategias necesarias para convertir la citada oportunidad de negocio en un proyecto empresarial concreto. Es una herramienta imprescindible cuando se quiere poner en marcha un proyecto empresarial, sea cual fuere la experiencia profesional del promotor o promotores y la dimensión del proyecto.
El plan de empresa tiene que tener en cuenta los siguientes apartados:
Datos básicos del proyecto
Promotores del proyecto
Descripción de los productos / servicios
Plan de producción
Análisis de mercado
Plan de marketing
Organización y personal
Plan de inversiones
Previsión de cuentas de resultados
Financiación
La Dirección General de Industria y de la PYME, pone a disposición de los usuarios una herramienta interactiva y gratuita para realizar un Plan de Empresa Nueva ventana.
Elección de la forma jurídica. Factores a tener en cuenta:
Número de socios
Capital social
Responsabilidad frente a terceros
Requisitos de constitución
Obligaciones fiscales
La Dirección General de Industria y de la PYME, pone a disposición de los usuarios una herramienta gratuita para facilitarle la elección de la forma jurídica.
LINK: https://portal.circe.es/es-ES/emprendedor/CrearEmpresa/Paginas/CrearEmpresaProyectoEmpresarial.aspx
VIDEO:
PROYECTOS INTERNOS Los proyectos internos deberían ser gestionados igual que los proyectos externos en los que se suele tener un contrato y un cliente definido. A veces sucede que los proyectos internos se utilizan para "entretener al personal" sobretodo en épocas de poca carga de trabajo, pero no por ello debemos caer en el error de verlos como un pasatiempo, debemos aprovechar para que el resultado de estos proyectos aporte a la organización una ventaja competitiva, para ello debemos tener en cuenta:
El proyecto interno no es capricho del "jefe", seguro que encaja en alguna línea del plan estratégico de la organización
Los plazos se deben cumplir al igual que otros proyectos
Si el alcance no está claro o bien definido, es labor del jefe de proyecto dejarlo bien definido
No por ser interno tiene menos importancia
Muchas organizaciones en epocas de poco trabajo como la actual aprovechan sus recursos para emprender proyectos internos y es habitual que si la carga de trabajo aumenta estos poryectos se paralizen, por esto es importante definirlos en fases cortas que generen entregables útiles y valiosos a la organización. ¿Estás liderando algún proyecto interno?, ¿qué diferencias encuentras con uno externo?
LINK: https://www.gedpro.com/Comunidad/Blogs/tabid/69/EntryId/172/Gestionando-proyectos-internos.aspx
VIDEO:
3) PARTES QUE CONSTITUYEN UN PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
1.- Carátula o portada (Título de la investigación):
Debe incluir institución que avale el proyecto, título de la investigación (redactarse de forma sugerente y breve) y responsable del proyecto (nombre de los investigadores y del asesor si hubo).
2.- Planteamiento del problema:
Deberán anotarse aquellos elementos que se relacionan con el problema, se deberán explicar solo los elementos o variables que incidan sobre el objeto de estudio. Plantear el problema, significará descomponer éste en partes, de tal forma que se explique la complejidad del mismo. Es decir, con que elementos está relacionado el problema. Plantear el problema significa problematizar acerca del mismo.
3.- Delimitación del tema y/o problema:
Se debe especificar con precisión y claridad qué es lo que exactamente se va a estudiar. La delimitación se formulará en base a los siguientes criterios: relacionados con el problema, relacionados con la sustentación teórica disciplinaria, relacionados con el tiempo, relacionados con el espacio, relacionados con los sujetos informantes.
4.- Justificación de la investigación:
Deberá especificar los siguientes elementos: en que estriba la pertinencia del estudio, cuál es su importancia, a qué problemática social responde, quiénes podrán beneficiarse con el estudio, qué se pretende lograr, qué aspectos son analizados y cuáles quedan fuera, cuáles son los alcances y las limitaciones del estudio, cuál fue el motivo por el cual el investigador decidió abordar esta temática, dentro del contexto a qué problema responde.
5.- Objetivos de la investigación:
Expresan propósitos generales y también de orden particular o específico. Deben estar totalmente relacionados con el problema de investigación y hacer alusión a lo que se pretende lograr con el estudio del mismo.
6.- Antecedentes de la investigación: Es importante que se expliciten estudios que existan en torno a nuestro objeto de estudio. Se debe indagar con el propósito de analizar, definir y reorientar el objeto de estudio si es necesario.
7.- Marco teórico y/o conceptual:
Aquí se señala los sustentos disciplinarios, teóricos, conceptuales y categoriales que orientaran el trabajo. Se trata de explicitar qué teorías, que información bibliográfica, con qué autores se realizará la investigación. Es importante hacer una revisión exhaustiva de bibliografía sobre el tema y contrastar la información con datos empíricos.
8.- Metodología de la investigación:
Se debe resolver el cómo, para lo cual hay que conocer los tipos de investigación, las diferentes corrientes metodológicas. De acuerdo a la naturaleza del problema se seleccionará la metodología (etnográfica, casuística, documental, de campo, experimental, participativa, cualitativa u otra). Es decir definir una estrategia metodológica pertinente y adecuada al tipo de objeto de estudio que se intenta trabajar.
9.- Cronograma de actividades:
Tiene como propósito delimitar los tiempos de trabajo. Las investigaciones se clasifican por su duración, en: largo (dos años o más), mediano (un año) y corto plazo(seis meses). Se recomiende que el cronograma se estructure lo más esquemáticamente para visualizar rápidamente cómo vamos en el tiempo.
10.- Bibliografía consultada:
Incluir fuentes actuales que tengan relación con el tema y considerar fuentes de apoyo metodológico. Buscar información en diferentes fuentes: libros, revistas, periódicos, archivos públicos y privados, películas, museos, edificios, pinturas, videos, etc. Las fichas bibliográficas deberán incluirse en orden alfabético y patrón técnico homogéneo.
4 Pablo Escobar
(Pablo Emilio Escobar Gaviria; Rionegro, Antioquía, 1949 - Medellín, 1993) Narcotraficante colombiano. A la violencia endémica que la sociedad colombiana venía padeciendo con los enfrentamientos entre las diversas guerrillas revolucionarias y el ejército y los grupos paramilitares, hubo que sumar, desde la década de 1980, el espectacular auge de los cárteles del narcotráfico, organizaciones criminales centradas en el tráfico de drogas que amasaron desorbitadas fortunas y que, en su afán hegemónico, llegaron a desatar la guerra contra el mismo Estado. El jefe del Cártel de Medellín, Pablo Escobar, fue la figura icónica de este periodo.
Biografía
Hijo de un administrador de fincas y de una maestra rural, Pablo Escobar trabajó desde su niñez en diversos oficios, lavando coches o ayudando en los mercados; también fue criador de vacas, para pasar luego a matón a sueldo y ladrón de coches. Su carrera delictiva se inició con la compra de objetos robados y el contrabando a pequeña escala, hasta que se introdujo en el tráfico de marihuana y, finalmente, en el de cocaína.
Pablo Escobar
En 1974 emprendió la creación de un negocio de producción y distribución de cocaína que iría creciendo con el tiempo hasta convertirse en una vasta organización delictiva dedicada principalmente al tráfico de drogas: el Cártel de Medellín. Con Pablo Escobar como jefe, el grupo inició sus actividades hacia 1976, año en que Escobar fue detenido con diecinueve kilos de cocaína, aunque su caso fue sobreseído. La organización prosperó rápidamente y, a principios de los años 80, Pablo Escobar era ya dueño de una considerable fortuna.
Contra lo que cabría esperar de un capo dedicado a actividades ilícitas, Escobar rehusó permanecer en el anonimato, y, arrogándose el papel de hombre del pueblo, financió planes de desarrollo para los suburbios de Medellín: así, levantó un barrio para desheredados llamado Medellín sin Tugurios o el barrio de Pablo Escobar, un conjunto de 780 viviendas unifamiliares que construyó con destino a la gente necesitada. Ello le permitió obtener los votos que le convirtieron en teniente de alcalde del Ayuntamiento de Medellín.
El narcotráfico, que en su afán de adquirir poder y capacidad de manipulación había en más de una ocasión aportado dinero para las campañas parlamentarias y presidenciales, intentaba ahora penetrar en el corazón de la sociedad colombiana involucrándose directamente en la política. Pablo Escobar había formado un grupo político llamado Civismo en Marcha, adscrito a la formación Nuevo Liberalismo, y en 1982 logró ser elegido diputado suplente del parlamentario antioqueño Jairo Ortega en el Congreso de la República. No fue el de Escobar un episodio aislado: otro reconocido narcotraficante, Carlos Lehder Rivas, había creado otro movimiento similar al de Escobar, el Movimiento Latino Nacional.
Pero la coalición Nuevo Liberalismo estaba liderada por un político honesto, Luis Carlos Galán, quien, al tener noticia de las actividades criminales de Escobar, denunciadas por el rotativo El Espectador, lo expulsó de su movimiento. Ello puso fin a la carrera política de Escobar, aunque todavía promovió una serie de campañas cívicas y obras sociales con ayuda de los sacerdotes Elías Loperas Cárdenas y Hernán Cuartas. En 1983 volvió la clandestinidad, y durante mucho tiempo lograría salir airoso del asedio periódico de las autoridades colombianas y de agencias internacionales como la Interpol y la DEA.
Desde ese momento Luis Carlos Galán se convirtió en el gran enemigo de los narcotraficantes, quienes iniciaron una incesante persecución contra él y contra su movimiento, bajo las instrucciones del propio Escobar y de Gonzalo Rodríguez Gacha. La clase política, que hasta entonces no había puesto reparo al usufructo de los dineros del narcotráfico, se sintió o fingió sentirse ofendida y amenazada ante el auge de Escobar y demás miembros de los cárteles de la droga. El gobierno de Belisario Betancur (1982-1986) había iniciado en 1983 una reforma tributaria con la cual se quiso ofrecer una legislación que daba la posibilidad de incorporar los llamados dineros "calientes" a la economía del país; se había discutido entonces la posibilidad de legalizar la droga y sus principales protagonistas. Todo ello quedó puesto en entredicho.
La guerra de los extraditables
Pero quien más protestó ante una eventual incorporación de los narcotraficantes a la vida política del país fue Estados Unidos, principal consumidor de la droga que exportaba Escobar; el gobierno norteamericano comenzó a ejercer fuertes presiones en la política colombiana a través de la DEA (Administración para el Control de Drogas), oficina dependiente del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos dedicada a la persecución y control del narcotráfico.
El embajador norteamericano en Colombia, Lewis Tamb, fue el encargado de rechazar cualquier acercamiento con los narcos y pidió de manera formal su extradición como medida coercitiva, vinculando ya entonces al narcotráfico con la guerrilla. Se dio un gran debate a favor y en contra de la extradición; los narcos, en cabeza de Pablo Escobar, acuñaron una frase famosa: "Preferimos una tumba en Colombia que una celda en Estados Unidos".
Pablo Escobar con su esposa, Victoria
Henao, y su hijo Juan Pablo
El presidente Betancur y el procurador Carlos Jiménez Gómez se manifestaron en contra de la extradición de nacionales a Estados Unidos, pero un hecho vino a cambiar la situación: el 30 de abril de 1984 el ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, partidario de la extradición y miembro del Nuevo Liberalismo, fue asesinado por la mafia. El gobierno Betancur declaró la guerra al narcotráfico, y muy especialmente al Cártel de Medellín, que desencadenó como respuesta una ola de asesinatos en la que caerían líderes populares y agrarios, diputados y senadores, periodistas y jueces, candidatos a la presidencia y muchos otros personajes de la vida nacional.
Entretanto, al frente del Cártel de Medellín, Pablo Escobar había llegado prácticamente a monopolizar el tráfico de droga colombiano, controlando buena parte de las rutas marítimas que unen el país sudamericano con Estados Unidos. Su auténtico imperio empresarial basado en la cocaína lo había convertido en uno de los hombres más ricos del mundo. La situación no mejoró bajo la presidencia de Virgilio Barco (1986-1990): seguía pesando la amenaza de extradición sobre Pablo Escobar y otros jefes mafiosos, que empezaron a ser llamados los extraditables y siguieron llenando de cadáveres el país, convirtiendo la acción criminal en un mecanismo de extorsión y presión contra el Estado.
El Cártel de Medellín sembró el pánico colocando coches bomba en las principales ciudades para obligar al gobierno a abolir la extradición de colombianos a Estados Unidos. Sus sicarios protagonizaron multitud de atentados y asesinatos, algunos de ellos masivos, que conmovieron a la opinión pública mundial. En 1989, en un atentado contra la sede del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), perdieron la vida alrededor de setenta personas. El director del incorruptible diarioEl Espectador, Guillermo Cano, fue asesinado en 1986. La misma suerte corrieron tres de los candidatos a los comicios presidenciales de 1990: el citado Luis Carlos Galán en 1989, y, un año después, Carlos Pizarro Leongómez, líder del M-19, y Bernardo Jaramillo Ossa, líder de la Unión Patriótica.
La Catedral
Finalmente, durante la presidencia de César Gaviria (1990-1994) se aprobó la Constitución de 1991, en la que quedaba prohibida la extradición de ciudadanos colombianos. La inclusión de esta norma, que molestó a los Estados Unidos, suponía una garantía de máximo nivel jurídico, y dio pie para que Pablo Escobar y otros miembros del Cártel de Medellín, como los hermanos Ochoa, decidieran entregarse a la justicia colombiana.
En unas negociaciones previas, sin embargo, se habían acordado condiciones bastante favorables para Escobar: no ingresaría en una cárcel corriente junto a otros delincuentes, sino en una nueva que el propio Escobar construyó con su dinero en unos terrenos de su propiedad cerca de la ciudad de Envigado. Bautizada como La Catedral, esta "cárcel" dotada de todos los lujos imaginables no albergaba más reos que el propio Escobar y sus lugartenientes y colaboradores. Desde allí siguió manejando su lucrativa organización, bajo la protección de sus guardaespaldas en el interior y de los cuerpos de seguridad colombianos en el exterior.
Este escándalo generó una airada reacción en los Estados Unidos, y corrió el rumor de que comandos estadounidenses asaltarían La Catedral y se llevarían al capo. Aduciendo que la falta de seguridad y el influjo de los intereses norteamericanos ponía en peligro su vida, y que las garantías que le había ofrecido el gobierno eran insuficientes, Pablo Escobar decidió, después de trece meses de reclusión, abandonar la prisión, cosa que hizo sin demasiadas dificultades el 22 de julio de 1992. Volvió a la clandestinidad y la ola de secuestros, terrorismo y acciones extremistas se agudizó.
Pero esta nueva etapa también afectó a la familia del jefe del narcotráfico, ya que fue objeto de las acciones violentas del autodenominado grupo de Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar), que iniciaron una campaña de ataques contra las propiedades, familiares, abogados y asociados del delincuente. En esta oleada de atentados cayeron varios de sus hombres de confianza y la familia Escobar inició una diáspora en la que se intentó encontrar una nación que quisiera recibirles como refugiados políticos.
Escobar tras ser abatido por la policía
El gobierno de César Gaviria, mientras tanto, ofrecía jugosas recompensas por cualquier dato acerca de su paradero. Durante más de un año logró eludir su captura, hasta que finalmente el 2 de diciembre de 1993, cuando acababa de cumplir 44 años, fue abatido a tiros por quince policías del Bloque de Búsqueda (grupo especialmente constituido para su captura) en el tejado de su casa del barrio de América, en Medellín, tras ser localizado al hacer unas llamadas a su familia. Estaba casado con María Victoria Henao, que le había dado dos hijos: Juan Pablo y Manuela.
Se cerraba así uno de los episodios más significativos de la historia colombiana de la segunda mitad del siglo XX. La caída de Pablo Escobar conllevó el desmantelamiento de toda su organización, pero fue aprovechada por el Cártel de Cali (más moderno, discreto e influyente en círculos políticos y financieros del país) para hacerse con el control del narcotráfico en Colombia. La infiltración en la política continuó: en los comicios presidenciales de junio de 1994, los dos candidatos, Ernesto Samper y Andrés Pastrana, fueron acusados de haber recibido financiación del Cártel de Cali. Resultó elegido Ernesto Samper (1994-1998), quien, con ayuda estadounidense, dio un golpe definitivo al Cártel de Cali al lograr detener en 1995 a su máximo dirigente, Gilberto Rodríguez Orejuela.
Tal golpe no supuso, por supuesto, el fin del narcotráfico en Colombia, pero sí el de la época de los grandes cárteles: a partir de entonces, ninguna gran organización llegó a copar la mayor parte del mercado ni a desafiar abiertamente a las autoridades hasta el punto de desestabilizar el país. El negocio, según los expertos, se atomizó y especializó, y sus líderes de más peso, cuando los hubo, fueron menos poderosos y permanecieron en un discreto segundo plano. Este cambio contribuyó a convertir a Pablo Escobar en el singular emblema de un momento histórico único, y, junto a la natural fascinación humana por la libérrima épica del mal, explica la atracción que sigue despertando su figura, que ha sido desde entonces objeto de libros, documentales, películas y series de televisión.
Las autoridades lo vinculan al asesinato de más de 10 000 personas; su principal sicario y brazo derecho, John Jairo Velásquez Vásquez, aliasPopeye, lo vincula a más de 5500.5 En medio de la sangrienta guerra que enfrentó contra el Estado desde 1984, su organización fue la responsable de innumerables actos de terrorismo, entre ellos, la colocación de más de 250 bombas y varias decenas de masacres que dejaron un saldo de 1142 civiles muertos, sin contar las miles de víctimas colaterales fruto del fuego cruzado con las autoridades en Antioquia y Medellín. Fue responsable del asesinato de 657 policías entre 1989 y 1993,[cita requerida] y de un feroz enfrentamiento con el Cartel de Cali, los paramilitares del Magdalena Medio y finalmente con Los Pepes.
Organizó y financió una extensa red de sicarios y con sus actos terroristasmediante el empleo de coches bomba en las principales ciudades, desestabilizó Colombia y se convirtió en el criminal más buscado del mundo a comienzos de los años 1990.6 7 Tras fugarse de la cárcel, en julio de 1992, el gobierno de Colombia destinó unos cuatro mil efectivos e ingentes recursos para conformar el denominado Bloque de búsqueda y recapturarlo. Tras diecisiete meses de intenso rastreo por parte del mencionado bloque, que contaba con el respaldo incondicional de grupos de inteligencia norteamericanos, además de la presunta asistencia del grupo denominado Los Pepes, fue localizado en un barrio de Medellín y abatido en un tiroteo.Con el comercio de cocaína amasó la fortuna más grande de su país y una de las más grandes del mundo.8 Apodado «El Patrón», su fortuna estaba estimada entre los 9000 y 15 000 millones de dólares, aunque según varias investigaciones y los reportes de la prensa especializada, el tráfico de drogas le reportó beneficios por 25 000 millones de dólares Fue el tercero de un hogar de siete hijos, sus padres fueron Abel de Jesús Escobar Echeverri, campesino agricultor, y Hermilda de los Dolores Gaviria Berrío, maestra de escuela. Sus hermanos en orden de nacimiento fueron: Roberto de Jesús, alias El Osito, Gloria Inés, Argemiro, Alba Marina, Luz María y Luis Fernando (el menor, nacido en 1958 y asesinado a los 19 años en 1977). Su abuelo materno, Roberto Gaviria Cobaleda, ya le había precedido en actividades ilegales, ya que fue un renombrado contrabandista de Whisky en épocas en que éste era ilegal (principios del siglo XX). El mencionado Roberto Gaviria fue también el abuelo del abogado y político colombiano José Obdulio Gaviria, ex asesor presidencial deÁlvaro Uribe Vélez. 13 En una entrevista concedida a la televisión nacional del entonces (años 80), Pablo Escobar manifestaba sobre sus orígenes lo siguiente: « Pues mi familia no tuvo unos recursos económicos importantes y vivimos dificultades como las que vive la mayoría del pueblo colombiano, entonces no somos ajenos a esos problemas, los conocemos profundamente y los entendemos.» Sin embargo, varios de sus antepasados, así como de sus familiares más inmediatos se destacaron como políticos, empresarios, ganaderos y figuras de la élite antioqueña,14 por lo cual sus presuntos "orígenes populares", que han sido erróneamente difundidos, no corresponderían a la realidad. Entre su extensa parentela podemos mencionar a Isabel Gaviria Duque, Primera Dama de la Nación de 1910-1914, esposa de Carlos E. Restrepo quien fue presidente de Colombia durante ese período. Su padrino de bautismo fue el reconocido diplomático e intelectual colombiano Joaquín Vallejo Arbeláez. En la parroquia de Rionegro reposa su partida que dice: En la parroquia de San Nicolás de Rionegro, a cuatro de diciembre de mil novecientos cuarenta y nueve, el Pbro. Juan M. Gómez, bautizó a un niño que nació el dos del presente, a quien puso el nombre de PABLO EMILIO, hijo legítimo de Abel de Jesús Escobar y Hermilda Gaviria, vecinos de ésta parroquia. Abuelos paternos: Pablo Emilio Escobar y Sara María Echeverri. Abuelos maternos: Roberto Gaviria e Inés Berrío. Padrinos: Joaquín Vallejo y Nelly Mejía de Vallejo, a quienes se advirtió el parentesco espiritual y sus obligaciones. Doy fe. Agustín Gómez. Cura. NOTA MARGINAL DE CONFIRMACIÓN. Confirmado en la Basílica Menor por el Excmo. Sr. Alfonso Uribe Jaramillo, el veintiuno de octubre de mil novecientos cincuenta y dos. Padrino: Gustavo Gaviria. Doy fe. Juan M. Gómez, Pbro. NOTA MARGINAL DE MATRIMONIO. Casose en Palmira, Valle, parroquia de La Stma. Trinidad, el veintinueve de marzo de mil novecientos setenta y seis. Testigos: Alfonso Hurtado y Dolores de Vallejo. Se casó con Victoria E. Henao. Doy fe. Mons. Samuel Álvarez Botero Infancia y juventud[editar]
Según testimonio de su madre, Escobar empezó a mostrar perspicacia y astucia ya en la escuela primaria; y en los inicios la secundaria, se hizo evidente otra de sus cualidades, su liderazgo en defensa de sus compañeros. Escobar y su primoGustavo Gaviria Rivero hacían pequeños negocios en el Liceo "Lucrecio Jaramillo Vélez", (Hoy Liceo de la Universidad de Antioquia) donde ambos estudiaban. El más rentable de éstos fue el intercambio de cómics. También hacían rifas, vendían exámenes, prestaban dinero a bajo interés..., de esta forma Pablo Escobar empezó a desarrollar su habilidad para los negocios y el comercio, la que, a los 18 años tenía totalmente consolidada. En 1969 terminó el bachillerato en el mencionado Liceo, entonces fue admitido para cursar estudios en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín en la que estudiaban varios de sus primos Gaviria, entre esos José Obdulio, pero finalmente optó por retirarse ya que prefirió dedicarse a sus negocios personales.
Matrimonio e hijos[editar]
Su esposa fue Victoria Eugenia Henao Vallejo, La Tata, con quien se casó cuando ésta tenía quince años en 1976. De dicha unión nacieron sus dos únicos hijos: Juan Pablo Escobar Henao el 24 de febrero de 1977 y Manuela Escobar Henao el 24 de mayo de 1984. Gloria Gaviria Flores, quien fue su prima consentida, fue la madrina de la boda junto con Carlos Fersch, el mejor amigo del Cartel del Sur. Ella manifiesta que: "Pablo mucho antes de morir me decía que quería que su hijo y el mío deberían ser los dueños del imperio, puesto que él no quería que su imperio acabara". Gloria en la actualidad vive en Bogotá y paga casa por cárcel, la patria potestad de su hijo menor la tiene su abuela, lo último que se supo del joven es que vive en Antioquia, Colombia, junto a su abuela. Los hijos del capo, Juan Pablo y Manuela Escobar Henao, después de la muerte de Escobar salieron de su país, pero fueron devueltos a su llegada a Estados Unidos, corriendo con la misma suerte en Alemania. Finalmente se instalaron en Buenos Aires, donde tuvieron varios problemas legales que después lograron resolver. Por razones de seguridad, y para alejar el estigma de tener el apellido de Escobar, sus nombres y apellidos fueron cambiados por las autoridades colombianas antes de que salieran de ese país. Así, Victoria pasó a llamarse María Isabel Santos Caballero, Juan Pablo es ahora Juan Sebastián Marroquín Santos y Manuela se llama Juana Manuela Marroquín Santos, identidades que fueron recientemente reveladas por su propia voluntad.
El 11 de diciembre de 2009, su hijo Juan Pablo presentó el documental biográfico Pecados de mi padre, en el que pide perdón a las familias víctimas de la violencia del narcotráfico.16
El 8 de noviembre de 2006, un día después de la muerte de su madre Hermilda, el cadáver de Escobar fue exhumado por orden de Nicolás Escobar, sobrino de Pablo e hijo de Roberto Escobar Gaviria, alias El Osito. Sebastián Marroquín acusó a su primo de haber vendido las imágenes de la exhumación a la televisión (éstas fueron transmitidas en directo17 ) y de lucrarse con la memoria del capo. La disputa familiar se hizo más profunda tras conocerse que Nicolás se quedó con tres dientes y un pedazo del bigote que aún quedaba en la osamenta, aunque él alega que las conservó para realizar pruebas de ADN que resolverían los reclamos de paternidad de dos supuestos hijos del narcotraficante.18
Carrera delictiva[editar]
Véase también: Cronología del Cartel de Medellín
Los comienzos de Escobar en el crimen organizado se dieron lenta pero inexorablemente y a lo largo de su carrera criminal, se sirvió de una extraña mezcla de violencia, sangre, paternalismo y filantropía para lograr sus fines.19 Mientras, por un lado, eliminaba sin piedad a sus competidores, ordenaba asesinatos, estimulaba intrigas o conspiraba contra figuras influyentes de la política o el gobierno, por el otro, regalaba sánduches a los mendigos, erigía casas para los pobres de Medellín o construía campos de fútbol para los niños de los suburbios,20 lo que le proporcionaba un fuerte apoyo popular en los barrios más pobres de la ciudad.
Escobar comenzó su carrera delictiva con pequeños timos, hurtos y trabajando para el rey del contrabando en ColombiaAlfredo Gómez López El Padrino.21 Al contrario de lo que se decía, no tuvo un negocio de bicicletas ni robó lápidas para revenderlas, ya que era profundamente creyente desde muy pequeño, al igual que su familia. Años más adelante construiría varias iglesias, campos de fútbol y reconstruiría la ciudad con los ingresos derivados del tráfico de cocaína.22 A medida que fue creciendo se involucró en el hurto de automóviles en las calles de Medellín,23 y pronto pasó a dedicarse al tráfico de marihuana hacia los Estados Unidos. Se le involucró igualmente en el secuestro y asesinato del industrial Diego Echavarría Misas en 1971,24 y del capo del narcotráfico Fabio Restrepo en 1975.25 Primero actuaba como intermediario que compraba la pasta de coca en Colombia, Bolivia y Perú,26 para posteriormente revenderla a los traficantes encargados de llevarla a Estados Unidos. En la década de 1970 se convirtió en una pieza clave del tráfico internacional de cocaína, asociado con Gonzalo Rodríguez Gacha, Carlos Lehder, Jorge Luis Ochoa y sus hermanos Fabio y Juan David, fundó y lideró el denominado Cártel de Medellín que se hizo con el control de pistas, rutas, laboratorios y monopolizó el comercio ilegal desde la producción hasta el consumo. En 1978 fue detenido por tráfico de estupefacientes pero el proceso prescribió y quedó en libertad meses después de su detención. No obstante, el proceso fue reabierto por la jueza Mariela Espinosa, quien también desistió de la investigación por amenazas contra su vida.27 Espinosa fue asesinada años después por orden de Escobar.28
Posteriormente llegaría a ser catalogado como el séptimo hombre más rico del mundo según la revista Forbes cosa que su hijo negaría años después.29 Fue dueño de una de las haciendas más extensas de Colombia, llamada Hacienda Nápoles, que se convirtió en su centro de operaciones.
Pablo Escobar estaba entre los multimillonarios del mundo por su inmensa fortuna invertida en edificios, viviendas, automóviles y haciendas.30 En la Hacienda Nápoles reunió más de 200 especies de animales exóticos para la región, como hipopótamos, jirafas, elefantes, cebras y avestruces, todos ingresados al país como fruto del soborno a las autoridades aduaneras, lo que no impidió la difusión televisiva del inmueble en un reportaje propagandístico. Era aficionado a los automóviles lujosos y, después del atentado perpetrado por sus enemigos del Cártel de Cali, se encontraron más de 40 autos deportivos en el aparcamiento del edificio Mónaco en Medellín, donde vivía parte de su familia. Es difícil calcular la totalidad de sus bienes raíces como edificios, oficinas, fincas, locales comerciales y casas, pero algunos datos hablan de más de 500 predios de su propiedad. También poseía helicópteros, motocicletas, lanchas y varias avionetas para transportar la droga a través de la difícil geografía colombiana.
De acuerdo con documentos de la DEA el Cartel de Medellín fundó en 1981 el grupo Muerte a Secuestradores (MAS) como respuesta a los secuestros y acciones guerrilleras en su contra, este grupo está relacionado también, tras la muerte de Pablo Escobar, con Carlos Castaño y su hermano Fidel conocidos comandantes paramilitares.
Actividades políticas[editar]
A fines de los años 1970 (o a principios de la década siguiente) comprendió que debía crear una "pantalla" a fin de proteger su lucrativo comercio de drogas. Comenzó a cultivar una imagen de hombre respetable, a contactarse con políticos, financieros, abogados, etc. Sin saberse con certeza de sus verdaderas intenciones, Pablo Escobar construyó muchas obras benéficas para los pobres, entre ellas 50 campos de fútbol, o un barrio entero llamado "Medellín sin tugurios", también llamado "barrio Pablo Escobar"
Impuso la ley de "plata o plomo", por la que muchos miembros del gobierno, policía y militares colombianos o aceptaban la "plata" (dinero) o les caía una lluvia de "plomo" (balazos).
Se ganó, mediante la extorsión, el apoyo que lo llevaría a ser electo como suplente al senado por el movimiento Alternativa Liberal, después de haber sido expulsado junto con Jairo Ortega Ramírez, del Nuevo Liberalismo fundado por Luis Carlos Galán. Fue invitado en 1982 a la toma de posesión de Felipe González, el tercer presidente de la España democrática, por el empresario español Enrique Sarasola, quien tenía importantes negocios en Medellín.
De esta forma, en su mejor momento logró acumular gran influencia en múltiples estamentos legales, civiles, económicos, religiosos y sociales de Medellín, de Antioquia y del país.
Pero su pantalla empezó a derrumbarse en 1983, cuando el periódico El Espectador publicó una serie de notas editoriales escritas por su director Guillermo Cano Isaza que revelaban lo que realmente se ocultaba detrás de Pablo Escobar. El Congreso, que en un principio mostró una actitud vacilante, suprimió su inmunidad parlamentaria, y se abrió el camino para que las autoridades empezaran a perseguirlo. Por su parte el Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla lideró igualmente una investigación contra Escobar al comprobarse la presencia de dinero de dudosa procedencia en la política y en los equipos de fútbol nacionales.
La guerra del narcoterrorismo[editar]
Artículos principales: Guerra contra el narcotráfico en Colombia y Conflicto armado en Colombia.
Las investigaciones de Rodrigo Lara Bonilla aliado con el coronel de la policía Jaime Ramírez Gómez conllevan a demostrar la completa vinculación de Escobar en el narcotrafico cuando el capo le había dado al ministro un ultimátum de demostrar sus acusaciones o en su defecto lo acusaría de calumnia y difamación. Escobar junto con Ortega atacan al ministro mostrando un cheque (al parecer falso) del narcotraficante Evaristo Porras financiando la campaña de Lara al senado pero el ministro niega tal vínculo y logra desacreditar a Escobar mostrando públicamente un documental del canal estadounidense ABC sobre el capo mientras que Ramírez encabezaba un operativo que desmanteló Tranquilandia, un gigantesco complejo de laboratorios para el proceso de cocaína perteneciente al Cartel ubicado en cercanías al rio Yarí en la entonces comisaría del Guaviare. Por tanto, Escobar pierde su escaño y su visa a Estados Unidos es cancelada y públicamente Escobar renuncia a la política.
El 30 de abril de 1984 Lara es asesinado por órdenes de Escobar dando inicio a un período que ha pasado a la historia como el "narcoterrorismo". Tras dicho hecho el presidente Belisario Betancur antes opuesto a la extradición de colombianos decide autorizarla desencadenando una cadena de operativos por parte de la policía para capturar a los miembros del Cartel de Medellín. Con este marco legal del Estatuto de Estupefacientes, Betancur inició la primera gran guerra contra el narcotráfico; se dispone del embargo y del secuestro de bienes y del aumento de penas y multas para delitos asociados al tráfico de drogas, pasando éstos al conocimiento de la Justicia Penal Militar. Los principales cabecillas del Cartel debieron refugiarse en Panamá e intentaron en mayo de 1984 en medio de los llamados Diálogos de Panamá con el ex presidenteAlfonso López Michelsen en un último intento de acercamiento al Estado. Su fracaso se debió a que los diálogos se habían filtrado a la prensa. Meses después regresarían clandestinamente al país y la guerra total sería cuestión de tiempo.31
Un año después del asesinato de Lara Bonilla, pese a los anuncios del gobierno de combatirlos, los narcotraficantes del cartel de Medellín renombrados ahora como Los Extraditables, permanecían impunes expandiendo su aparato criminal por amplias zonas del país y abriendo nuevas rutas de tráfico de cocaína por Nicaragua y Cuba. Todo ello en connivencia con algunos sectores de la fuerza pública, comprados a base de dinero y terror.
En noviembre de 1984 Los Extraditables hicieron estallar un carro-bomba frente a la embajada norteamericana en la capital colombiana matando a una persona y en junio de 1985 ordenaron la muerte del juez Tulio Manuel Castro Gil, encargado de investigar el crimen de Lara Bonilla. Escobar, ambiguo en sus relaciones con la guerrilla, luego del episodio del MAS, se acercó al M-19 por intermedio del comandante Iván Marino Ospina y de algún modo se cree que estuvo al tanto de loshechos que se iban a desarrollar en el Palacio de Justicia ofreciendo apoyo económico para la operación; si bien los hechos no están dilucidados del todo. En cualquier caso las relaciones fueron bastante cercanas y motivaron cierto alejamiento de la cúpula del M-19 con Ospina y la operación en el Palacio de Justicia fue autorizada por su sucesor Alvaro Fayad.
La campaña de terror continua contra sus enemigos en el Gobierno y los que apoyaran el tratado de extradición, hecho efectivo en enero de 1985 con el envío de los primeros capturados a Estados Unidos por medio del recién posesionado Ministro de Justicia Enrique Parejo González en reemplazo del asesinado Lara, y todos los que denunciaran sus negocios y redes mafiosas: “los Extraditables” asesinaron en febrero de 1986 en Baton Rouge (Florida) al piloto y testigo ante la justicia norteamericana Barry Seal, en julio al magistrado Hernando Baquero Borda, ponente del Tratado de Extradición en 1980, y al periodista de El Espectador Roberto Camacho Prada, y el 18 de agosto ya posesionado el nuevo presidente de Colombia Virgilio Barco, al Capitán de la policía anti-narcóticos Luis Alfredo Macana. Además, demostrarían su poder de corrupción cuando evitaron que Jorge Luis Ochoa y Gilberto Rodríguez Orejuela capturados en España y ambos reconocidos narcotraficantes, fueran extraditados a EE.UU y más bien fueran deportados a Colombia donde pagaron irrisorias penas de cárcel. Hasta ese momento los principales grupos exportadores de droga del país mantenían generalmente buenas relaciones entre si, aunque la atención de las autoridades se centraba esencialmente sobre los violentos cabecillas de Medellín, que controlaban hasta un 90% del lucrativo negocio. Y a pesar de que los jefes de Cali optaron principalmente por la corrupción y por la infiltración dentro de las instituciones como medio de lidiar con el Estado, en septiembre de 1986 ordenaron el crimen del periodista del Diario Occidente Raúl Echavarría Barrientos.31
Guerra de carteles[editar]
Luego del ascenso a la presidencia de Barco Vargas, las muertes a manos de sicarios motorizados del juez Gustavo Zuluaga Serna, encargado de investigar la muerte de dos agentes del DAS que en 1978 habían arrestado a Escobar por posesión y trafico de estupefacientes, en octubre de 1986, del coronel de la policía anti-narcóticos Jaime Ramírez Gómez un mes después y sobre todo del Director del diario El Espectador Guillermo Cano el 17 de diciembre, más el atentado que sufrió en Budapest (Hungría), el ex ministro de justicia y ahora embajador de Colombia en ese país Parejo González en enero del 87.
Se cree que Escobar fue quien provocó la captura y extradición a los EE.UU de Lehder el 4 de febrero de 1987, Escobar y el resto de la cúpula teniendo conciencia del peligro que la extradición representaba a sus intereses y decididos a combatirla, robustecieron su aparato militar y económico, y se dieron a la tarea de recaudar entre todos los narcotraficantes cuantiosos recursos, incluso entre los que no hacían parte de su grupo, para poder financiar el previsible escalamiento de violencia. Las tensiones creadas y la ambición de Escobar por dominar la situación motivaron una primera purga dentro de la organización (entre ellos Pablo Correa Arroyave) y el secuestro de varios traficantes del Valle, todo ello a través de un fallido intercambio de favores entre Escobar y Gilberto Rodriguez. Tras la negativa de Rodriguez a entregar a 'Piña', uno de sus hombres, Escobar ordena el secuestro de 'Piña' y su asesinato a manos del 'negro Pabón', uno de sus lugartenientes. Dicho asesinato y el temor de los hermanos Rodríguez Orejuela, de Helmer “Pacho” Herrera y de José Santacruz Londoño de ser las próximas víctimas, motivó el rompimiento entre ambos carteles. La captura en noviembre de 1987 de Jorge Luis Ochoa en Buga (Valle), fue vista como producto de una delación de los traficantes de Cali.
Su posible extradición reactivó la ofensiva contra el estado. Pocos días después el político y candidato a la alcaldía de Medellín Juan Gómez Martínez, se salvó de un intento de secuestro reivindicado por Los Extraditables. Y si bien Ochoa fue liberado impunemente amparado en el derecho de Habeas Corpus un mes después, la confrontación no se detuvo. El gobierno humillado públicamente, profirió órdenes de extradición contra los principales miembros de la organización en los primeros días de enero, y "Pacho" Herrera atacó a Escobar en su propio hogar al dinamitar el Edificio Mónaco, donde vivía su familia, el 13 del mismo mes en consecuencia de un atentado en que Herrera fue blanco aunque saliendo herido. La respuesta llegó en la forma de una sangrienta guerra de sicarios entre ambos carteles y con el estallido de numerosos petardos en las Droguerías La Rebaja, propiedad de los Rodríguez Orejuela.
Contra el Estado a su vez, respondió con secuestros, primero al aspirante a la alcaldía de Bogotá Andrés Pastrana Arangoel 16 de enero, y después al Procurador General de la Nación, Carlos Mauro Hoyos, el 25 siguiente, en el momento que este se dirigía al aeropuerto de Rionegro (Antioquia). El posterior rescate, el mismo día, de Pastrana, dictaminó la muerte del jefe del Ministerio Público, ultimado a balazos por 'Popeye' y cuyo plan previo era mantener a ambos secuestrados en un mismo lugar. En marzo varios cientos de uniformados cayeron sobre la finca El Bizcocho propiedad de Escobar, pero este logro romper astutamente el cerco y escapó.31
Ofensiva de 1989 y negociaciones[editar]
A partir de julio de 1988, el secretario general de la Presidencia, Germán Montoya había entrado en conversaciones con los líderes de Los Extraditables. Subsecuentes declaraciones del gobierno fueron interpretadas por los narcotraficantes como una invitación al diálogo, por lo que el 15 de septiembre siguiente, estos respondieron con una carta a la administración Barco, e hicieron llegar a Montoya un proyecto de ley de indulto y un plan de desmovilización. Sin embargo, ante la intransigencia de los EE.UU, renuente a la posibilidad de dialogar con los narcos, se dilataron las conversaciones y al final se las presentó como iniciativa personal del intermediario, desligando al primer mandatario de ellas.
Como una reacción a este diálogo sin resultados, el cartel cabeza de Escobar y Rodríguez Gacha, inicio una cadena de crímenes de jueces, de funcionarios del gobierno y de personajes de la vida pública. En marzo del 89 Los Extraditables mataron a Héctor Giraldo Gálvez apoderado del caso Lara en reemplazo de Castro Gil, y dos meses después dinamitaron la sede de la televisora Mundo Visión. Tras el intento de asesinato contra el jefe del DAS, General Miguel Maza Márquez el 30 de mayo en Bogotá, utilizando una poderosa carga explosiva que liquidó a 7, el terrorismo se enseñoreó del país. El 4 de julio en Medellín, en un atentado dirigido al coronel Valdemar Franklin Quintero, murió el Gobernador de Antioquia,Antonio Roldan Betancur junto a 5 de sus acompañantes. Finalizando julio, el 28, la víctima fue la jueza María Helena Díaz, sustituta de Espinoza, y sus 2 escoltas ultimados por sicarios.
El 16 de agosto cayó el magistrado del tribunal superior de Cundinamarca, Carlos Ernesto Valencia, y el 18 en la capital antioqueña el coronel Quintero, acribillado a traición con decenas de impactos de bala. Aunque la noticia del crimen ocurrido en las horas de la mañana fue opacada, cuando en la noche durante un mitin político en Soacha, varias decenas de pistoleros al servicio de Rodríguez Gacha se infiltraron en la manifestación y dieron muerte al precandidato presidencial por el partido liberal, Luis Carlos Galán, enemigo acérrimo de los narcotraficantes y partidario de permitir la extradición de los narcotraficantes a Estados Unidos, era el más opcionado para alcanzar la primera magistratura de la nación. Herido de muerte por Jaime Eduardo Rueda Rocha, fallece horas después a causa de una fuerte hemorragia. En este asesinato también se involucra a Alberto Santofimio Botero como coautor intelectual del hecho.31 32
Como consecuencia del asesinato de Galán, los diálogos se interrumpieron del todo y el presidente declaró la guerra al narcotráfico de la misma manera que lo había hecho Betancur 5 años atrás. Con el decreto 1830 del 19 de agosto, Barco estableció la extradición por vía administrativa, sin contar con el fallo de la corte suprema de justicia; con el Decreto 1863 autorizó a los jueces militares a practicar registros donde se presumía o existían indicios de personas u objetos relacionados con algún delito; con el Decreto 1856 ordenó la confiscación de los bienes muebles e inmuebles de los narcotraficantes; y con el 1859 autorizó la detención en condiciones de absoluta incomunicación y por un tiempo que excedía las normas constitucionales, de personas de las que se tuvieran graves indicios de haber cometido delitos contra la existencia y seguridad del Estado. Además se dispuso la creación del Grupo Élite con 500 hombres, esencialmente dirigido a cazar a los cabecillas terroristas y lo puso al mando del Coronel Hugo Martínez Poveda. En los días posteriores el Ejército y la Policía llevaron a cabo más de 450 allanamientos en todo el territorio nacional y detuvieron a cerca de 13.000 personas acusadas de estar vinculadas al narcotráfico.
El 23 de agosto Los Extraditables respondieron al gobierno en una carta a la opinión pública, asumiendo el reto de la guerra total. Con 3000 sicarios en armas, el asocio del paramilitarismo y el respaldo de una porción importante de la población bajo su dominio, a lo que se sumaba el músculo financiero que le daba el control de al menos un 90% del tráfico de cocaína hacia el exterior, el Cartel de Medellín se enfrentó al Estado colombiano a base de bombazos y asesinatos selectivos. El terrorismo se convirtió en una verdadera pesadilla diaria, se multiplicó y puso en jaque como nunca antes al establecimiento: entre septiembre y diciembre de 1989 mas de 100 artefactos hicieron explosión en Bogotá, Medellín, Cali,Bucaramanga, Cartagena, Barranquilla y Pereira, contra edificios gubernamentales, instalaciones bancarias, comerciales, de servicios e infraestructura económica. En total sumando los ataques sicariales, los narcoterroristas fueron los responsables de 289 acciones bélicas en ese periodo, con un fatídico saldo de 300 víctimas mortales y más de 1500 lesionados.
El 30 de agosto una primera bomba hace explosión en Medellín, el 2 de septiembre fueron casi destruidas las instalaciones del diario El Espectador que en ese mismo día continuó su edición en horas de la tarde, el 11 es asesinado el líder liberal Pedro Peláez González, el 21 son dinamitadas 9 sedes políticas en Teusaquillo y el 26 es atacado el Hotel Hilton en Cartagena. Pese a no poder detener las continuas explosiones, las autoridades no cejaron en su esfuerzo, multiplicaron los allanamientos y capturaron a 2 grandes capos: a Eduardo Martínez y a Rafael 'el Mono' Abello, para luego extraditarlos. Como respuesta, el 16 de octubre un carro-bomba arrasó la sede del periódico Vanguardia liberal de Bucaramanga y mató a 4 personas. Ahora todo el aparato criminal de Escobar y los extraditables se enfiló contra las clases dirigentes y los círculos de poder: son ultimados por sicarios el magistrado Héctor Jiménez Rodríguez, el periodista Jorge Enrique Pulido(de quien ya había recibido amenazas) cuando se disponía a regresar a su programadora, luego de la emisión dominical del Noticiero Mundo Visión, recibiendo varios impactos de bala; los mismos que días después (el 8 de noviembre de 1989) terminarían por dar fin a su existencia y seis meses después, a su programadora. Muere también el representante a la cámara Luis Francisco Madero. A finales de octubre, 7 policías son dados de baja en la capital antioqueña, 5 de ellos en el bombazo a un bus, frente al Club de oficiales de la ciudad.
Solo tras un operativo relámpago lanzado el 23 de noviembre sobre la hacienda El Oro en Cocorna (Antioquia) en la que se hallaba Escobar y Jorge Luis Ochoa, comenzó en serio la persecución sobre el poderoso capo. Pese a que logró escapar, 2 de sus hombres murieron, uno de ellos su cuñado Fabio Henao, y 55 fueron detenidos. Al final la ofensiva, la ira de Escobar se cierne aun más y para que en represalia empezaran a recurrir a las masacres terroristas. Cuatro días después, el 27, hace estallar el vuelo 203 de Avianca33 con el fin de matar al entonces candidato César Gaviria, sucesor de Galán (quien no subió al avión por consejo de sus asesores), con un saldo de 107 muertos. Finalmente como culminación de su aleve ofensiva, el 6 de diciembre de 1989, coloca un carro bomba frente al edificio del DAS, la policía secreta colombiana, buscando acabar con su director, el general Miguel Alfredo Maza Márquez, quien salió ileso a pesar de que la edificación quedó semidestruida. El bus-bomba destruyó parcialmente la edificación y más de 200 establecimientos comerciales a su alrededor y 63 personas murieron y 500 quedaron heridas.
El gobierno Barco no pudo impedir en ningún momento los atroces actos, cada vez mas indiscriminados, pero se anotó un éxito cuando el 15 de diciembre, el segundo cabecilla del cartel de Medellín y su líder militar, Rodríguez Gacha “El Mexicano” fue ubicado por un informante en la costa norte del país, en donde se hallaba refugiándose de la persecución de las autoridades. Responsable de más de 2000 homicidios y sindicado del ataque al edificio del DAS, fue dado de baja tras una dura persecución entre los municipios de Tolú y Coveñas en Sucre, junto a su hijo Freddy Rodríguez Celades, a su principal lugarteniente Gilberto Rendón Hurtado y a 4 hombres de su cuerpo de seguridad. Atribuyéndosele a él, la mayor parte de las acciones de los últimos meses, Los Extraditables intentaron una nueva estrategia de diálogo y negociación con el Estado, queriéndolo presionar con el secuestro del hijo del secretario de presidencia, Álvaro Diego Montoya y de 2 parientes del presidente de la República. Surge entonces una propuesta del ex presidente López Michelsen, respaldada por los también ex mandatarios Julio Cesar Turbay y Misael Pastrana, por el cardenal Mario Rebollo Bravo y por el presidente de la UP Diego Montaña Cuellar, consistente en la formación de una comisión de Notables para negociar con los narcoterroristas. El 17 de enero de 1990, estos respondieron a dicha propuesta presentándose en un comunicado como aspirantes legítimos al perdón judicial y expresaron una “verdadera voluntad de negociación”. Inmediatamente después liberaron los secuestrados, entregaron un bus con una tonelada de dinamita, y uno de los mayores laboratorios de procesamiento de droga en el Choco. Como contraparte los narcos esperaban del gobierno la creación de la comisión de alto nivel que se encargaría de los procedimientos legales que permitirían su rendición. Sin embargo, esto nunca sucedió y el intento de diálogo y negociación terminó en una nueva oleada de terrorismo. Efectivamente engañados por el gobierno y frente a una fuerte ofensiva militar en Envigado, declarado zona de operaciones militares por la IV Brigada al mando del General Harold Bedoya, Los extraditables pusieron fin a la tregua el día 30 de marzo, poniendo precio a la cabeza de cada policía muerto. Medellín y su área metropolitana se vieron envueltos en una verdadera guerra urbana, tras las primeras ejecuciones de uniformados y después del ataque contra un camión del Grupo Élite, ocurrido en un puente de Itagüí el 11 de abril. Este atentado que dejó 20 muertos y 100 heridos fue el primero de los 18 que se sucedieron hasta finales de julio con un saldo de 100 víctimas fatales y 450 heridos. El 12 de mayo, víspera de la celebración del Día de la Madre hicieron explosión en 2 centros comerciales de Bogotá sendas bombas que mataron a 21 personas. El mismo día en Cali otro acto terrorista cobró la vida de 9 civiles. A fines de mes a la vez que un sicario se hacía volar frente al Hotel Intercontinental deMedellín, acabando con 6 policías y 3 transeúntes, fue acribillado el senador Federico Estrada Vélez y su conductor. La violencia se recrudece y las victimas fueron miles: en represalia por la muerte de 215 uniformados ejecutados entre abril y julio de 1990, escuadrones de la muerte sube todas las noches a las comunas y fusilan a decenas de hombres, varios de ellos menores de edad. Poco después de que el jefe militar de Escobar, John Jairo Arias Tascon “Pinina”, fuera dado de baja el 14 de junio, vino otra serie de acciones bélicas: 19 jóvenes de la alta sociedad antioqueña son masacrados en el Bar Oporto y un carro-bomba estalla frente a la Estación Libertadores de la Policía matando a 14 civiles. Finalmente, a finales de julio luego de un inmenso operativo en el Magdalena Medio antioqueño del que una vez más escapó Escobar, Los Extraditables decretan una nueva tregua y se sitúan a la defensiva, en espera de las decisiones que pueda tomar la administración entrante de Gaviria. En todo caso afirman la imposibilidad de entregarse a la justicia mientras no se reestructuren los organismos de seguridad del Estado y no se crearan los mecanismos legales apropiados para evitar su extradición.31
Bombas y secuestros. Rendición y entrega[editar]
Aparte de un proceso de paz inconcluso, Gaviria heredó la “guerra contra el narcotráfico” con la que su predecesor había pretendido reducir al Cartel de Medellín y su red de sicarios, enemigos declarados del Estado. Aunque durante su campaña presidencial había demostrado total respaldo tanto a la ofensiva como a las medidas tomadas por el primer mandatario, entre ellas la más temida por los narcoterroristas, que era la extradición por vía administrativa; una vez posesionado dejó entrever que el elevado costo económico y humano de esta guerra ameritaba la búsqueda de una salida alterna en la que el fortalecimiento de la justicia sería un elemento clave. El 12 de agosto en todo caso, en un golpe de mano, hombres del Grupo Élite dieron de baja a Gustavo Gaviria, primo y mano derecha del máximo jefe terrorista del país.
Aprovechando el respiro de la tregua unilateral indefinida anunciada en julio por Los Extraditables, el ministro de justiciaJaime Giraldo Ángel diseñó la legislación de estado de sitio que se haría pública como “Política de sometimiento a la justicia”. Dicha política, que se materializó en cinco decretos que posteriormente, serían elevados después de una depuración, a legislación permanente en el nuevo Código de Procesamiento Penal, aspiraba en términos simplificados, a favorecer con la reducción de la pena a los narcotraficantes que se entregaran voluntariamente y confesaran por lo menos un delito, con la garantía, en algunos casos condicional, de ser juzgados en el país y recluidos en pabellones de alta seguridad. Los primeros en acogerse a la oferta, entre diciembre de 1990 y febrero de 1991, fueron los hermanos Ochoa, Jorge Luis, Juan David y Fabio, socios cercanos de Escobar quien receloso de las intenciones del gobierno, que ya le había incumplido anteriormente, organizó una serie de secuestros selectivos de periodistas de renombre y de personajes influyentes en la vida nacional. Escobar ordena el secuestro a familiares de miembros del gobierno y a periodistas, de la larga lista de secuestrados los más reconocidos fueron: Francisco Santos Calderón (redactor jefe del diario El Tiempo),Maruja Pachón de Villamizar (periodista y directora general de Focine, esposa del político y diplomático Alberto Villamizar), Beatriz Villamizar de Guerrero (hermana de Alberto Villamizar y asistente personal de Focine), Diana Turbay (directora del noticiero de televisión Criptón y de la revista Hoy x Hoy, hija del expresidente de la República Julio César Turbay) y quien murió en hechos confusos durante un intento de rescate de la policía, Marina Montoya de Pérez (hermana del exsecretario General de la Presidencia, Germán Montoya) y quien es ejecutada por sus captores como represalia por la muerte de sicarios y colaboradores del Cartel manos de la policía, en especial por la muerte de los hermanos Armando y Ricardo Prisco Lopera, líderes de 'Los Priscos', brazo armado del cartel, Álvaro Diego Montoya (hijo mayor del entonces Secretario General de la Presidencia, Germán Montoya), Patricia Echeverri y su hija Diana Echeverri, parientes políticas del expresidente de la República Barco presionando de ese modo al presidente saliente y electo para que fuera tratado como un delincuente político, haciéndose beneficiario de paso de los indultos reservados a los guerrilleros. Escobar además pretendía arrancarle al Ejecutivo un acuerdo hecho a su medida y siguió presionando nuevamente por la vía armada, amenazando con ejecutar a los rehenes y con reiniciar su ofensiva terrorista. El 13 de diciembre de 1990 una bomba mató a 7 policías en Medellín y otros 7 más serían ultimados por sicarios en los 3 primeros días de enero y con una nueva racha de atentados: una decena de efectivos policiales fueron víctimas de sicariato, una explosión en un bus dejó 6 muertos y el 16 de febrero un atroz bombazo contra una patrulla del F-2 en Medellín frente a la plaza de toros de la ciudad, se saldó con 22 fallecidos. Dos meses después el ex ministró de Justicia Enrique Low Murtra, perdió la vida a manos de pistoleros en la capital de la República.
El gobierno debió plegarse a las exigencias de Escobar, quien liberó al resto de los secuestrados como gesto de “buena fe”. Pero solo hasta cuando estuvo seguro de que la Asamblea Nacional Constituyente había votado y aprobado el 19 de junio de 1991 el artículo que prohibía la extradición de colombianos por nacimiento, Escobar se entrega en compañía delpadre Rafael García Herreros y Alberto Villamizar, mediadores en su rendición. Luego sería recluido en la famosa Cárcel de La Catedral en Envigado. Desde allí pese a las promesas de no delinquir más, siguió controlando los hilos del negocio ilegal a través de otros 2 aliados suyos que no se entregaron: Fernando “el negro” Galeano y Gerardo “Kiko” Moncada y varios de sus sicarios.31
Guerra en el Magdalena Medio[editar]
Como la política de negociación de penas también cobijaba a los paramilitares, muchos miembros de las organizaciones afincadas en Córdoba, el Magdalena medio, la Sierra Nevada, Boyacá, el Valle del Cauca y los Llanos Orientales se allanaron a las autoridades confesando solamente el delito de porte ilegal de armas, amparados todos ellos en los decretos 2047 y 3030 de 1990 y 303 de 1991. El grupo más grande al mando de Ariel Otero desmovilizó a 400 de sus integrantes en Puerto Boyacá, mientras en Córdoba Muerte a Revolucionarios del Noreste (MRN) de Fidel Castaño entregaba 600 fusiles, y algunas porciones de tierra como supuesta compensación a los campesinos despojados de sus parcelas. También un reducto de cerca de 200 hombres, antiguamente mandados por Rodríguez Gacha se acogió a la amnistía en Pacho (Cundinamarca). En consecuencia, a partir de 1992, se observa una importante reducción de los asesinatos de civiles, atribuidos a las autodefensas en los años anteriores. Pero en la práctica estas estructuras siguieron activas, manejando un bajo perfil. Las autodefensas en el Magdalena medio, se vieron envueltas en una brutal lucha con sus antiguos socios narcotraficantes a partir de 1990. Henry Pérez, el primer comandante había sido asesinado por un pistolero durante la celebración de la fiesta de la Virgen del Carmen en julio de 1991, y Ariel Otero su sucesor alineado con el Cartel de Cali, correría la misma suerte a principios de 1992. La fuerza sobreviviente se atomizó y algunos de sus restos entraron al servicio de Escobar, mientras otras bandas como la encabezada por Ramón Isaza, se replegaron de la zona. Mientras tanto, en la parte sur de la región, cerca a Honda, cobró protagonismo Jaime Eduardo Rueda Rocha, el asesino de Galán, evadido de la cárcel hacia un año y ahora jefe de una partida de 150 criminales. Buscando posicionarse como líder máximo mató y descuartizó al alcalde de Puerto Boyacá en marzo de 1992, para luego arrojar su cuerpo y el de 4 de sus acompañantes al río Magdalena. Pero su ascenso fue cortado por una patrulla del GOES que lo abatió a él y a 6 miembros de su cuerpo de seguridad en un restaurante de Honda el 14 de abril del mismo año. Tras su muerte, la actividad de las autodefensas en la zona disminuyó considerablemente, ya que estas optaron por mimetizar sus actividades delincuenciales. Eliminado Escobar en diciembre de 1993, Ramón Isaza retomaría el control del estratégico territorio.
Al final no obstante, los grandes esfuerzos realizados en los primeros años de la década del noventa para lograr la desintegración de las estructuras más poderosas y con mayor cubrimiento territorial, los grupos paramilitares tuvieron un nuevo impulso a finales del cuatrienio Gaviria. Fue así como, con posterioridad a la muerte deEscobar en 1993, lasAutodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), bajo el mando de Fidel y Carlos Castaño, protagonizaron una significativa expansión, con el apoyo de cientos de desmovilizados del EPL, masacrados metódicamente, ellos y sus familias, por las Farc y la disidencia de Francisco Caraballo.
La Catedral y fuga[editar]
Artículo principal: La Catedral
El 20 de junio de 1991, el capo ingresó voluntariamente en prisión a cambio de no ser extraditado a Estados Unidos.34 Sin embargo, para hacerlo exigía al gobierno -entre otras cosas- que fuera en una cárcel exclusiva con el argumento de que podría correr peligro de muerte si ingresase en un correccional corriente. Así el gobierno autorizó las obras del emplazamiento que se convertiría a posterior en la peor vergüenza del sistema penitenciario colombiano: llamado La Catedral. Un recinto construido "a medida", que se erigía en unos terrenos adquiridos por el mismo Escobar, y que contaba con innumerables lujos para él y sus asociados, además de una fuerte seguridad brindada por el Ejército Colombiano en su exterior, espacio aéreo restringido y las autoridades penitenciarias designadas por el estado para custodiar su reclusión que si bien la mayoría eran sicarios de Escobar con uniformes de guardia carcelaria.35 A casi un año de su encierro a principios de julio de 1992, Escobar se había convertido en un extorsionista de alto rango. Dejó de exportar cocaína y empezó a cobrar elevadas sumas de dinero a los demás narcotraficantes. Sospechando de sus más cercanos aliados Galeano y Moncada pretextando que éstos le ocultaban $20 millones, Escobar ordena la ejecución de ambos. La posterior purga entre los más cercanos a ambos capos y entre sus familiares dejó unos 50 muertos. El gobierno y la Fiscalía al conocer de los graves hechos y para evitar que Escobar siguiera delinquiendo desde su cómoda prisión, ordenó el traslado de este hacia un nuevo penal. Pero en condiciones oscuras que demostraron una vez más el poder de corrupción y el temor que generaba el peligroso narcotraficante luego de secuestrar al viceministro de Justicia Eduardo Mendoza y al director de prisiones del INPEC Coronel Hernando Navas quienes anticiparon los movimientos del gobierno a Escobar a la vez que se descubre que los soldados encargados de vigilar las afueras del penal habían sido sobornados por el capo.
El 21 de julio de 1992 Escobar, su hermano Roberto y sus hombres huyen de la prisión tras patear uno de los muros traseros de la edificación construido con yeso para éste propósito. El capo y sus secuaces huyeron caminando, rodeando las montañas y aprovechando la neblina que cubría la zona y el apagón de la llamada Hora Gaviria.36 37 La evasión del capo significó la mas grande burla al gobierno de Gaviria ante la opinión pública y la justicia colombiana desprestigiada internacionalmente. El gobierno tocado en lo más profundo, creó el Bloque de búsqueda, un cuerpo conformado por laPolicía Nacional, el ejército y los cuerpos antidroga de Estados Unidos para cazar a los prófugos y desmantelar de una vez por todas su imperio criminal. Los líderes del Cartel de Cali se encargaron de desencadenar nuevamente la guerra, al activar un carro bomba en Medellin que atribuyeron a sus enemigos antioqueños. Estos ante la arremetida de las fuerzas estatales, reactivaron su campaña con una serie de ataques en los que ejecutaron a 30 uniformados y una juez, entre septiembre y octubre de 1992. Pero esta vez la situación había cambiado bruscamente para el Cartel: la muerte de Galeno y Moncada generó una fractura al interior de la organización. Diego Murillo Bejarano 'Don Berna', jefe de seguridad de los capos asesinados y los hermanos Castaño, se alinearon con los narcos del Valle en una amplia alianza contra Escobar, que incluía a oficiales corruptos del Bloque de Búsqueda y varios de sus antiguos socios. Con la información que pudieron suministrar a las autoridades se asestaron durísimos golpes a las redes del “Patrón”. El 28 de octubre, Brances Alexander Muñoz 'Tyson' unos de sus jefes militares más importantes, fue abatido en una operación especial.
Escobar que trata en ese momento de negociar su reentrega y había autorizado la rendición de varios de sus lugartenientes más cercanos, entre ellos su hermano Roberto, alias “Popeye”, “Otto” y el “Mugre”, desencadenó en respuesta una nueva guerra total. Decenas de pistoleros ejecutaron a un centenar de policías hasta febrero y los carros bomba reaparecieron en las grandes ciudades a partir de diciembre de 1992. Si bien los mecanismos ya no eran tan sofisticados; las pérdidas humanas y materiales fueron cuantiosas, pues los atentados ya no iban dirigidos a un objetivo específico, sino que eran totalmente indiscriminados. En Medellín murieron 19 personas, en Bogotá 39 y en Barrancabermeja 16. El Valle de Aburra se vio afectado por 3 ataques en diciembre del 92 y en Bogotá las explosiones se sucedieron a partir de enero de 1993: el 20 en el norte, el 30 frente a la Cámara de comercio, mediando febrero en dos áreas comerciales y en abril 15 en el Parque de la 93.31
Pese a la dura arremetida de los terroristas, en el curso de una ardua cacería las autoridades dieron de baja hasta marzo de 1993, a 100 sicarios y 10 jefes militares del Cartel, entre los que se contaban Mario Castaño Molina “El chopo”, Hernán Darío Henao “HH” y Jhonny Edison Rivera “El palomo”, todos hombres de confianza de Escobar. También fueron apresados 1900 sospechosos de pertenecer a la organización y se rindieron 18 altos mandos de su ala militar. Esto sumado a la derrota por bandas rivales de sus grupos de gatilleros, en una guerra que dejó 300 muertos, terminó por debilitar decisivamente al grupo de Medellín que perdió en 8 meses el 80% de su capacidad bélica. Como añadidura, el 30 de enero hizo su aparición pública una estructura paramilitar que se autodenomino Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar), detrás de la que estaban los Castaño y que se dedicaría a matar a los testaferros, contadores, abogados y familiares del capo, como también a destruir sus propiedades y minar sus finanzas.31
Muerte[editar]
Miembros del Bloque de Búsqueda junto al cuerpo de Pablo Escobar tras su muerte (1 de diciembre de 1993).
Escobar, arrinconado por las fuerzas armadas y por las amenazas que pesaban sobre su familia interrumpió del todo su campaña terrorista. Trato de renegociar su rendición, condicionándola a la salida del país de su mujer y sus hijos, pero esta vez su propuesta no halló eco entre el Ejecutivo. Si bien logró evadir al Bloque de Búsqueda por 6 meses más, la muerte de su jefe de seguridad León Puerta Muñoz “El angelito”, en octubre de 1993, lo dejó desprotegido, al mando ya de sicarios rasos. Finalmente, la preocupación por la situación de su esposa e hijos refugiados en Residencias Tequendama bajo estricta vigilancia policial luego de fallidamente encontrar asilo en Argentina y Alemania. El gobierno si bien vio a la familia del capo como su debilidad y como carnada para atraerlo.
El Bloque de Búsqueda se entregó a la tarea de localizar a Escobar hasta que, después de un año y cuatro meses de intensas labores de inteligencia, el 1 de diciembre de 1993,38 consiguió rastrear y localizar seis llamadas que Escobar le hizo a su hijo. Al verse acorralado intentó escapar, pero murió durante la huida de un disparo en el corazón.39 No obstante, de su muerte existen varias hipótesis:
· Fue acribillado por un escuadrón del Bloque cuando intentaba huir,40 esta escena se representa en un célebre cuadro de Botero.41 y siendo la versión oficial.
· Que se suicidó mediante un disparo en la parte baja del oído,42 43 lo que se vio en la exhumación del cadáver; esta versión coincide con el lema de los Los Extraditables: "Preferimos una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos" y versión defendida por su familia.42
· Que un francotirador del grupo los "Pepes" o del Bloque de Búsqueda o de la Delta Force le disparó.44 Este disparo fue hecho por un oficial de la DIJIN que formaba parte del Bloque de Búsqueda.
· Que el coronel Hugo Heliodoro Aguilar, que lideró el grupo de asalto que llegó a la casa, dio el tiro de gracia a Escobar.45 Previamente unidades de inteligencia de señales de la DIJIN habían localizado mediante tecnología francesa y británica adquirida por la Policía Nacional en 1991 y operada por oficiales y suboficiales de inteligencia de la Policía Colombiana.46 En una entrevista con Gilberto Rodríguez Orejuela se dice que éste ayudó a la compra de dicha tecnología.
· También se dice que Carlos Castaño Gil, máximo líder de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) fue el responsable de la muerte de Escobar, según una confesión de un paramilitar llamado Antonio Hernández, conocido por el alias John.47
La muerte de Escobar generó distintas reacciones: su familia y sus protegidos lloraron su muerte, y a su entierro asistieron miles de personas, en su mayoría de los barrios pobres de Medellín. Pero la prensa y el gobierno lo consideraron un triunfo en la lucha contra las drogas y el principio del fin del tráfico de estupefacientes, lo que no ha sucedido hasta la fecha; hoy en día guerrilleros, paramilitares y grupos de delincuencia organizada conocidos como Bacrim (Bandas criminales) se disputan el negocio del narcotráfico. Aunque inmediatamente a su abatimiento, los carteles de Cali y Norte del Valle tuvieron control del narcotráfico hasta sus respectivas disoluciones.
Entre los mitos sobre su muerte figura uno que dice que no murió, que contrató a un doble y que está escondido disfrutando de su dinero.48 42 Entre quienes lo consideran muerto, aún su imagen continúa muy vigente y es utilizada políticamente. Sus fotos se venden al lado de las del Che Guevara. Incluso en algunos sitios todavía es venerado como un santo y en su tumba se depositan ofrendas. Su leyenda forma parte del circuito turístico de Medellín. Su hacienda en el campo ahora es un museo visitado por miles de turistas al año.49 Su imagen tiene tanto peso que continúa siendo utilizada incluso para las campañas políticas,50 la venta de camisetas y remeras en Austria, Estados Unidos, Guatemala y México,51la venta de álbum de figuritas para niños,48 relojes con su imagen y libros sobre su vida.49
Exhumación[editar]
El cadáver de Pablo Escobar fue exhumado el 28 de octubre de 2006 a petición de algunos de sus familiares con el propósito de tomar una muestra del ADN para confirmar la presunta paternidad de un hijo extramatrimonial y despejar cualquier duda sobre la identidad del cuerpo que llevaba 12 años enterrado junto a sus padres. Un vídeo del momento fue transmitido por la cadena RCN hecho que disgustó a su hijo Juan Sebastián Marroquín (Juan Pablo Escobar) quién acusó a su tío, Roberto Escobar Gaviria y al sobrino del capo Nicolás Escobar -que coordinó el acto- de ser "mercaderes de la muerte".52 53
Filmografía[editar]
Como consecuencia del fuerte efecto que causó en Colombia y el mundo, Pablo Escobar ha sido retratado en diversas obras filmográficas que relatan la vida del narcotraficante o referencian su persona o sus acciones delictivas: Cómo era Pablo Escobar, el narcotraficante más temible del mundo
Por: Darío Mizrahi dmizrahi@infobae.com
Se cumplen 20 años de la muerte del emperador de las drogas, que amasó una de las fortunas más grandes del planeta a fuerza de miles de asesinatos y atentados
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Crédito: AP
Pablo Emilio Escobar Gaviria nació el 1 de diciembre de 1949 en la ciudad de Rionegro del departamento de Antioquia, Colombia.
Desde el comienzo, la persona que más lo marcó fue Hermilda Gaviria Berrío, su madre. Si bien vivía también con su padre, Abel de Jesús Escobar Echeverri, éste tuvo un rol pasivo en su niñez.
"Su madre era la figura dominante del hogar. Era sobreprotectora, lo cuidaba y lo consentía. Pero sobre todo, le repetía permanentemente que él tenía que saber hacer bien las cosas. Aunque fueran malas, debía saber cómo hacerlas bien", cuenta, en diálogo con Infobae, el criminólogo Germán Antía Montoya, decano de la Facultad de Ciencias Forenses del Tecnológico de Antioquia y estudioso de la vida de Pablo Escobar.
Todos los testimonios de quienes lo tuvieron como compañero en la escuela destacan su liderazgo y su capacidad para hacer negocios, que iban desde el armado de rifas hasta la venta de exámenes. No tuvo dificultades para terminar el bachillerato y estuvo a punto de hacer una carrera universitaria en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín. Pero su avidez por el dinero rápido pudieron más.
No se puede entender a Escobar sin inscribirlo en el período histórico en el que vivió. "Hay que pensarlo en el marco de las circunstancias sociales que existían en la Medellín de los '70. Fue una época marcada por la caída de un modelo económico basado en la industria textil, lo que repercutió en el aumento del desempleo y el desplazamiento de la población rural a las ciudades", dice el criminólogo.
"Un montón de chicos se empezaron a asentar en la periferia de la ciudad, en zonas caracterizadas por la ausencia cualitativa y cuantitativa del Estado. En ese contexto se empezó a imponer el paradigma de que se podía hacer dinero fácil. Pero no sólo entre los sectores marginales, sino en toda la sociedad", agrega.
Escobar, que era hijo de un ganadero y de una maestra rural, estaba lejos de pertenecer a los sectores más postergados. Sin embargo, tejió una relación muy particular con ellos y desarrolló cierta identificación cuando, siendo joven, su familia comenzó a tener dificultades económicas.
"Su primera actividad criminal -continúa Antía- fue robar lápidas en los cementerios. Luego empezó a dedicarse al hurto de vehículos y autopartes".
Su habilidad para las relaciones sociales le permitió empezar a trabajar como asesino a sueldopara Alfredo Gómez López, conocido como El Padrino, que era uno de los mayores contrabandistas de Colombia. Esto le abrió nuevas puertas y le permitió ingresar al negocio de la droga a través del tráfico de marihuana a Estados Unidos.
Su conversión en el zar del narcotráfico
En la década del '70 comenzó a participar del tráfico internacional de cocaína, trayendo la coca desde Ecuador y Perú para luego procesarla y venderla a Estados Unidos. Hasta que en 1976 se asoció con otros narcos como Gonzalo Rodríguez Gacha, Carlos Lehder y los hermanos Ochoa, y fundó el Cartel de Medellín.
En muy poco tiempo, el grupo logró controlar el cultivo, el procesamiento de la coca, el transporte con camiones, aviones y pistas clandestinas, y el comercio del producto en Medellín, y desde ahí hacia Estados Unidos. Se estima que el cartel llegó a vender el 80% de la cocaína consumida allí.
"La gente suele decir que era muy inteligente -dice Antía-, pero no. Tenía una mentalidad perversa y lo que más llamaba la atención era la gran memoria que tenía. Podía recordar todas las rutas que tenía sobre el Caribe para llevar droga a Estados Unidos. También conocía perfectamente a todos sus pilotos, y la frecuencia con la que realizaban sus itinerarios".
Una de las claves en la consolidación de su imperio criminal fue su habilidad para manejar información. Para saber antes que nadie todo lo que acontecía en Medellín, Escobar fue construyendo una amplia red de informantes.
"Tenía un círculo de choferes de taxis, remises y colectivos que le reportaban desde las terminales de transporte quiénes llegaban a la ciudad y en qué hoteles se hospedaban. En muchos casos, los que venían de Cali (donde funcionaba el principal cartel rival) eran asesinados gracias a esa actividad de seguimiento que le permitían los choferes", cuenta Antía.
Otra muestra de la claridad que tenía para comprender cómo llevar adelante su empresa criminal es su relación con las drogas. Si bien algunos testimonios certifican que consumía marihuana, se sabe que era plenamente consciente de los efectos destructivos de la cocaína que vendía.
"Pudo haber utilizado algunas sustancias en su época de juventud , pero no tomaba drogas adictivas, solo las traficaba. Tenia claros los efectos que podía producir sobre él y sobre su familia. De hecho, tampoco permitía que se drogaran sus lugartenientes, que hacían fiestas y bebían, pero no podían consumir droga", cuenta el investigador.
Su ambición era tan grande que no sólo quería ser uno de los hombres más poderosos del país por el manejo de la economía ilegal, sino que además aspiraba a ser un recocido líder político. En un comienzo su estrategia dio resultado y llegó a ser electo diputado en 1982.
Pero las denuncias que comenzaron a hacer algunos periodistas, particularmente desde El Espectador, de sus vínculos con el narcotráfico desbarataron su plan y lo hicieron abandonar la carrera política. Escobar no perdonaría el daño causado a su imagen por el periódico y no dudaría en vengarse.
El crecimiento irrefrenable de sus negocios con el narcotráfico durante toda la década del '80 le permitieron alcanzar la mayor fortuna del país, que según distintas estimaciones oscilaba entre los 8.000 y los 25.000 millones de dólares. Incluso llegó a ocupar un lugar en la revista Forbescomo el séptimo hombre más rico del mundo.
El máximo emblema de la opulencia con la que vivía era la Hacienda Nápoles, una de las más grandes del país. Funcionaba como su hogar y como su centro de operaciones durante la mayor parte del año.
Además de los lujos más extravagantes, la hacienda albergaba a más de 200 especies de animales exóticos, como hipopótamos, jirafas, elefantes, cebras y avestruces.
La consolidación de un imperio del terror
Escobar construyó su imperio a partir del terror. Cuando alguna persona, sin importar si era pública o privada, lo incomodaba o podía llegar a comprometerlo de alguna manera, no dudaba enmandarla a matar.
Ese terror que infundía no era sólo para sus enemigos. Lo usaba también como herramienta de disciplinamiento para sus propios subalternos y asociados.
"Cuando alguna persona que pertenecía a un cartel enemigo iba a contarle sus actividades y a ofrecerle sus servicios, él la escuchaba y luego la ejecutaba. Estaba convencido de que si era capaz de delatar a sus jefes anteriores, podía delatarlo a él también", cuenta Antía.
Tan grande era su impunidad que asesinó a numerosos referentes de importancia en la lucha contra el narcotráfico, como Bernardo Jaramillo Ossa, Luis Carlos Galán y Carlos Pizarro Leongómez, candidatos a presidente para las elecciones de 1990; Enrique Low Murtra y Rodrigo Lara Bonilla, ministros de Justicia; y el comandante de la Policía de Antioquia, Valdemar Franklin Quintero. Además de Guillermo Cano, histórico director de El Espectador, el periódico que más denunció sus delitos. También se deshizo de cientos de jueces, fiscales y policías que pretendieron investigarlo.
"En Medellín llegaron a ser asesinados mil policías por año -continúa Antía-. En su perversión no le importaba nada. Podía poner una bomba en un colegio o en una autopista. Eso le permitió infundir un terror tal que el Fiscal General de la Nación no se podía acercar a Medellín, y si lo hacía tenía que ser con vehículos blindados".
Según las autoridades, Escobar fue responsable directo o indirecto de unos 10.000 asesinatos a lo largo de su vida. Muchos de ellos fueron por encargo, pero otros el resultado de salvajes atentados terroristas. Se calcula que en sus más de 250 ataques con bombas murieron más de 1.000 civiles.
El ejemplo más gráfico de su extrema frialdad lo dio el 27 de noviembre de 1989, cuando en plena guerra contra el Estado quiso dar un mensaje asesinando al candidato presidencial César Gaviria. Destruyó con una bomba un avión de Avianca en el que creía que viajaba Gaviria. El político decidió a último momento no tomar el vuelo, pero murieron las 110 personas que sí lo abordaron.
"Otra de sus estrategias -dice Antía- era utilizar como sicarios a menores de edad, ya que en ese momento la legislación no establecía penas para ellos. Con él los jóvenes entraron al mundo del delito".
Según informes de inteligencia de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá revelados por El Espectador, Escobar llegó a controlar 25 organizaciones armadas de jóvenes que operaban como sus ejércitos privados.
Pero la mejor manera de comprender el impacto que tuvo Escobar sobre la sociedad colombiana es ver la evolución de la tasa de asesinatos durante su apogeo. "En Medellín llegaron a producirse 450 homicidios cada 100.000 habitantes, lo que quiere decir que por año morían asesinadas hasta 4 mil personas por año. Tras la muerte de Escobar, esas tasas empezaron a caer considerablemente", explica el criminólogo.
El feroz asesino que era hombre de familia y benefactor
Escobar tenía una personalidad partida en dos. Su despiadada frialdad en el manejo de los negocios contradecía con el cariño y cuidado con los que trataba a su familia, y con su trabajo como benefactor de los pobres en Medellín.
"Tenía una fundación que iba a barrios periféricos que en los años '70 y '80 carecían de servicios públicos esenciales y repartía dinero, hacía baños, regalaba electrodomésticos. La gente veía que hacia caridad, entonces empezaron a considerarlo como un benefactor y rezaban por el, para que fuera protegido. Esto contribuyó a generar su propio mito", cuenta Antía.
Su obra más recordada es "Medellín sin tugurios", un barrio entero que construyó informalmente para los pobres de la ciudad. Es popularmente conocido como el barrio "Pablo Escobar".
Lo cierto es que más allá de los buenos deseos que pudiera tener por los sectores populares, su obra benéfica le resultaba absolutamente funcional para reclutar jóvenes como asesinos baratos.
Pero donde sí podía verse un contraste muy fuerte con lo que era como narcotraficante era en el trato con su familia. "Uno podría interpretar que una parte suya estaba exclusivamente dedicada a la actividad criminal, y otra exclusivamente centrada en su familia. Él no quería que ella tuviera participación alguna en el delito y en la droga", dice Antía.
"Cuando sus lugartenientes veían que estaba muy agresivo y temían que los hiciera asesinar, sabían que para contenerlo debían llevarle a sus hijos. Así se volvía otra persona, y la ira desaparecía", agrega.
Escobar se casó con Victoria Eugenia Henao Vallejo en 1976, cuando ella tenía apenas 15 años. Fue la mujer que lo acompañó toda su vida y la madre de sus dos hijos: Juan Pablo, nacido el 24 de febrero de 1977, y Manuela, el 24 de mayo de 1984.
La debilidad que sentía por ellos fue una de las causas que desencadenaron su muerte, ya que fue interceptando comunicaciones mantenidas con su hijo que las fuerzas de seguridad lo encontraron (ver mañana en Infobae "La increíble historia de la caída de Pablo Escobar").
Los secretos de Manuela, la niña mimada de Pablo Escobar
Tenía nueve años cuando mataron a su papá. El capo construyó la mítica Hacienda Nápoles por concederle uno de sus deseos. Hoy vive asilada en Argentina y está próxima a cumplir 30 años
Por: Pacho Escobar | diciembre 02, 2013
El periodista y escritor José Alejandro Castaño Hoyos estuvo 20 días en casa de la familia Escobar Henao, conformada por la esposa y los dos hijos del extinto narcotraficante Pablo Escobar Gaviria. Los mismos que en 1994 se vieron obligados a asilarse en Argentina tras la muerte del capo. Al principio, la visita del periodista tenía un fin: escribir un libro sobre la vida de los herederos del narco más famoso del mundo. Sin embargo, por temas de seguridad, convenios y posturas íntimas de los Escobar Henao, el propósito tomó un viraje que anuló toda posibilidad de construir un relato periodístico.
Fueron tres semanas inolvidables para el periodista en los que compartió desayuno, almuerzo y comidas con los Escobar Henao en Buenos Aires. Habían pasado 14 años desde la muerte del capo cuando su esposa, María Victoria Henao, y sus hijos, Juan Pablo y Manuela, se vieron forzados a dejar Colombia y buscar asilo en alguna parte del mundo. Argentina les abrió las puertas y allí María Victoria encontró un nuevo amor, rehízo su vida y sus hijos crecieron con nuevos nombres y apellidos. Pablo Escobar pasó de ser una pesadilla a convertirse incluso en una oportunidad de negocio para su hijo conocido ahora como Sebastián Marroquin.
Cuando los visitó en Buenos Aires, Castaño tenía en mente un proyecto editorial que al final fracasó. Entre todos los momentos que vivió en los intensos días en la intimidad de la familia Escobar, uno permaneció en su mente: la huella de dolor de Manuela, la hija adorada del capo. Aunque la jovencita salía antes de la llegada del periodista, la melancolía de Manuela quedaba impregnada en el apartamento.
Recientemente solo María Victoria Henao y Juan Pablo Escobar han concedido entrevistas, pero la figura actual de Manuela es un misterio, nunca se ha dejado ver.
José Alejandro Castaño se obsesionó por reconstruir la vida de una niña triste convertida en una mujer de 23 años que aún no le encontraba sentido a su vida. Comenzó entonces una reportería de cinco años en los cuales entrevistó a decenas de personas que la conocieron cuando era la hija mimada de Pablo, quien la trataba de complacer a cualquier precio.
Castaño se encontró con una familia que pasó de vivir en palacios y mansiones a habitar un discreto apartamento y tener, como máximo lujo, una casa de campo a las afueras de Buenos Aires. Los hijos de Escobar dejaron de llamarse Juan Pablo y Manuela para convertirse en Sebastián y Juana Manuela Marroquin Santos, hijos no de María Victoria Henao sino de Isabel Santos. En 1999, cuando se descubrió que eran los legítimos herederos del capo, la justicia argentina apresó a Victoria y a Juan Pablo durante 15 meses, curiosamente más tiempo que los días que pasó en la cárcel Pablo Escobar.
Las autoridades trataron de evidenciar actos ilegales durante su estadía en Argentina realcionados con lavado de activos, suplantación de identidades y hasta narcotráfico, pero nunca les pudieron comprobar delito alguno. Cinco fiscales pasaron por el caso, todos le dijeron lo mismo al famoso juez Cavalli: “aquí no hay nada”. Una vez liberados de toda acusación judicial, los Escobar reiniciaron su vida con un dinero que el gobierno colombiano le dio a manera de indemnización por aquella guerra que había suscitado el narcotráfico. Porque de la herencia quedó poco. La familia fue obligada a reunirse con los líderes del grupo ‘Los Pepes’ (perseguidos por Pablo Escobar) y forzados a entregar cientos de propiedades que estaban a nombre del capo, a cambio de que ‘Los Pepes’ les perdonaran la vida. Lista en mano, fueron entregadas escrituras de casas, apartamentos, fincas, predios, carros y pinturas entre otros bienes de valor.
La reconstrucción de la vida de Manuela significó un esfuerzo especial. En Panamá, Castaño halló a quien había sido la nana de la niña, una mujer que recordó cómo la vestían, sus alimentos predilectos, los juegos, el miedo y hasta los programas de televisión que la entretenían.
Otra persona con quien Castaño habló fue una mujer que quedó en embarazo de Escobar y a quien el narco obligó a abortar, al parecer, en una de las famosas discotecas de la ciudad. La razón: Escobar le había jurado a Manuela que ella sería la última descendiente, “el final del cuento”. Pero lo más impactante son las anécdotas que contaron los lugartenientes del capo que protegían la familia, quienes la conocieron en la intimidad.
Recordaron muchos episodios, como el del unicornio que en una navidad pidió la niña y cómo ellos mismos tuvieron que aparecerse, por solicitud del patrón, con un caballo blanco al que le pegaron con grapas un cuerno bajo su crin y adhirieron largas alas de papel a su torso. El animal murió como consecuencia de una infección. Si Manuela quería una jirafa, había que mandarle traer el animal de la lejana África. Si la princesa quería ver en persona a los personajes del programa de moda, sus deseos se cumplían. Archivos fotográficos así lo demuestran.
El Pablo Escobar que recordaron quienes los rodearon era un hombre afectuoso, juguetón y creativo con la niña. Un hacedor de fantasías creadas para sorprender los días de su hija. Cuando la llevaba a los escondites del cartel, empujaba puertas ocultas diciendo “ábrete sésamo” y entonces, como por arte de magia, bóvedas llenas de dinero se abrían. “¿cuánto son mil millones de dólares, papá? / Lo que valen tus ojos princesa”, le respondía.
El proyecto editorial sobre los Escobar Henao lo tuvieron en sus manos Random House, Norma y Planeta, pero cuando se enteraron de las exigencias de los protagonistas echaron para atrás sus apuestas. Finalmente la novela ‘Cierra tus ojos princesa’ ha sido lanzada por la editorial independiente Icono.
Mercenarios estuvieron presentes cuando ‘Don Pablo’, en plena persecución del Bloque de Búqueda, con gran tranquilidad inventaba juegos para la niña. Le pedía a la mamá el delineador de ojos, le pintaba bigotes y le decía: “ya vienen los gatos, hay que esconderse”.
Castaño logró entrevistar al cantante argentino Piero, de quien se decía que había conocido al capo. El artista le confirmó que estaba en Residencias Tequendama en Bogotá cuando se enteró de la muerte de Escobar, donde, coincidencialmente, se hallaba hospedada la familia. Piero decidió visitarlos en la suite y, conmovido, le cantó a Manuela su famosa canción infantil Sinfonía inconclusa en la mar. Tocado por la tristeza que intuyó en la menor, la invitó a cantar en un coro de niños que estaba formando para el show que haría ese diciembre en Bogotá. Sus intenciones quedaron frustradas porque los padres de los demás niños que conformarían el coro pusieron el grito en el cielo al enterarse de la posibilidad de que la hija de Pablo Escobar pudiera cantar con sus hijos.
Estas y otras historias aparecen transformadas con toques de ficción en la novela de José Alejandro Castaño que tituló Cierra los ojos princesa. Como es de suponerse, la obra no gustó en la familia Escobar Henao. Algunos emisarios han hecho llegar sus mensajes de inconformidad, pero el autor se defiende explicando que la idea inicial surgió de los 20 días que compartió con los Escobar en Buenos Aires, pero que de allí en adelante, decenas de personas aportaron para reconstruir la tragedia humana detrás de la hija del “Capo de Capos”, cuyos deseos eran órdenes para quien fuera el hombre más buscado del mundo.
Pablo Escobar, El peor criminal de nuestra historia
Escobar, que inició su carrera criminal como ladrón de cementerios, terminó siendo el asesino más buscado del mundo y un problema político para el continente. Último texto de la saga sobre la vida delictiva del capo, a propósito de la serie "El patrón del mal".
Por: Elespectador.com
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El 25 de septiembre de 1974 unidades del F2 de Medellín vieron por primera vez el rostro de Pablo Emilio Escobar Gaviria. Lo sorprendieron a bordo de un Renault 4 verde, que veinte días antes había robado a Guillermo Garcia, quien lo reconoció en la fila de acusados.
En octubre fue internado en la cárcel de Bellavista, conocida ya como "la universidad", de la que escapó el 30 de mayo de 1975 para ejercer como el peor criminal de que se tenga noticia en la histona colombiana.
La violencia que a partir de entonces imprimió contra sus cómplices y perseguidores es el hilo con el que se tejió su historia Impune. A pesar de que desde 1982 su organización criminal se convirtió en objetivo de la CIA, el patrocinador de crueles dictaduras en Panamá y Bolivia, y objetivo de casi todas las fuerzas policiales de América y Europa, solamente llegó a ser condenado por narcotráfico en la Isla de Guadalupe, un territorio ultramarino francés en el Caribe.
Según la biografía que más agradó al delincuente, la publicada por la revista Vanity Fair en 1992, la organización de Escobar llegó a recaudar mensualmente unos $100 millones y a infundir el terror sobre la totalidad de los colombianos. No obstante, se asume que pocos meses antes de su fuga de la cárcel de Envigado; las escisiones dentro de la misma habían carcomido su poder y, ayer, ya bajo sus cenizas, cayó abatido.
Huellas de sangre
A finales de 1974 cuando se concretaba el proceso judicial en su contra, el cuerpo de sus cómplices en el robo del carro de García, quienes habían declarado en su contra fueron hallados con disparos en la cabeza, en el río Medellín y los cerros de Envigado. Igual suerte correrían en 1977, dos agentes del DAS que un año antes lograron capturarlo cuando transitaba en compañía de su primo Gustavo Gaviria Rivero con un cargamento de cocaína escondido entre las llantas de un camión y se negaron a recibir un soborno de $500 mil. El operativo fue coordinado por el mayor Carlos Monroy Arenas, quien también fue asesinado en diciembre de 1981.
Escobar esta vez fue liberado bajo fianza de $1.500, por falta de pruebas por el juzgado 20 penal del Circuito de Medellín, que Inmediatamente recibe los informes de inteligencia en los que se reporta su trabajo como asesino a sueldo en las organizaciones de traficantes de Jaime Caicedo, alias El Grillo, de Cali, y Alfredo Gómez López, El Padrino, de Medellín.
Escobar, ya identificado en el bajo mundo de Miami como El Padrino fue reseñado en 1977 como traficante de cocaína por el FBI, un año más tarde se inicia la primera investigación norteamericana en su contra, por el contrabando de 19 toneladas de droga que fueron enviadas desde Acandí (Urabá) en 38 embarques por vía marina, que habría organizado en compañía del norteamericano Jonh Doe y de los colombianos Carlos Ledher y los hermanos Jorge Luis y Juan David Ochoa Vásquez.
El destape
Cuando se iniciaban las sesiones parlamentarias de 1982, El Padrino también se destacaba en el Capitolio Nacional por su derroche. Había resultado electo como suplente del representante Jairo Ortega Ramírez, a quien reemplazó desde la primera sesión del Congreso.
Rodrigo Lara Bonilla, líder del Nuevo Liberalismo en la Cámara de Representantes, inició una serie de denuncias que concluyeron con la expulsión del Congreso de Escobar. Guillermo Cano, director de El Espectador desentrañó en el archivo del diario las imágenes de su captura cuando traficaba cocaína entre Tulcán y Medellín y las incluyó en la edición de l3 de septiembre de 1983, que no llegó a Medellín, pues fue el camión que la llevaba fue asaltado.
Lara Bonilla, también abandonó el Congreso, pero por la puerta grande, para posesionarse como Ministro de Justicia, cargo en el cual redactó el Estatuto Nacional de Estupefacientes e inició el intercambio de información de inteligencia con los Estados unidos, a través del cual se logró detectar la localización de Tranquilandia, un laboratorio en los llanos del Yarí, Caquetá en el que llegaron a procesarse 20 toneladas de cocaína por mes.
Entre la derecha y la izquierda
La destrucción del laboratorio de Tranquilandia que "gerenciaban" Escobar, Pablo Correa y Francisco Barbosa, a nombre de Gonzalo Rodríguez Gacha, había implicado también el rompimiento de sus relaciones con las Farc, que lo custodiaban.
Dos años antes, con motivo del secuestro de Marta Nieves Ochoa se produjo en Repelón, Atlántico, la primera reunión de narcotraficantes colombianos, con base en Medellín, la mayoría de ellos. Aunque el primer resultado de las conversaciones fue la conformación de grupo paramilitar Mas (Muerte a Secuestradores), que estuvo a punto de lograr la eliminación física de la entonces guerrilla M- 19, la oportunidad no fue desaprovechada para allanar acuerdos sobre precios y rutas en el mercado ilícito. Nacía así el Cartel.
En 1984 la urgencia era conformar un grupo de asesinos que, además de proteger los laboratorios de cocaína y contrarrestar los secuestros de que eran víctimas por parte de la guerrilla, se presentara como una organización armada en contra de la extradición hacia Estados Unidos, que amenazaba directamente a Escobar y a otros miembros de la nueva organización.
Los Extraditables, como se denominó a la estructura de asesinos, asesinó a Rodrigo Lara Bonilla el 30 abril de 1984, al juez Tulio Manuel Castro Gil (que investigó la muerte del Ministro) un año más tarde al magistrado Gustavo Zuluaga Serna, que investigaba estas dos muertes, el 30 de octubre de 1986, a Guillermo Cano Isaza el 17 de diciembre de ese mismo año, y durante este tiempo y después, a decenas de funcionarios judiciales, injustamente omitidos aquí.
Imperio paramilitar
Según informes de inteligencia de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, en 1987 Escobar había consolidado su poder sobre 25 organizaciones de jóvenes en Medellín que, tras la repartición de armas de fuego que este hiciera en el barrio Manrique, habían encontrado en la violencia una forma de vida.
La organización encargada de custodiar los laboratorios de cocaína, inicialmente basada en Puerto Boyacá, gobernada entonces por Gonzalo Rodríguez Gacha, pero financiada especialmente por Escobar Gaviria había expandido sus operaciones a Urabá, Santander, el oriente antioqueño, los llanos orientales, Caquetá y Putumayo, en donde había desplazado a la guerrilla y a los traficantes basados en la ciudad de Cali para instalar un complejo cocainero capaz de producir 30.000 kilos cada mes y un campo de entrenamiento paramilitar en el punto conocido como La Azulita, en la frontera con Ecuador, apoyada por oficiales militares de todas las jerarquías, la organización se planteaba ahora la eliminación de la unión Patriótica, partido político que había surgido del fracaso proceso de paz de 1986.
Poco a poco, el mercado de las drogas en Nueva York les había sido arrebatado por la organización de José Santacruz Londoño y los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, a la que el Cartel de Medellín le había arrebatado el laboratorio de La Azulita. A ellos se les atribuye el carro bomba colocado en la puerta del edificio Mónaco, en Envigado, durante la cual perdió temporalmente su audición Manuela Escobar la hija menor del criminal.
La estructura militar del Cartel inició su respuesta al detonar decenas de bombas contra las droguerías La Rebaja de propiedad de los Rodríguez, pero no descuidó su ofensiva contra el Estado. El 25 de enero de 1988 asesinó al procurador Carlos Mauro Hoyos, quien había pedido públicamente "investigar los capitales hechos de la noche a la mañana".
A pesar de las operaciones policiales de 1988, año en el que se comenzaron a romper sucesivamente todos los récords de incautación de droga en Colombia, los escuadrones paramilitares de Escobar y Rodríguez Gacha "liberan" amplios territorios en los llanos del Yarí y restablecen sus rutas a través de Urabá, en donde mercenarios israelíes, británicos y surafricanos sofistican su maquinaria. A los 'masetos', una derivación del MAS fundado por ellos en 1982, le atribuyen 92 masacres en 1986.
Luis Carlos Galán, jefe del inmolado ministro Rodrigo Lara Bonilla, se perfilaba en 1989 como el más opcionado candidato en la campaña electoral que pasaría a la historia por ser la más sangrienta de Colombia. El candidato de la unión Patriótica, Bernardo Jaramillo, cayó a mediados del año, cuando se inició la campaña terrorista en la que se detonarían más de un centenar de carros bombas y aparatos explosivos cuyas víctimas jamás podrán ser contabilizadas.
Galán fue asesinado en agosto, la planta física de El Espectador fue destruida en septiembre, la de Vanguardia liberal meses después. Decenas de periodistas amenazados que no habían huido en 1987, dejaron el país antes de Navidad, cuando cayó abatido José Gonzalo Rodríguez Gacha. "
El doctor requiere la paz
Descabezada e infiltrada la organización paramilitar de Puerto Boyacá, triunfante en las elecciones César Gaviria, consolidado el monopolio de Escobar sobre las rutas aéreas de "exportación" de cocaína y prohibida la extradición, el traficante manifestó por tercera vez su deseo de paz, una tramoya política, pero fundamentalmente el ablandamiento que había generado la campaña terrorista, obligaron al país a aceptar las condiciones que condujeron al criminal a una "cárcel" en Envigado.
Las últimas pesquisas han demostrado que desde allí siguió "gerenciando" la mayor parte del tráfico de cocaína procesada en Colombia, hasta que los hombres encargados de manejar sus asuntos por fuera de ella traicionaron el pacto y, tras vengar su acción, Pablo Emilio Escobar Gaviria inicio la fuga apresurada, en la que se chocó con la muerte.
Pablo Escobar Gaviria
(1949/12/01 - 1993/12/03)
Pablo Escobar Gaviria
Pablo Emilio Escobar Gaviria
Narcotraficante colombiano
Nació el 1 de diciembre de 1949 en la comunidad campesina conocida como El Tablazo, Rionegro, cercana al departamento de Antoquía.
Cursó estudios de bachillerato en una escuela de Medellín, donde se unió a una banda que se dedicaba a robar lápidas de los cementerios para luego venderlas. Más adelante se dedicaron al robo de autos, negocio en el cual se involucró después en el trafico de mariguana.
Entre 1970 y 1973, cuando se comenzó a hablar del ingreso del alcaloide a Medellín procedente de Perú y Bolivia, Escobar Gaviria ya servía de conexión para la transportación de enervantes y materia prima para procesar cocaína. Desde Medellín y otras ciudades colombianas se procesaba la droga, lo que le permitió acumular una gran fortuna que invirtió en su mayoría en propiedades.
Fue elegido representante de la Cámara de Representantes de Colombia por el nuevo liberalismo. A principios de la década de los 70 del pasado siglo, realizó obras de beneficio a la comunidad con dinero proveniente de la droga, lo que le permitió ganarse un gran número de simpatizantes.
El 16 de junio de 1976 Pablo fue capturado junto con su primo Gustavo, con 39 kilogramos de cocaína. En 1989 terroristas a las ordenes de Pablo Escobar hacen estallar un avión de Avianca en pleno vuelo; 197 personas murieron. En diciembre del mismo año un autobús-bomba estalla frente al edificio del Departamento Administrativo de Seguridad, sede la policía secreta, que causó 70 muertes y 500 heridos.
Pablo Escobar se entregó a la justicia colombina en junio de 1991, con la condición de que no fuera extraditado a Estados Unidos. Sólo pasó trece meses en prisión, en la cárcel de Envigado, Antioquía, el 22 de julio de 1992 se fugó.
El viernes 3 de diciembre de 1993 en Medellín, Colombia, muere el hombre más temido y buscado del mundo en esos años. Recibió dos impactos de bala durante una operación militar tras un enfrentamiento con tropas del Ejército colombiano que integraban el Bloque de Búsqueda creado por el gobierno del presidente César Gaviria Trujillo para capturar al jefe del cártel de Medellín.
En agosto de 2004 se informó que la Hacienda Nápoles, otrora símbolo de poder del extinto capo de las drogas, albergará un museo sobre el narcotráfico, un complejo turístico o un centro de desarrollo de proyectos agrícolas. La hacienda de 1.800 hectáreas, que antes albergaba un zoológico, se dejó en completo abandono.
Mató a su novia y a su mejor amigo por Pablo Escobar: ahora cuenta su historia
John Jairo "Popeye" Velásquez es el único sicario vivo de los que trabajaban para Pablo Escobar, líder del cartel de Medellín. Mató a 300 personas y colaboró con la muerte de 3.000.
"En el mundo nuestro uno siempre está listo para esas cosas. Cuando uno es bandido, la muerte le puede llegar en cualquier momento", declaró. (Foto: gentileza Revista Semana).
· Vie, 09/27/2013 - 13:17
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La revista colombiana Semana realizó una entrevista a John Jairo "Popeye” Velásquez, el único sicario que queda vivo de los que trabajaban para Pablo Escobar, el líder de Medellín, uno de los más grandes de Colombia. Luego de 23 años de cárcel, a Popeye le dieron la noticia de que estará preso siete años más. En la entrevista, que recoge La Nación, Popeye cuenta que llegó a matar a 300 personas, aunque organizó cerca de 3000 asesinatos.
"Yo personalmente creo que (maté a) alrededor de 300. Pero he participado y coordinado alrededor de 3.000 muertes", expresó el sicario, quien, por orden de su "patrón"(como llama a Escobar), tuvo que matar a su novia y a su mejor amigo.
"Es uno de los episodios más dolorosos de mi vida. Ella se llamaba Wendy Chavarriaga. Era una mujer muy hermosa, podía ser una reina de belleza. Ella había sido novia del patrón, pero quedó embarazada y para él la familia era sagrada. Un hijo fuera del matrimonio era impensable. Entonces la hizo abortar a la fuerza y a partir de ese momento ella decidió vengarse. Como yo la había conocido, nos encontramos una vez en una discoteca, comenzamos a salir y nos enamoramos. Como al patrón había que informarlo de todo, le pedí permiso para ennoviarme con ella, me lo dio, pero me dijo que tuviera cuidado", contó Popeye a la revista colombiana.
"Resulta que ella en su obsesión de vengarse del patrón por haberle hecho perder el niño se volvió informante del bloque de búsqueda. Y el patrón, que tenía su servicio de inteligencia por todas partes, llegó a grabarle una conversación en la cual ella estaba hablando con un tipo que tenía contactos con la DEA. El patrón me llamó, me puso el casete y me dio la orden. "Popeye, vaya y mátela". Como las órdenes no se discutían, me tocó. Usted no sabe lo que es matar a una persona a la cual uno adora", agregó.
Popeye también tuvo que matar a Quico Moncada, su mejor amigo. "En el mundo nuestro uno siempre está listo para esas cosas. Cuando uno es bandido, la muerte le puede llegar en cualquier momento. Uno tiene una preparación para eso diferente que el resto de la gente. Yo esposé a Quico y lo bajé al sótano. Él era muy varón y lo único que me dijo era que si podía leerle algunos salmos de la Biblia antes de disparar. Conseguí la Biblia y le leí todo lo que me pidió y después de eso le metí un tiro", expresó Popeye.
Es que, para él, Pablo Escobar era un líder a quien había que seguir. "Pablo Escobar era un genio, tal vez un genio del mal, pero en todo caso un genio. Tenía una mente privilegiada y un detector de mentiras en el cerebro. Si usted decía algo que no era verdad, inmediatamente lo captaba. Y eso podía costarle a uno la vida. Inspiraba una lealtad infinita en todos los que creíamos en él. Yo llegué a creer que era inmortal. El día más triste de mi vida fue el día que lo mataron", dijo Popeye sobre su “patrón”, quien fue abatido en 1993.
Sin embargo, para Popeye Escobar no era un asesino. "Yo creo que él no mató a más de 20 personas en toda su vida. Él ante todo era un líder, un organizador de bandidos y un gran secuestrador", dijo y agregó que el líder de la banda "murió sin un peso". "Tenía edificios, fincas, diamantes y cuadros, pero cero liquidez", aseveró.
Para el sicario, que cayó preso en 1990, todas las muertes se justificaban en su lucha. "Yo sentía que estaba en una guerra justa contra la extradición y que en esa guerra todo se justificaba. Ahora veo las cosas dentro de otra perspectiva y me parece increíble lo que hice y lo que ha sido mi vida", afirmó.
Una especialidad del cartel de Medellín era matar policías. Cada uno tenía un precio estipulado dependiendo del cargo que ejercía. El hábito se generó cuando mataron al cuñado de Escobar, Mario Henao, a quien el líder guardaba gran cariño.
"El patrón quería tanto a Mario que se derrumbó cuando se enteró de la muerte. Al otro día nos citó y nos dijo: 'Vamos a matar policías. Eso es más útil que matar jueces porque finalmente son ellos los que nos llevan donde los jueces'. Y nos dio la tarifa: 2 millones por policía, tres por sargento, diez por teniente, 30 por mayor, 50 por coronel y 100 por general. Yo directamente (maté) a unos 25. Pero yo dirigía casi todos los operativos y yo creo que en total matamos unos 540", explicó.
A pesar de la frivolidad de los hechos que relata, Popeye considera que su experiencia es positiva para el aprendizaje de la sociedad. "Me gustaría usar mi experiencia para contribuir en el posconflicto. Lo que yo he vivido no lo ha vivido nadie. Fui sicario de Pablo Escobar. Fui compañero de celda de los peores enemigos de Pablo Escobar. He sido amigo o enemigo de todos los muertos de las guerras recientes de Colombia. Todo eso me da un conocimiento y unas experiencias que creo se pueden canalizar hacia algo constructivo. Quiero enseñarles a los jóvenes de Colombia que no tienen por qué vender sus vidas por un Mercedes-Benz o por los cucos de una reina de belleza, como hice yo. Ojalá que me den esa oportunidad", concluyó.
PABLO ESCOBAR GAVIRIA
Si existe un nombre en este país y quizas en el mundo que no necesite de ninguna referencia es sin duda el de Pablo Escobar Gaviria. El 2 de diciembre de 1993 cayo el capo del cartel de Medellín y nacía un mito. Desde entonces, la tumba más visitada del cementerio de Montesacro es la de Pablo Emilio Escobar Gaviria, "el muerto más visitado de Colombia", un hombre que comenzó alquilando bicicletas y cómics cuando era niño y terminó poseyendo una fortuna de miles de millones de dólares y un poder que hizo tambalear los cimientos de una nación. Así, a lo largo de su historia, Escobar aparece a veces como un guerrero que despertó la admiración de sectores excluidos que lo consideran un héroe, y otras como un villano que hizo de la muerte un negocio para someter al Estado y a la sociedad.
Su figura y vida ha tomado proporciones míticas tanto en nuestro país como a nivel mundial. En los años 80 fue uno de los diez hombres más ricos del mundo según datos de la revista Forbes. En los 70 un delincuente menor con una única visión: o en sus propias palabras, convertirse, antes de su muerte, en el narcotraficante más importante del siglo XX. Pablo Escobar sin duda lo consiguió.
Nacido el 1 de diciembre de 1949 en la comunidad campesina conocida como El Tablazo, cercana al departamento de Antioquia. Cursó estudios de bachillerato en una escuela de Medellín donde distintas versiones indican que se unió a una banda que se dedicaba a robar lápidas de los cementerios para luego venderlas. De ahí pasó al robo de autos y muy pronto se vio involucrado en el tráfico de marihuana.
Entre 1970 y 1973, cuando se comenzó a hablar del ingreso del alcaloide a Medellín procedente de Perú y Bolivia, Escobar Gaviria ya servía de conexión para el transporte de enervantes y materia prima para procesar cocaína. Concibió y construyó pistas clandestinas dentro de sus múltiples propiedades (Hacienda Nápoles entre muchas) por donde partían y llegaban flotillas de aviones pequeños, piloteados por colombianos, peruanos, bolivianos o norteamericanos. Segun el escritor y periodista Edgar Arias Torres autor del famoso libro "Mercaderes de la Muerte" este fue el marco en el que Pablo Escobar comenzó a amasar, casi dos décadas después, los miles de millones de dólares de su fortuna.
A principios de la década de los 70, realizó múltiples obras de beneficio a la comunidad con dinero proveniente de la droga, lo que le permitió ganarse un gran número de simpatizantes. Del sicariato como del deporte, Pablo Escobar fue uno de sus mayores inversionistas, pero no su tutor o patrocinador de raíz. Cierto es que gracias a las canchas de fútbol que él mismo construyó en los barrios marginados de Medellín y Envigado fichó a las principales figuras de este género delictivo.
Debido a sus múltiples obras benéficas consiguió el apoyo popular de grandes sectores marginados que vieron en el su única alternativa para salir de la agobiante pobreza. Con su apoyo logró ingresar a la Cámara de Representantes por el nuevo liberalismo.
En 1982 Pablo Escobar Gaviria asistió a la posesión de Felipe González como presidente del gobierno español. Escobar, parlamentario colombiano en aquel entonces, fue invitado por el Partido Socialista Obrero Español a la ceremonia antes descrita, en otro de los hechos que corroboran su título como el capo de la mafia que mayor trascendencia política, social, económica, judicial, cultural y hasta deportiva tuvo en el siglo XX.
Una vez en el mundo de la política, no tardaron en identificarlo. Pablo Escobar fue expulsado por sus honorables colegas de partido político, en 1983, (donde aún tras su expulsión mantuvo su influencia), y pronto comenzó a exterminar a todos los que lo denunciaron públicamente, (entre ellos el Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla) siguiendo no sólo su modalidad de acallar testigos, sino que también utilizó otras plataformas de violencia y corrupción que ya estaban montadas, como las escuelas de sicarios.
Crecido en un barrio popular que irónicamente se conoce como La Paz, fue huésped de muchas potencias mundiales incluyendo Estados Unidos, desde cuyos cuarteles de defensa se montaron múltiples operativos junto con la policía y el ejercito de Colombia para aniquilarlo.
Acusado del magnicidio de Luis Carlos Galán Sarmiento, jefe del nuevo liberalismo, Pablo Escobar pareciera ser en ese instante de nuestra historia el culpable de todas las desgracias en Colombia.
Las autoridades le atribuyen en 1989 el hacer estallar un avión de Avianca en pleno vuelo; 197 personas murieron inocentemente, con la intención de asesinar al entonces candidato Cesar Gaviria Trujillo, quien había recibido las banderas del nuevo liberalismo.
En diciembre del mismo año un autobús-bomba estalla frente al edificio del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), sede de la policía secreta, que causó 70 muertes y 500 heridos. Estos tenebrosos atentados y muchos otros mas tendrían entonces una huella inconfundible a juicio de las autoridades colombianas: Pablo Escobar Gaviria. Consecuentemente es declarado entonces el enemigo publico numero 1 de la nación.
Después de prácticamente acorralar al país y arrinconar al gobierno entonces presidido por Cesar Gaviria Trujillo, Pablo Escobar se entrega a la justicia en junio de 1991, con la condición de no ser extraditado a los Estados Unidos. El mismo provee su propia cárcel llamada "La Catedral", la cual mas que un sitio de detención es catalogada como un hotel cinco estrellas. Trece meses mas tarde al ser Pablo Escobar notificado por el propio gobierno que será trasladado de prisión emprende su fuga el 22 de julio de 1992, convirtiéndose en el suceso internacional más bochornoso que Colombia pueda recordar.
Se desatan multiples escandalos y reina la confusión que se riega como pólvora incendiando la dignidad y la competencia de un gobierno, de un pueblo y de toda una nación. Pablo Escobar está libre nuevamente y para muchos peor aún, fortalecido.
El gobierno arrinconado y desesperado crea entonces un cuerpo de élite conformado por 200 efectivos de la Policía y el Ejército colombianos, apoyados estrechamente por todos los cuerpos estatales de seguridad de los Estados Unidos.
Entra a operar el Bloque de Búsqueda liderado por el entonces Ministro de Defensa Rafael Pardo. La cacería no da tregua hora tras hora, dia a dia y mes a mes. Se realizan cientos de operativos y rastréos con la tecnología mas sofisticada existente pero no logran encontrar nada diferente al almuerzo caliente del capo en sus mejores aproximaciones.
Colombia en medio de su frustración no tarda en percibir que la tarea de capturar al Capo iba para largo. País de contrastes no ve alternativa diferente a tomar dicha cacería con un timido humor nervioso. Las columnas en los diarios, los caricaturistas y hasta los programas humorísticos sacan partido de cada nuevo intento fallido del Bloque de Búsqueda.
Diez y seis meses después, tras de una ardua, intensa y sofisticada cacería y sólo protegido por un escolta que también murió en el operativo intentando cubrir la huida de su "patrón", Escobar fue localizado gracias al rastreo electrónico de dos llamadas telefónicas que hizo a su familia en Bogotá.
"A Pablo le quitamos las fortalezas. Se desvertebró la red de taxistas y de bíper que lo protegía. Se empezó a diezmar la estructura que él llamaba militar, pero que era una estructura de delincuentes y sicarios", dice el general Jorge Daniel Castro Castro, quien comandó el cuerpo Élite que debía lograr la captura o la muerte de Escobar.
Las autoridades dieron de baja en enfrentamientos a algunos de sus hombres fieles. El Palomo, Tyson y Chopo, murieron, y otros hombres denominados por las autoridades como "importantísimos" en el cartel, fueron capturados. "Poco a poco esas medidas permitieron que él se fuera quedando solo y comenzara a desesperarse", comenta el general Castro.
Las autoridades impidieron además la salida de sus hijos hacia el exterior, aunque contaban con visas legales expedidas por la embajada estadounidense. La estrategia de acosarlo y agotarlo fue para la policía el medio para aniquilarlo.
Sus perseguidores localizaron el lugar de origen de las llamadas y encontraron en la vivienda prácticamente indefenso al otrora jefe de un ejército de pistoleros que obedecían ciegamente sus órdenes.
Aunque Escobar opuso resistencia disparando al mismo tiempo dos pistolas mientras trataba de escapar por el tejado de la casa en la que se había ocultado tiempo atrás, no logró eludir el fuego de la fuerza élite y su robusto cuerpo se desplomó con el rostro cubierto de sangre.
Aquel 2 de diciembre de 1993 será recordado por el mundo como el día en que murió el gran capo. Tras su muerte, considerada por Estados Unidos como un éxito, muchos respiraron con más paz, pues sabían que Colombia jamás podría permitir que otro hombre adquiriera el poder y manejara la perversidad que manejó Pablo, quien no parecía distinguir entre el bien y el mal, como lo dijo un escritor.
Su muerte no sólo fue celebrada en el lugar por sus verdugos que con expresiones de satisfacción posaron para las fotografías junto al cadáver como si fuera un trofeo: también lo fue por los colombianos en general, encabezados por el presidente de la República, César Gaviria, ex-secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
El júbilo también llegó hasta Washington, que a través de la embajada de Estados Unidos en Bogotá calificó la muerte de Escobar como un "éxito".
En efecto, con Escobar desaparecía el cerebro de la campaña más sangrienta de terrorismo indiscriminado que haya azotado a este país, de por sí habituado a convivir desde hace décadas con un estado permanente de violencia derivado del enfrentamiento armado de las guerrillas izquierdistas contra el Estado.
También quedó el mito. Algunos habitantes de los sectores nororientales de Medellín afirman que el Patrón aún se pasea por las calles, como un ciudadano común, un nuevo narco de bajo perfil.
Escobar, quien durante su vida emuló al histórico jefe mafioso estadounidense 'Al Capone', había sentenciado su propia suerte: "prefiero una tumba en Colombia a una celda en Estados Unidos", lema con el que justificó su guerra contra la extradición a ese país.
Sobre las tejas de barro rojo abrasadas por el sol primaveral que la tarde del jueves 2 de diciembre de 1993 brillaba sobre Medellín (noroeste) quedó tendido el cuerpo inerte de un ciudadano colombiano llamado Pablo Escobar Gaviria ('el patrón', 'el rey', 'el benefactor', 'el capo', 'el criminal', 'el mito', ) pero mas que eso, quedó tendido un testimonio de lo que una nación puede llegar a experimentar cuando el poder del narcotrafico ciega la conciencia de los hombres.
Al momento de su muerte, la revista Semana de Bogotá describía así la huella que marcaba en la historia de Colombia:
"No dejó gobernar a tres presidentes. Transformó el lenguaje, la cultura, la fisonomía y la economía de Medellín y del país. Antes de Pablo Escobar los colombianos desconocían la palabra sicario. Antes de Pablo Escobar Medellín era considerada un paraíso. Antes de Pablo Escobar, el mundo conocía a Colombia como la Tierra del Café. Y antes de Pablo Escobar, nadie pensaba que en Colombia pudiera explotar una bomba en un supermercado o en un avión en vuelo. Por cuenta de Pablo Escobar hay carros blindados en Colombia y las necesidades de seguridad modificaron la arquitectura. Por cuenta de él se cambió el sistema judicial, se replanteó la política penitenciaria y hasta el diseño de las prisiones, y se transformaron las Fuerzas Armadas. Pablo Escobar descubrió, más que ningún antecesor, que la muerte puede ser el mayor instrumento de poder."
“Dad todo el Poder al hombre más virtuoso que exista; pronto le veréis cambiar de actitud”.
Herodoto
Pablo Emilio Escobar Gaviria nació el 1 de diciembre de 1949 en El Tablazo, Vereda de Río Negro, Colombia. Desde niño mantuvo una relación casi edípica con su madre, Hermilda Gaviria, quien lo regañaba constantemente; ya adolescente, fumaba a escondidas cigarrillos de marihuana para relajarse.
Pablo Escobar Gaviria cuando era niño
Empezó su carrera criminal robando lápidas de los cementerios, regrabándolas y vendiéndolas nuevamente. Un tiempo se dedicó a robar autos en las calles de Medellín, pero pronto se involucró en el tráfico de marihuana hacia los Estados Unidos.
Fiesta familiar en casa de los Escobar Gaviria
Introducido en el negocio del tráfico de cocaína por su primo Gustavo Gaviria, la visión empresarial, la inteligencia y la ambición de Pablo Escobar lo convirtieron rápidamente en líder. Primero se desempeñó como intermediario que compraba la pasta de coca en Perú para venderla a traficantes que la llevaban a Estados Unidos.
Libros huecos: antiguo método utilizado por Escobar para enviar armas escondidas
En 1971, estuvo involucrado en el secuestro y homicidio del industrial colombiano Diego Echeverría y del capo del narcotráfico Fabio Restrepo en 1975. Para 1976, fue el responsable del asesinato de dos policías que deseaban extorsionarlo: Luis Fernando Vasco Urquijo y Jesús Hernández Patiño. También comenzó su campaña contra los ricos hacendados de Colombia, que se le oponían de alguna forma. Su lema era “Plata o Plomo”, haciendo alusión a que las cosas podían resolverse con “plata” (dinero) o con “plomo” (con balas). Jhon Jairo Velásquez Vásquez “Popeye” (sic), el lugarteniente de Pablo Escobar y su principal sicario, escribió años después sus memorias junto con la periodista Astrid Legarda, en un libro titulado El verdadero Pablo: sangre, traición y muerte, donde narra la historia del Cártel de Medellín. Le llamaban “Popeye” por dos razones: su parecido físico con el personaje de historieta y el haberse enrolado en la Marina cuando era adolescente. En ese libro, “Popeye” cuenta:
“Ante el discurso del gobierno y la presión de la sociedad antioqueña por expropiar los bienes de los narcotraficantes, Pablo Escobar decide atacar personalmente a los ricos de Colombia. Va a la finca de Fabio Echeverría Correa, presidente de una de las empresas más importantes del país (…) La finca queda en (…) una de las zonas más costosas y exclusivas. La casa, rodeada de jardines y pesebreras (…) muestra la pujanza y el dinero de los industriales. Una construcción hermosa que refleja buen gusto, no sólo en la calidad de los acabados, sino en los muebles que la visten. Escobar ordena que rodeemos la casa, con los tres carros, a prudente distancia uno del otro. Pablo se adelanta rumbo a la finca. Entramos a la mansión con nuestras armas. Todos portamos fusiles R-15 y el Patrón su ametralladora MP-5. No hay servicio de vigilancia ni cámaras. Pieza por pieza revisamos hasta el último rincón. Una mujer y dos empleadas de servicio son las únicas en ese momento. La mujer, al ser indagada por Pablo, manifiesta ser la esposa de un hijo del propietario (…) Con las manos cruzadas y apretadas contra su boca, en señal de piedad y temor, no modula palabra alguna (…) Un perezoso perro San Bernardo es sacado por Tato, casi a rastras, desde la alcoba principal. El jefe ordena sacar a las mujeres de la casa, mientras el Trompón, Mamey y Paskin aparecen con galones de gasolina. Yo, al lado de Escobar, observo todo el operativo (…) (Los otros) vigilan a las tres mujeres, quienes ya sospechan las intenciones del Capo. Pablo ordena que rocíen y esparzan la gasolina por todo el lugar, especialmente sobre los muebles, los cuadros, las paredes y la ropa de los armarios. Los tres hombres obedecen y de arriba a abajo impregnan la casa de combustible, terminando en las caballerizas (…) Pablo ordena abrir las puertas de las caballerizas para que seis hermosos caballos salgan galopando. Las tres mujeres horrorizadas se miran unas a otras y no dicen nada. Todos nos retiramos, junto con ellas. El perro no se separa de su ama. Dando una muestra de lo que se le viene al país, Escobar enciende un fósforo y lo acerca a un camino de gasolina que Paskin ha traído hasta los pies del jefe. El incendio comienza tímidamente. Pablo ordena entonces que vayamos a los vehículos. No habrían transcurrido tres minutos cuando oímos una pequeña explosión (…) Ya la casa arde con fuerza. Escobar se queda mirando en silencio durante cinco minutos las inmensas llamas. Al día siguiente, encarga a Pinina que organice la quema de El Vagón, un símbolo de la oligarquía antioqueña. Se destruyen cuatro fincas más, de empresarios reconocidos”.
Campaña colombiana contra la drogadicción
Escobar siempre fue benefactor de los pobres: les daba casa, comida y trabajo. Muchos de ellos lo protegieron de la justicia por años; muchos otros votaron por él en las elecciones; otros se convirtieron en sus sicarios. Pero a todos brindó apoyo y protección, dinero en efectivo, les construyó hospitales, escuelas y canchas deportivas, servicios de electricidad y agua potable, viviendas y fuentes de empleo, a veces sin relación alguna con el narcotráfico. Creó un barrio con trescientas casas que regaló a los habitantes del basurero de la ciudad y a los indigentes que vagaban por las calles; se llamó “Medellín sin Tugurios” y los pobladores siempre veneraron a Escobar. Hasta el día de hoy, un gran sector de la población lo extraña y hablan de él con cariño, respeto y admiración. “Muchas veces hacemos el bien sólo para poder hacer el mal impunemente”, dirían sus detractores, citando a La Rochefoucauld. Pero la opinión de la gente que por fin recibía ayuda social era otra y con el pueblo no valían aforismos, sino acciones.
Ya en la década de los setenta, se convirtió en una pieza clave para el tráfico internacional de cocaína. Asociado con Gonzalo Rodríguez Gacha, Carlos Lehder, Jorge Luis Ochoa y sus hermanos Fabio y Juan David, fundó el Cártel de Medellín. Nadie discutía nunca su asumido liderazgo en el grupo. Se adueñó de pistas, rutas, laboratorios y monopolizó el comercio ilegal desde la producción hasta el consumo. Escobar llegaría a acumular una fortuna superior a los tres mil millones de dólares y a ser el séptimo hombre más rico del mundo, según la revista Forbes. Parte de las rutas las hacía a través de Nicaragua, estando de acuerdo con Daniel Ortega y los sandinistas. Una fotografía tomada por la DEA donde aparecen Escobar, miembros del gobierno nicaragüense y un piloto estadounidense cargando cocaína en una avioneta, destapó un escándalo.
La fotografía del escándalo
El sicario “Popeye” recuerda en sus memorias:
“Las fotos de Pablo Escobar, de ‘El Mexicano’, de Federico Vaughan y de los funcionarios nicaragüenses, cargando con cocaína el avión piloteado por Barry Seal, fueron contundentes en el desarrollo de los hechos. Los sandinistas recibían de Pablo Escobar entre quinientos y mil dólares por cada kilo de cocaína, dependiendo del tamaño del embarque. Aparte de esto, cobraban doscientos dólares por el almacenamiento y custodia de cada kilo de coca. Lo que no veían era que se estaban fraguando su propia muerte política y el principio del fin de la Revolución Sandinista”.
Escobar durante una corrida de toros, recibiendo el homenaje del torero
El Cártel de Medellín de Pablo Escobar creó en 1981 el primer grupo paramilitar moderno de Colombia, llamado MAS (siglas de “Muerte A Secuestradores”), como respuesta a los secuestros y acciones guerrilleras en su contra, incluido el del padre de Pablo Escobar, que terminó cuando el capo recuperó a su padre y asesinó a todos los secuestradores, menos a uno que consiguió escapar. De acuerdo con documentos de la DEA, al MAS se vincularon también Carlos Castaño y su hermano Fidel, luego conocidos comandantes paramilitares. La fotografía de su primera ficha policial de 1976, le muestra como un joven confiado. El hombre que llegaría a ser el enemigo público número uno de Colombia y número uno de la lista de los más buscados por el FBI se retrataba ante la policía como responsable de un delito contra la salud pública: un pequeño alijo de cocaína.
El primer arresto de Escobar
Ese mismo año, Pablo se casó con María Victoria Henao Vallejos alias “Tata”, una hermosa colegiala de quince años de edad, neurótica, con tendencia a engordar y eternamente preocupada por su familia. Escobar le regalaba chocolates, discos de Raphael y de Camilo Sesto para conquistarla.
Escobar y Victoria Henao “Tata” el día de su boda
Escobar tuvo dos hijos con “Tata”: una niña llamada Manuela y un niño llamado Juan Pablo. A Manuela le apodaban “Terremoto”. Los dos eran su adoración y siempre los cuidó, veló por ellos y los protegió cuanto pudo del peligroso medio donde se desenvolvía.
Con sus hijos, Manuela y Juan Pablo
Pero el primer Escobar público es el que aparece en las fotografías de Iván Restrepo, del diario El Tiempo: los balbuceos de un candidato al Congreso en enero de 1982.
Escobar lidera una campaña denominada “Medellín sin Tugurios”, durante la que organiza actos benéficos, ochocientos partidos de fútbol y corridas de toros para cosechar votos. Es un momento dulce y el prólogo de su debut como filántropo y constructor de un barrio de viviendas sociales para cuatrocientas familias pobres, que se entregan en mayo de 1984.
Paralelamente, Escobar (a quien ya apodaban “El Patrón”) amasaba una fortuna traficando con cocaína, un producto que, está convencido, acabará vendiendo legalmente, bajo la marca “Cocaína Escobar”, cuando la droga se legalice. Escobar realizaba fiestas de disfraces: le encantaba representar a personajes violentos, sobre todo gangsters o revolucionarios zapatistas, ya que admiraba al revolucionario mexicano Emiliano Zapata.
Escobar disfrazado de Al Capone y de Emiliano Zapata
Son los años de gloria de un ecologista convencido que planta más de un millón de árboles en sus propiedades de Antioquia: según unos, por un desprendido impulso ambiental; en opinión de otros, “para que le sirvieran de protección frente a los helicópteros de la policía y le permitieran una huida rápida y segura”.
Son tiempos también de extravagancias fomentadas por el flujo incesante de narcodólares. Escobar hace de la Hacienda Nápoles el epicentro de su imperio: 3,000 hectáreas de terreno boscoso, mansiones de lujo, lagos artificiales, una cancha de football donde equipos profesionales iban a practicar, una plaza de toros, helipuerto y dos pistas de aterrizaje.
La entrada a la Hacienda Nápoles
Había comprado la propiedad en 1979 por 63 millones de dólares; en los años de mayor bonanza, hacia 1983, la finca llegó a operar como un aeropuerto internacional “con tres o cuatro vuelos al día de aviones llenos de coca”, como declaró “El Profe”, uno de sus amigos íntimos. Sobre la puerta de entrada, Escobar colocó la primera avioneta con la que hizo un vuelo lleno de droga hacia Estados Unidos.
En los jardines hizo construir enormes dinosaurios de tamaño natural, para que su hijo jugara con ellos. Pero el colmo de la excentricidad fue el zoológico de la hacienda, en el que reunió la mayor colección de aves en cautiverio de Colombia; también elefantes, jirafas, canguros, cebras, búfalos, gacelas, ciervos, avestruces, tortugas, ñus, venados, faisanes, hipopótamos, leones, tigres, canguros y rinocerontes. Escobar reprodujo en la Hacienda Nápoles todos los elementos de su hábitat natural. La gente podía visitar el lugar y los domingos, las familias colombianas disfrutaban con el paseo. El mismo Escobar se les unía en varias ocasiones. Uno de los canguros se hizo famoso porque jugaba al football.
Los dinosaurios en la Hacienda Nápoles
Su primo menor, Jaime Gaviria, relataría:
“Los animales fueron descargados del avión y nos dijeron que había que llevarlos al zoológico de Medellín a pasar la cuarentena. Pablo sólo dijo: ‘De acuerdo, llévenselos’. Luego envió a su gente a comprar todos los patos, pollos y loros que pudieran encontrar y por la noche fuimos al zoo a rescatar los antílopes, las cacatúas, los cisnes negros europeos, el pato mandarín, los canguros, etcétera. A cambio, dejamos el producto nacional. Entonces alguien reparó en las cebras. Cierto, ¿cómo das el cambiazo a una cebra? Enseguida compramos cuatro mulos, y así, mientras las cebras verdaderas salían en un camión hacia la hacienda, alguien se quedó toda la noche pintando los jumentos, antes de que los cuidadores del zoo se despertasen”.
El zoológico de la Hacienda Nápoles, visto desde lejos
La voluntad de Escobar se hacía tan patente como su violencia. “Plata o plomo”era una de sus frases favoritas; a menudo, las últimas palabras que sus víctimas oían. “Los secuestros fueron la base de todos los crímenes de Escobar en Medellín; la droga no fue el negocio más importante, sólo el más rentable. Pero él secuestraba a gente, le pedía dinero y con frecuencia la mataba igualmente”,declaró años después el general Hugo Martínez.
Para comunicarse con sus hombres, utilizaba palomas mensajeras especialmente entrenadas: nadie sospechaba de los pájaros y podían llegar incluso al interior de las prisiones.
Se ganó mediante la intimidación el apoyo que lo llevaría a la Cámara de Representantes por el movimiento Alternativa Liberal, después de haber sido expulsado junto con Jairo Ortega Ramírez del Nuevo Liberalismo que había fundado Luis Carlos Galán Sarmiento. En una carta, Galán declaró: “No podemos aceptar vinculación de personas cuyas actividades estén en contradicción con nuestras tesis de restauración moral y política del país. Si usted no acepta estas condiciones, yo no puedo permitir que la lista de su movimiento tenga vinculación alguna con mi candidatura presidencial”. Alberto Santofimio Botero, quien fue Senador, se unió a Escobar y se convirtió en su principal contacto en el poder, al grado de que Santofimio lo convenció, años después, de asesinar a varios políticos prominentes, entre ellos un candidato presidencial.
Alberto Santofimio Botero
“Popeye” recuerda en sus memorias:
“Pero las recomendaciones de Alberto Santofimio Botero van más allá: pensando en sacar del camino a adversarios más fuertes, para así facilitar su acceso al poder, azuza a Escobar utilizando la frase que tantas veces repetiría en el futuro: ‘¡Mátalos, Pablo!’”
Como congresista fue invitado por el empresario español Enrique Sarasola, quien tenía negocios importantes en Medellín, a la toma de posesión de Felipe González como Jefe de Gobierno en España, en 1982.
De esta forma, en su mejor momento Pablo Escobar logró acumular gran influencia en múltiples estamentos legales, civiles, económicos, religiosos y sociales de Colombia, sobre todo en Bogotá, Antioquia y Medellín.
En abril de 1983, Escobar fue proclamado pomposamente “Robin Hood de Antioquia” por la revista Semana, la más importante del país. Por entonces, un kilo de cocaína se pagaba a 80.000 dólares en Nueva York, y algo menos (50.000) en Miami.
El aeropuerto de la hacienda y Tranquilandia, uno de los mayores talleres de procesado de pasta de coca, capaz de generar hasta veinte toneladas al mes, funcionaban a marchas forzadas. Otro era Villacoca. En sus memorias, “Popeye” habla acerca del descubrimiento de Tranquilandia por parte de la policía:
“El 8 de marzo de 1984, la policía antinarcóticos descubre dos complejos laboratorios para el procesamiento de la pasta de coca. Son Tranquilandia y Villacoca, en las selvas del Yarí, en el Departamento del Caquetá. La policía, al mando del Coronel Jaime Ramírez y bajo el control del Ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, muestra al mundo el extraordinario descubrimiento. Las gigantescas instalaciones son la prueba del imperio de la droga en Colombia. Tienen dos pistas para los aviones, todo lo necesario para el movimiento de insumos, mucho personal, pasta de coca en abundancia y finalmente, la cocaína lista para el consumo. De allí decolaban los aviones de la mafia, con droga, hacia los Estados Unidos. Las autoridades destruyen cuarenta laboratorios más; detienen a cuarenta y cuatro personas y alrededor de 250 trabajadores huyen, selva adentro, buscando el río Yarí, llevándose consigo cerca de quince toneladas de cocaína a cuestas. Decomisan diecisiete toneladas de coca listas para su exportación. Los campamentos están dotados de televisores, licuadoras, microondas, aire acondicionado, baños con agua potable, todo alimentado con plantas eléctricas a partir de gasolina. Cinco aviones son confiscados. Las imágenes de Tranquilandia y Villacoca le dan la vuelta al mundo. El complejo fue detectado por un satélite norteamericano. Las inmensas provisiones confiscadas daban a las autoridades un estimativo de la gran cantidad de operarios que atendían los laboratorios. Un casino de pilotos acaba por descrestar al Coronel Jaime Ramírez, a su hombre de confianza el capitán Macana y a sus demás oficiales. La pasta de coca era traída de Perú y Ecuador pues, aún no se sembraban las matas de coca, en el país. Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha son señalados por las autoridades como los dueños de los laboratorios. Es toda una ciudadela en el corazón de la selva. Gran triunfo para el Ministro de Justicia, la policía, la DEA y el gobierno norteamericano”.
Las instalaciones de Tranquilandia
Era aficionado a los carros lujosos. Guardaba más de cuarenta autos deportivos en el estacionamiento del Edificio Mónaco en Medellín, donde vivía parte de su familia. Sus bienes raíces incluían edificios, oficinas, fincas, locales comerciales y casas. Tenía más de quinientos predios de su propiedad.
También poseía helicópteros, motocicletas, lanchas y varias avionetas para transportar la droga a través de la difícil geografía colombiana. Incluso llegó a enviarla a través de submarinos, un método innovador que pronto sería imitado por otras organizaciones delictivas.
El interior de uno de los submarinos de Pablo Escobar
Gaviria fundó la cultura del narco, que luego se extendería a varios países: la narcotectura (la arquitectura de las mansiones hiperlujosas y vulgares); la literatura del narco (que convierte a los traficantes en el centro de sus historias); el narcocine (donde películas baratas y de pésima manufactura dan cuenta de incontables balaceras y ejecuciones); el narcoarte (pinturas y esculturas destinadas a ellos o que los retratan); y la narcomúsica (canciones que cuentan sus andanzas, amores, vidas y muertes).
El Narcoarte
Gaviria también sentó las bases que después utilizarían los narcotraficantes de casi todo el mundo. Los cárteles de la droga que surgieron después de él en países como México, Venezuela, Estados Unidos y Colombia, usaron sus métodos y aprendieron sus tácticas de quien fuera el gran innovador. Fue Escobar quien comenzó a ejecutar a los traficantes traidores o rivales, él quien cortó las primeras cabezas y las envió a las autoridades, él quien retomó un viejo método de ejecución de los cincuenta, llamado “La Corbata Colombiana”, una tortura mediante la cual a la víctima se le abría la garganta y se le sacaba la lengua por el orificio, estirándola para que le colgara sobre el cuello.
Escobar envolvió los cadáveres en bolsas de plástico, dio tiros de gracia, ejecutó a docenas simultáneamente y los tiró en parajes y basureros. En Colombia, las autoridades colocaban letreros donde se pedía a la gente que no arrojara los cadáveres en ciertos lugares como los basureros, como si se tratase de algo normal. Pero la cotidianeidad del horror había empujado a los colombianos a ello. “Popeye” narra en sus memorias:
“En la ciudad, un sitio es famoso por la cantidad de cadáveres que la mafia deja allí: ‘La Cola del Zorro’ Es una estrecha ruta entre la transversal superior del poblado y la vía a Las Palmas, un atajo para cruzar prontamente al Oriente Antioqueño. Por su disposición, muy empinado y poco frecuentado, el paso permite advertir, desde lejos, cuando un vehículo sube. Su serpenteante trazado le da el nombre (…) Las autoridades montan vigilancia por temporadas y después la olvidan; ahí mismo vuelven los cadáveres. La policía, cuando hace sus trabajos sucios, también deja en el sitio los cuerpos para que sea culpada la mafia. Es tal la frecuencia con que esto sucede, que los vecinos de la zona han llegado al extremo de colocar letreros que dicen: ‘Prohibido tirar cadáveres aquí’…”
Escobar infiltró a todas las agencias de justicia, colocó a sus agentes, compró funcionarios y políticos, sobornó autoridades, corrompió a militares, pactó con empresarios. Escobar creó el concepto moderno del narcotraficante. Armó a sus ejércitos con los equipos más modernos, puso de moda el uso de las AK-47 y los fusiles automáticos, llevó la guerra a las calles. Se adueñó de un país y de muchas regiones en el extranjero. Durante muchos años, Pablo Escobar Gaviria fue el rey.
Pero faltaba un elemento y pronto llegaría a sus manos. En sus memorias, su lugarteniente “Popeye” recuerda un evento que cambiaría la historia de Escobar y sobre todo, la de Colombia:
“‘El Negro’ le cuenta a Escobar que cuando estuvo preso en los Estados Unidos, conoció a un experto en explosivos (llamado Miguel), integrante de la ETA, el grupo terrorista del País Vasco en España. A Escobar se le prende el bombillo y pregunta si lo pueden ubicar. Pabón le pide dos días para indagar por él, con un amigo que tienen en común. ‘El Negro’ Pabón se pone de lleno a buscar al experto en explosivos. En diez días lo ubica, vía telefónica. Le envía diez mil dólares a España; en quince días está en el apartamento del ‘Negro’ en Medellín. Pablo se encuentra en la Hacienda Nápoles (…) ‘El Negro’ llega a la Hacienda, por vía terrestre, con Miguel. Lo lleva al comedor, le ordena un refresco y va por Escobar a su habitación. ‘El Patrón’ no lo hace esperar y baja, frotándose las manos como quien quiere conocer a una estrella de cine. Miguel, el terrorista de ETA, ve venir al ‘Patrón’ con ‘El Negro’ y se levanta de su asiento igualmente emocionado: ‘Hombre, Pablo, que gusto conocerte’, dice el terrorista con su acento español. Se dan la mano. En ese apretón de manos está sellada la más sangrienta guerra de la historia del país. La llegada a Colombia del terrorismo indiscriminado. El destino permite una alianza tenebrosa. Un experto dinamitero con mente de terrorista y Pablo Escobar Gaviria, un narcotraficante sin escrúpulos. Cuando sueltan sus manos, ya la suerte está echada para miles de colombianos (…) La reunión se prolonga por tres horas; Escobar llama a Pinina; le pide un hombre inteligente y despierto para que tome un curso con Miguel y aprenda la técnica de los carros bomba, activados tanto a control remoto como por mecha lenta. ‘Tengo el hombre preciso, es un familiar mío que estudia Ingeniería Electrónica en la Universidad de Antioquia’, le responde. Se le asigna a Pinina la responsabilidad de mover a Miguel y de conseguirle todo lo que necesite, incluso la dinamita. El destino no juega, está escribiendo el temible libreto. Miguel es hospedado en una de las fincas de Pablo Escobar, con todo tipo de comodidades. El terrorista es ordenado, meticuloso y muy profesional. Nada de drogas, mujeres, ni de bebidas. Actúa como un científico”.
Es entonces cuando comienza realmente la historia negra de Escobar. El periodista Guillermo Cano, dueño y editor del diario El Espectador, se atrevió a abrir el debate sobre el origen real de sus bienes, mientras subrayaba el negativo impacto que las actividades del narcotráfico tenían para la imagen de Colombia, a la sazón primer país productor de cocaína en el mundo. Los acontecimientos se precipitaron. A raíz de las investigaciones del periódico, el debate sobre el dinero del narcotráfico llegó al Parlamento.
El periodista Guillermo Cano
A principios de agosto de 1983, Rodrigo Lara Bonilla, Ministro de Justicia, demostró que la fortuna de Escobar no era tan limpia; el 25 del mismo mes, El Espectador secundó la denuncia mostrando por vez primera su ficha policial de 1976.
Pese a que Escobar ordenó a sus hombres que recorrieran la ciudad “y compraran todos los diarios disponibles”, la noticia le costó un tirón de orejas precedido por una imprecación enérgica de parte de su madre: “¡Pablo! ¡Levántate! ¡Tengo que hablar contigo!”, le dijo su madre. Ella no sabía de su detención. La opinión materna pesaba como ninguna otra en Escobar y nunca perdonaría al periódico por aquella humillación ante su progenitora.
Hermilda Gaviria, la madre de Pablo Escobar
La factura se pagó poco después. El respetado periodista Guillermo Cano, dueño del periódico, fue asesinado poco después. Era apenas el inicio. La afrenta a Escobar acabó volviéndose contra el Estado.
Los colegios de pago se negaban a escolarizar a sus hijos, los clubes sociales no le aceptaban como miembro. Esa marginación de las clases altas colombianas encendió su furia.
La masacre de Pablo Escobar, pintura de Fernando Botero
La maquinaria de Escobar producía entre cuatro mil y cinco mil kilos de cocaína al mes. Cada vez que un cargamento de cocaína entraba a Estados Unidos, se lanzaban al aire fuegos artificiales; los traficantes decían que habían “coronado”. Al mismo tiempo, Medellín se convirtió en la ciudad más violenta del mundo: hubo 1,698 asesinatos en 1985 y 3,500 al año siguiente.
Los narcos se disparaban en la calle, frente a todos, a cualquier hora. Nadie se metía. Años después, el escritor Fernando Vallejo retrataría esta realidad en su novela La virgen de los sicarios, la cual sería llevada al cine. Otra historia enmarcada en esa etapa fue Rosario Tijeras, novela de Jorge Franco, también adaptada al cine, supuestamente basada en la historia de una de las amantes de Escobar.
El 30 de abril de 1984 cayó el Ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla. Fue acribillado en plano día. Esto indignó al Poder Legislativo; arreciaron los movimientos legales para acelerar la extradición de narcos a Estados Unidos. “Popeye”, lugarteniente de Pablo Escobar, recuerda el hecho en sus memorias:
“Pablo Escobar ‘El Patrón’ se mueve en la clandestinidad, pero no se oculta. Desde su retiro, trata de subsanar el grave error cometido al incursionar el peligroso campo de la política, pero ello no detiene la incesante persecución del Ministro. Escobar, ya en su terreno, manda a Pinina, Chopo y Oto a hacerle inteligencia al Ministro en la Capital de la República. El grupo Escobar en Bogotá ubica la rutina del mismo y su escolta. Lara Bonilla nunca imagina que Pablo Escobar lo atacaría tan pronto. De todas formas, sabe que Escobar es un enemigo muy peligroso y busca refugio en los Estados Unidos, pero para el mes de mayo. ‘El Patrón’ asimila el golpe de Tranquilandia y en ese momento se decide y sentencia: ‘Hay que matar al Ministro’. Sabe que puede ser peor el remedio que la enfermedad, pero se la juega toda y va de frente. El comando de Pablo idea varias formas de ejecutar a Lara Bonilla. Una de ellas es dispararle ráfagas de fusil, desde una ambulancia. Pinina va a su barrio, Campo Valdés y contrata a Byron Velásquez apodado Quesito y a Iván Daría Guisado. El primero es un hombre diestro en el manejo de motocicletas y el segundo, un consumado asesino. Con una moto Yamaha sin pasado y una ametralladora Atlanta calibre 45, junto con Pinina, viajan a la ciudad de Bogotá, Chopo, Oto y la Yuca; optan por ametrallar al Ministro en el desplazamiento desde su casa al Ministerio de Justicia. Esta vez Lara Bonilla está en el terreno de Pablo Escobar Gaviria: las calles. La gente de Escobar termina la inteligencia y se repliega en la ciudad; le dejan el operativo a Byron e Iván Daría Guisado. El Ministro es celosamente custodiado por el DAS, pero su carro oficial no está blindado; allí encuentran su talón de Aquiles. La falla en su seguridad ya había sido detectada por Pinina y los demás. El Jefe espera el desenlace del operativo en la Hacienda Nápoles, bajo la seguridad de sus hombres. Su paraíso, que le servía para divertirse, ahora lo utiliza para ocultarse. En abril de 1984, la historia del país se rompe en dos: desplazándose en un automóvil oficial Mercedes Benz, por la Avenida 127 al norte de Bogotá, la mano de Pablo Escobar alcanza al Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla. Una ráfaga de ametralladora depositada en su humanidad por Iván Darío, pone fin a la disputa entre el Ministro y Pablo Escobar; pero inicia gran baño de sangre en el país”.
Rodrigo Lara Bonilla, Ministro de Justicia, poco antes de su asesinato
Se creó entonces un grupo clandestino que se haría famoso en el mundo entero: “Los Extraditables”, formado por todos aquellos narcotraficantes susceptibles de ser entregados a la justicia estadounidense. “Preferimos una tumba en Colombia, que una celda en los Estados Unidos”, afirmaban. La mayoría eran miembros del Cártel de Medellín. El objetivo de “Los Extraditables” era influir en la sociedad y en los estamentos jurídicos y legislativos del estado para que no existiese tratado de extradición con los Estados Unidos. Inicialmente el grupo se dedicó a publicar avisos de prensa en donde defendían su posición, así como a influir en partidos políticos para que defendieran sus tesis.
Parte de las actividades de “Los Extraditables” era secuestrar a políticos o empresarios que tuvieran que ver con los procesos de extradición. Uno de ellos fue Andrés Pastrana, hijo de un ex presidente de Colombia y quien contendía por la Alcaldía de Bogotá. En sus memorias, “Popeye” recuerda ese evento:
“(Miré a Andrés Pastrana tras su secuestro y le dije): ‘Soy Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’, jefe de un comando de Los Extraditables; usted va para la ciudad de Medellín’. Andrés Pastrana cae sentado en la cama y se toma la cara con las dos manos, totalmente descompuesto. Se va a desmayar. El niño consentido de la oligarquía, a quien están preparando para ser un día Presidente de Colombia, totalmente entregado. En un ataque de histeria, empieza a gritar llorando corno un bebé: ‘¡Me van a matar, me van a matar!’ Le digo al pobre proyecto de hombre cuya vida está en mis manos: ‘Me doy cuenta que las fuerzas lo abandonan. Ahí comprendo que la oligarquía es cobarde, por eso no mandan a sus niños a hacer el servicio militar, ni sirven para sicarios. Para eso tienen a los agentes del DAS’”.
Andrés Pastrana
“Tomo del brazo al afligido candidato y lo llevo al helicóptero. Con señas me saludo con el piloto. Nos dirigimos rumbo a la ciudad de Medellín. La lágrimas de Andrés Pastrana son tantas que empapan toda la funda de la almohada (…) Inquiere el por qué es secuestrado por Los Extraditables, ya que nunca ha dicho o hecho nada contra ellos (…) Del susto se le olvida que él fue presentador del noticiero TV Hoy, propiedad de su familia y en más de una ocasión, enfiló sus baterías contra el grupo. No tiene la hombría de reconocerlo…”
Otro hecho muy grave es el asesinato del Procurador Hoyos. Tras secuestrarlo, lo llevan a una casa de seguridad. En sus memorias, “Popeye” recuerda:
“Logro pasar dos retenes, uno del ejército y otro de la policía (…) Le insisto a un sargento que me van a despedir de mi trabajo y lo convenzo. Éste me deja seguir, no sabe que voy con la misión de matar al Procurador. Entro al escondite tranquilo (…) El sobrevuelo de los helicópteros oficiales complica más la situación. Sacamos al secuestrado del cuarto (…) ‘Procurador, esto es más complicado de lo que parece. A usted lo ha secuestrado un comando de Los Extraditables y será ejecutado por el delito de traición a la patria’, le digo mirándolo a los ojos. ‘¿A quién diablos traicioné yo?’, dice el político, abandonando sus modales y su compostura. ‘Traiciona sus orígenes, traiciona a su gente, traiciona a su país y se traiciona usted, al avalar las extradiciones y perseguir jurídicamente a Pablo Escobar Gaviria…’ Bruscamente me interrumpe y me pide a gritos que le llame a Escobar, para hablarle (…) Nos vamos junto con el Procurador a una cañada que hay a diez minutos del escondite. El Procurador, con una actitud digna, permanece en silencio, sin implorar por su vida (…) (El sicario) dispara una vez sobre la cabeza del Procurador Hoyos; éste cae sin quejarse (…) mira a la montaña donde están los soldados, le dispara de nuevo, en dos ocasiones”.
Escobar con su familia
Ante el panorama sombrío, Escobar decidió entonces dar otro paso. Antes de su muerte en agosto de 1984, Iván Marino Ospina, comandante del grupo guerrillero colombiano M-19, le comentó a Pablo Escobar que el M-19 tenía la intención de tomar el Palacio de Justicia para juzgar al presidente y llevarse a los magistrados a otro país. La ilegalidad en la que se movían había permitido que ambos hombres se relacionaran. A Escobar le encantó la idea y vio en ello la oportunidad de tomar venganza y hacer sentir su poder al estado colombiano. Les prestó a los guerrilleros la pista de la hacienda Nápoles para que importaran de Nicaragua los fusiles y el explosivo C-4 que utilizarían. Les dio además dinero: cinco millones de dólares. En sus memorias, el sicario “Popeye” menciona:
“Recuerdo claramente aquel día. Después de pedir una entrevista con el Patrón, los líderes del M-19, Iván Marino Ospina y Álvaro Fayad, llegaron a la Hacienda Nápoles. En la larga reunión llevada a cabo allí, le cuentan el ambicioso proyecto que tienen en mente: atacar el Palacio de Justicia. Le dicen que quieren montar un espectacular operativo, frente a los medios de comunicación del mundo, en plena Plaza de Bolívar, para denunciar al presidente de Colombia, Belisario Betancur, por haber incumplido y traicionado un cese del fuego y un diálogo pactado con la insurgencia. ‘Belisario nos está tomando el pelo’, le dice Iván Marino al Patrón, y él le contesta: ‘No, no les está tomando el pelo, es que en este país, los militares son dueños del presidente de turno y éstos no están dispuestos a seguir apoyando el proceso de paz’. ‘Si no hacemos estas cosas, Pablo, no seríamos fuertes negociadores en la mesa de diálogo’. El Patrón les pide que le cuenten los detalles del operativo; de inmediato, Álvaro Fayad le empieza a explicar con no poco entusiasmo: ‘La operación la vamos a bautizar Antonio Nariño, por los Derechos del Hombre; contamos con cerca de cincuenta efectivos. Veintiocho guerrilleros que ingresarán por el sótano, donde ya tenemos un infiltrado quien nos abrirá la puerta. Previamente seis compañeros estarán dentro del Palacio, haciéndose pasar por abogados, y en la parte exterior tendremos diez compañeros atentos con la inteligencia y listos para apoyarnos’. Después de varias horas de discutir sobre el operativo, Pablo Escobar se pone de pie y les pregunta: ‘Bueno, muy bien, todo suena perfecto y ¿qué necesitan de mí?’ ‘Pablo, pretendemos tu financiamiento de toda la operación; a ti te conviene por lo de la extradición, por eso te buscamos’, le dice Iván Marino Ospina. ‘Estimamos necesario un millón de dólares; es preciso traer fusiles de Nicaragua y explosivos C-4’, complementa Álvaro Fayad. Pablo se queda pensativo y les dice: ‘Yo les presto un avión que puede aterrizar en la Hacienda Nápoles y así pueden ser trasladadas las armas y los explosivos’. ‘¡Gracias Pablo!’, le contestan ambos en coro, entusiasmados. ‘Pero les voy a proponer un negocio más interesante para ustedes. Debemos aprovechar esa entrada al Palacio para darle un golpe fuerte a la extradición. Les voy a entregar dos millones de dólares, pero va a haber cinco más esperándolos cuando hayan terminado el operativo. Dos de mis hombres irán con ustedes con la misión de quemar los expedientes de todos aquellos que van a ser extraditados de Colombia hacia Estados Unidos y de asesinar a Reyes Echandía, Medellín Forero, Medina Moyano y Patiño Roselli, por traidores a la patria’. Los dos hombres se miran e Iván Ospina dice: ‘No, no nos parece muy buena idea que vayan personas diferentes al comando, ya que nuestros hombres llevan varios meses entrenándose para el operativo y sería demasiado riesgoso para el éxito de la misión’. ‘Bien, entonces ustedes se hacen cargo de que se cumpla este objetivo’. Al Jefe le seduce la idea de ayudar al grupo guerrillero, para con ello, de paso, atacar el núcleo de la justicia colombiana con la que está enfrentado. Pablo necesita eliminar a todos aquellos jueces quienes, con su fallo, aprueban la extradición; por eso ha mandado a asesinar, antes que a los demás, al magistrado responsable de la aprobación de la extradición”.
Mientras los guerrilleros preparaban el asalto, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) sentían los embates de los narcotraficantes. El 20 de septiembre de 1985 hubo una reunión en el Club Militar entre cinco funcionarios del gobierno y cinco magistrados de la Corte, presididos por Alfonso Reyes Echandía. El objetivo del encuentro era discutir las medidas de protección que se iban a tomar para resguardar a los cuatro magistrados de la Sala Constitucional de la Corte: Manuel Gaona Cruz, Carlos Medellín Forero, Ricardo Medina Moyano y Alfonso Patiño Roselli. Estos tenían a su cargo el tema de la extradición de los narcos, por cuenta de la cual los dos últimos ya habían recibido amenazas de muerte.
Alfonso Reyes Echandía, Presidente de la Corte
En ese encuentro se determinó que la policía hiciera un estudio de seguridad del Palacio de Justicia, el cual se llevó a cabo entre el 27 de septiembre y el 15 de octubre de ese año. Los resultados del mismo se presentaron en un Consejo de Gobierno el 17 de octubre. El día anterior, el Comando General de las Fuerzas Militares recibió un anónimo en el que se denunciaba que el M-19 iba a tratar de tomar el Palacio el día 17 de octubre. La ubicación del Palacio era estratégica: quedaba a 250 metros del Palacio de Nariño, la casa Presidencial. También se encontraba muy cerca del Capitolio Nacional, sede del Poder Legislativo.
En previsión de cualquier eventualidad entre el 17 de octubre y el 1 de noviembre, la seguridad del Palacio de Justicia fue reforzada con un oficial, un suboficial y veinte agentes de la policía. Ese día terminó la custodia especial por petición del presidente de la Corte, Alfonso Reyes Echandía, quien, según un oficio de la policía, solicitó su retiro por su “espíritu civilista” y “por las continuas quejas que recibía por parte de los abogados litigantes y miembros de la Corte Suprema y del Consejo de Estado, quienes veían con extrañeza y por demás perjudicial las medidas extremas que se estaban tomando en el Palacio de la Corte”.
El 6 de noviembre de 1985, los guerrilleros patrocinados por Escobar atacaron el Palacio de Justicia. A las 11:30 de la mañana comenzó el tiroteo en las inmediaciones de la Plaza de Bolívar. Veintiocho guerrilleros del M-19 irrumpieron por el sótano en tres vehículos. En la incursión asesinaron al administrador del edificio y a dos celadores. Adentro los esperaban siete compañeros más.
El ataque al Palacio de Justicia
Afuera se quedó otro grupo, con igual número de guerrilleros, que no alcanzó a llegar a tiempo. Así comenzó la “Operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre”, la acción armada por medio de la cual el M-19 pretendía juzgar al entonces presidente Belisario Betancur por haber traicionado el acuerdo de cese al fuego que había sido firmado por ambas partes el 24 de agosto de 1984.
Casi en el mismo instante en que los guerrilleros del M-19 irrumpieron, comenzó la reacción de las Fuerzas Armadas. El subteniente de la policía José Rómulo Fonseca intentó ingresar por el sótano a repeler el asalto y fue herido de muerte. A las 12:30 horas, una hora después del inicio de la toma, treinta y cinco guerrilleros controlaban el Palacio y tenían a trescientas personas como rehenes.
Afuera el Ejército había establecido un perímetro de seguridad, dos vehículos Cascabel habían ingresado al patio interior del edificio y tres helicópteros de la policía con miembros del Grupo de Operaciones Especiales habían intentado aterrizar en el techo. Uno de los helicópteros hizo vuelos rasantes y algunas descargas, luego de lo cual se levantó una densa columna de humo.
A las 13:30 horas, las tropas evacuaron a 138 personas y, según el testimonio que rindió el general Miguel Vega Uribe, ministro de Defensa de entonces, en ese momento los guerrilleros le prendieron fuego a los archivos. Cuando los periodistas lograron contactar en medio de la toma a Luis Otero, el comandante del M-19 que dirigió el operativo y le preguntaron por este hecho, les respondió:“Nosotros no los hemos quemado, no tenemos ningún interés en destruirlos”. Por supuesto, no era verdad: a Escobar le interesaba que todos los archivos sobre el narco fueran destruidos. Se quemaron allí seis mil expedientes.
En la conflagración y a causa de los incendios y el fuego de artillería, la temperatura alcanzó los 3.500 grados centígrados. Durante el asalto murieron los cuatro magistrados de la sala constitucional y Echandía, quien había sido uno de los redactores del Código Penal de 1980 que autorizaba la extradición.
El combate por el Palacio fue una debacle para los guerrilleros y una victoria pírrica para las Fuerzas Armadas. Para los intelectuales de izquierda el asalto del Palacio significó el entierro de la guerrilla como proyecto histórico.
El asalto condujo a un Golpe de Estado técnico. Con el presidente Betancur inmovilizado en forma tácita, las Fuerzas Armadas atacaron impulsivamente con todos los medios a su disposición y con la mayor rapidez. Esto permitió que 215 personas salieran vivas del Palacio de Justicia. Sin embargo, esa misma celeridad no permitió elaborar un plan de rescate quirúrgico que hubiera salvado la vida de once de los veinticuatro magistrados de la Corte Suprema de Justicia que perecieron en el combate.
Reyes Echandía, Presidente de la Corte, imploró a través de los medios: “No he podido comunicarme con el Presidente. Si siguen disparando nos van a matar”. En la refriega se sacrificó al Poder Judicial. La lluvia de plomo y la tormenta de fuego que se desató aceleraron el proceso de desinstitucionalización de Colombia. La investigación sobre los hechos del Palacio de Justicia llenó 100.000 folios y aun así quedaron muchas preguntas sin respuesta.
Sobre las ruinas humeantes del Palacio incinerado se levantó tiempo después una nueva mole para la justicia, que sepultó bajo concreto, mármol italiano y vidrios blindados todos los fantasmas del pasado. En sus Memorias, “Popeye” rememora la actitud de Escobar mientras todo ocurría:
“El ejército combate por veintiocho horas, eliminando a los guerrilleros; veintiocho horas de felicidad para el capo de capos, observando, como un niño emocionado, por televisión, en vivo y en directo, la culminación del plan urdido por el M-19 y financiado por él. No sólo consigue desaparecer los expedientes por la quema, también evita el tener que cazar en la calle, a los firmantes de las extradiciones, quienes mueren incinerados y con una bala en su cerebro. El periódico El Espectador denuncia la mano de Escobar en la toma del Palacio; don Guillermo Cano vigila con lupa los hechos que tienen el sello del ‘Patrón’ y los denuncia sin ningún escudo”.
El nuevo Palacio de Justicia
La acción costó la vida al presidente del Tribunal Supremo y a once de sus jueces. Casi un centenar de colombianos murieron durante las 28 horas que duró el combate por el Palacio. Después del asalto, la extradición quedó herida de muerte y un año después, la nueva Corte Suprema de Justicia la declaró inaplicable por un vicio de procedimiento. Escobar había logrado su objetivo. Después de esto, el presidente Betancur ya no tenía margen de maniobra. Se había jugado todo por la paz sin ningún resultado. No le quedaba más alternativa que la guerra.
El presidente Belisario Betancur
El asesinato de jueces se convirtió en una sangría. Combinado con el secuestro, acabó capturando a la nación entera. “Popeye”, el único lugarteniente de Escobar que quedaría con vida, afirmó en una entrevista: “Un tipo con un puñado de hombres como nosotros, en siete años puso al país de rodillas”.
El siguiente objetivo de Escobar fue el periódico El Espectador. Tras asesinar poco antes a su dueño, destruyó la redacción del diario con una bomba de cien kilos de explosivos. Escobar no había perdonado el mal rato que el diario le había hecho pasar ante su madre el día que publicaron su ficha policial.
El magnicidio de Luis Carlos Galán, candidato presidencial en las elecciones de 1990, fue otra vuelta de tuerca en su carrera criminal y un peldaño más en el descenso a los infiernos de Colombia. Galán luchaba contra el narco. De llegar al poder, hubiera combatido a Escobar como ningún otro. Fue el senador Alberto Santofimio quien dijo solamente dos palabras: “¡Mátalo, Pablo!”, sellando de esa forma el destino del candidato y hundiendo a Colombia en una de las mayores crisis políticas de su historia.
Luis Carlos Galán
“Popeye”, lugarteniente y sicario de Escobar, narra en sus memorias:
“El 18 de agosto de 1989 es un día decisivo para la mafia, para el candidato Luis Carlos Galán y para el Coronel Waldemar Franklin Quintero. Todo día comienza con la muerte a balazos del Coronel (…) Lo cazan antes de llegar al comando. Treinta balazos dan fin a la vida del policía que le sirvió treinta y cuatro años a la nación. Sólo va acompañado de su chofer (…) Como resultado de los exhaustivos trabajos de inteligencia, todos sabemos que el candidato asistirá a una manifestación en Cundinamarca; allí lo espera el poder de la mafia y la muerte (…) ‘El Mexicano’ se camufla entre los seguidores del Presidente de la República, Virgilio Barco Vargas (…) Luis Carlos Galán, enterado de la muerte del Coronel de la Policía, seguro abrirá su discurso en Soacha atacando a Pablo Escobar y dándole el tinte de héroe al oficial ajusticiado. A las 20:30 horas, Luis Carlos Galán llega a la plaza. Sus copartidarios gritan vivas; todo es una fiesta, pancartas, pasacalles, banderas; el triunfo es un hecho. Lo llevan a la tarima sus seguidores, acompañados de la numerosa escolta del DAS. Saludando, Galán va con su puño en alto y, apenas subiendo los escalones de la tarima, antes de iniciar su enardecido discurso, la ametralladora escupe su mortal carga. Es una ráfaga tabletea y Galán cae mortalmente herido. Las cámaras de los noticieros registran la dramática escena. Se escuchan tiros a lo lejos, cae herido un escolta (…) La confusión es total. Galán es sacado de urgencia al hospital más cercano.
El asesinato del candidato Luis Carlos Galán durante un mitin político
“Yo estaba con Pablo en su escondite (…) Escobar es un león enjaulado. Oye las noticias en un pequeño radio Sony. Está muy nervioso; nunca lo había visto así. Las noticias dicen que Galán se encuentra herido y solicitan sangre para él. Esto es una mala señal. Pablo dice: ‘Tenemos que estar muy atentos porque si este hombre sobrevive, nunca más podremos volver a acercárnosle’. Pero Galán se ha desangrado en el camino al hospital; los intentos de los médicos por revivirlo han sido en vano (…) Pablo apagó el radio, llamó a quien manejaba el teléfono de seguridad y le ordenó que estuviera alerta. Se sentó en la banca que daba hacia el río y allí se quedó solo, pensativo (…) A las dos horas se reunió con nosotros; estaba contento, dijo; Que era un gran día para la mafia, que la organización de Los Extraditables se hallaba fortalecida, que ya lo fácil había pasado, que lo duro estaba por venir (…) La noticia paraliza al país, las fuerzas militares entran en alarma de primer grado. El Presidente va a los medios acompañando de su gabinete y, desencajado, promete destruir a la mafia. Pero Los Extraditables también están presente (…) El mundo entero se solidariza (…) El país llora a su líder (…) La Policía, el Ejército, la Infantería de Marina, el DAS, la DEA, todos contra la mafia. Miles de allanamientos, arrestos, decomisos, se dan contra la organización delictiva”.
“La muerte que más afectó al país fue la del candidato Galán. Su asesinato cambió el curso de la historia de Colombia”, afirmó “Popeye”. El hecho acontecido ese viernes cambió la noción que el país tenía de los narcos.
Colombia era un lugar donde nadie podía vivir tranquilo; ya no se trataba solamente de las guerras entre cárteles, sino del terrorismo que mataba civiles. En la investigación del asesinato de Galán, Gilberto Orejuela, uno de los más acerbos enemigos del líder del Cártel de Medellín, dijo a la policía: “Pablo Escobar es un psicópata que sufre de megalomanía”. Eso se reflejó inclusive en su ofrecimiento, a Belisario Betancur y a Virgilio Barco, de pagar de su bolsillo la deuda externa colombiana; algo que según la leyenda años después otro narcotraficante, Rafael Caro Quintero, repetiría en México.
En su vida íntima, Escobar amaba a su esposa, a quien llamaba cariñosamente “Tata”. Abundaban las historias sobre el final amargo de algunas de las amantes de Pablo Escobar, aspirantes a concursos de belleza o estrellas de televisión de poca monta, algunas de las cuales le preguntaron: “¿Tata o yo?”. Pablo contestó rudamente a una amante llamada Sofía: “Tata, porque tú me conoces desde hace dos días, pero ella ha estado a mi lado en lo bueno y en lo malo”.
Pablo Escobar con su esposa “Tata”
Otra chica, llamada Wendy Chavarriaga, corrió peor suerte. El testimonio de “Popeye” es sobrecogedor: “Se quedó embarazada de Pablo, pese a que él le había dicho que tomara precauciones. Pero ella no lo hizo porque era una calculadora que quería una parte del botín. Cuando estaba encinta, Pablo le mandó a cuatro de sus hombres con un médico y éste le arrancó el niño. Lo sé porque después tuve que ejecutarla”.
Escobar le enviaba a Tata montones de rosas amarillas. “Lo suyo fue una eterna historia de amor, una historia hermosísima. Uno de los líderes de esta terrible organización criminal tenía también un extraordinario lado humano”, añade “Popeye”.
Otras amantes suyas fueron actrices de cine o televisión, modelos hermosísimas e incluso Elsy Sofía, quien fue Señorita Medellín. También una ganadora de Miss Colombia. Pero la única amante que tuvo algún peso en su vida fue Virginia Vallejo, conductora de televisión y una de las mujeres más hermosas de Colombia. Ex modelo, había aparecido en la portada de muchas revistas, entre ellas Cosmopolitan.
Con Virginia Vallejo, su amante
Virginia y Escobar vivieron una pasión enorme y prolongada, que duró hasta después de que el narcotraficante había convertido Colombia en un matadero. Con el tiempo, Virginia publicaría sus memorias al lado del capo.
Dedicatorias autógrafas de Pablo Escobar a Virginia Vallejo
La persecución de Escobar llevó a la desesperación al gobierno, que comenzó a perseguir a todos en una cacería de brujas que desangró aún más al país. El sicario “Popeye” recuerda en sus memorias:
“Llega a la ciudad el temible Bloque de Búsqueda, un grupo de agentes especiales de la policía, con el único objetivo de perseguir a Pablo Escobar y a sus hombres; usará las tácticas de la tortura y el ajusticiamiento para, de esta forma, destruir al Cártel de Medellín (…) Son más de quinientos efectivos. Vienen acompañados por la DIJIN, al mando del Mayor de la Policía, Riaño, un oficial inhumano (…) Este grupo de veinte hombres es la punta de lanza del Bloque de Búsqueda. Son llamados ‘Los Rojos’ por sanguinarios y crueles (…) Siempre operan de civil (…) El General de la Policía, cuando es cuestionado por los periodistas de RCN sobre los procedimientos que atentan contra los Derechos Humanos, contestó: ‘¿Qué quieren, que mande a unas monjitas para atraparlos?’ (…) (Se crea una) organización policial nueva, llamada el Grupo Élite. Su centro de operación es la Escuela de Policía Carlos Holguín, tristemente famosa por la instalación de una sala que se conoce como “El Sauna”, donde introducirán a todos aquellos a quienes quieren hacer hablar; esta particular sala de tortura, mediante sus altas temperaturas, llegaba a despellejar vivos a los prisioneros que eran introducidos en ella. Entre las herramientas de ferretería que se utilizaban para lograr las delaciones, están los taladros eléctricos, con los que serán perforadas rótulas y columnas vertebrales. Algunos de nuestros hombres que lograron salir de allí con vida regresaron desfigurados, con laceraciones en su cuerpo, sin uñas e incluso sin ojos (…) El Grupo Élite sale a las calles tras nuestra pista, monta retenes en puntos clave de la ciudad, con nuestras fotos a mano. Todo carro de lujo que ven, lo paran en el acto, bajan a la gente con groserías, ‘¡Bájate vieja mafiosa, decíle a ese hijueputa de Pablo Escobar que salga!’ La prepotencia y abuso de autoridad estatal es enorme. La gente los odiaba.
“En la Escuela Carlos Holguín reciben la información de la ciudadanía, reclamando las recompensas. El Patrón pone a sus hombres a que llamen y den información errada para confundirlos. Los policías del Grupo Élite sólo son la fachada; ‘Los Rojos’ no se andan con amenazas y bravuconadas, van a los barrios populares y en la creencia falsa de que todos los jóvenes son matones al servicio de Pablo Escobar los forman y los asesinan; las esquinas de Medellín se convierten en paredones de ejecución. En el barrio Villa Tina son ejecutados doce jóvenes a manos de ‘Los Rojos’; en el barrio Santa Cruz, cuatro más son asesinados la misma forma y otros tres en el barrio Castilla. No pasa un día sin una masacre; todos los días desaparece gente y se sabe que terminan su vida dentro de la Escuela Carlos Holguín; en veinte días, más de setenta jóvenes caen bajo las balas oficiales (…) Pablo ama a su pueblo y lo están masacrando, las clases pobres, de donde él surgió, están sufriendo el embate de unos asesinos oficiales (…) Pone letreros donde se ofrecen 1.000 dólares por policía muerto; 2.000 por suboficial muerto; 5.000 dólares, por teniente muerto, 10.000 dólares por capitán muerto; 20.000 dólares, por mayor de la policía muerto; 30.000 dólares, por coronel muerto (…) Pablo llena sus vehículos de armas y las reparte en los barrios; pistolas, ametralladoras, Mini Uzi, fusiles, granadas de mano, miles de cajas de munición, van a parar a manos de los ciudadanos. La pelea ya no era entre bandas; es contra la Policía Nacional (…) A los agentes que viven en los barrios populares los están matando. ‘Los Rojos’ van con todo y continúan sus masacres, todos atacan y caen cuatro policías más. (Un sicario) le madruga al Grupo Élite y detona un carro bomba contra un camión del mismo, lo coge de costado y lo lanza al otro lado de la autopista; quince policías mueren en el acto, diez más quedan gravemente heridos. Las escenas son dantescas, policías corren encendidos como teas humanas, los destrozos en el lugar son brutales, los automóviles de civiles son destruidos y mueren seis personas; una veintena queda mutilada. Los Élites ya han encontrado la respuesta que buscan. Pablo Escobar Gaviria les ha salido al paso, ahí lo tienen: la dinamita es su tarjeta de presentación. La ciudad bajo ríos de sangre acompañada por los sonidos de las bombas (…) Muchos policías asesinan a sus compañeros para cobrar las recompensas. La locura se ha apoderado de todos…”
Pero la devoción por su familia, su amante y su pueblo no le impedía a Escobar reservar para quienes lo traicionaban el peor de los tormentos: la tortura y la mutilación de sus hijos pequeños, bebés algunos, delante de los horrorizados padres. Otras veces, ordenaba a los hijos que asestaran el tiro de gracia a sus progenitores, previamente torturados por sus hombres. Al hijo de nueve o diez años de edad de uno de sus enemigos, el mismo Escobar le puso la pistola en la mano porque el hombre tardaba en morir. Obligó al niño a dispararle a su padre. En otra ocasión, tras invitar a un guardaespaldas caído en desgracia a visitarle acompañado por su mujer y sus hijos, Escobar los capturó y amarró. Después comenzó a matar, uno a uno, a los niños: mientras los padres se debatían y gritaban de terror por sus hijos, ante ellos golpeó y ejecutó al bebé, que no llegaba a los seis meses de edad. Después torturó salvajemente a los otros dos hijos, de seis y siete años, antes de ejecutarlos. De allí golpeó, torturó y disparó a la esposa. El guardaespaldas fue el último en morir. Todas esas acciones le valieron el segundo sobrenombre con el cual se le conoció: “El Mataniños”.
Escobar estableció una ruta a través de México y Cuba para hacer llegar la droga a Estados Unidos. En sus memorias, su lugarteniente “Popeye” recuerda:
“Pablo Escobar siempre busca la forma de llegar con su droga a las calles norteamericanas, a través de gobiernos no aliados y enemigos de los Estados Unidos de Norteamérica. Lo quiere hacer a gran escala; ya lo ha hecho a través de Nicaragua, en la época que este país estuvo en manos del gobierno sandinista. Con ayuda de Jorge Avendaño, apodado ‘El Cocodrilo’, el Patrón llega a Fidel Castro, en la isla de Cuba. Éste lo conecta con su hermano Raúl y así se inicia una operación de tráfico de cocaína. Pablo Escobar conserva la amistad con Fidel Castro, desde su estadía en Nicaragua; nunca han hablado personalmente, pero sostienen permanente y fluida comunicación por cartas y terceras personas. La amistad se establece a través de Álvaro Fayad, el comandante del M-19, e Iván Marino Ospina. El trato se cierra y ‘El Cocodrilo’ viaja a la isla con un pasaporte falso, coordina todo en cabeza de Raúl Castro y por espacio de dos años, trabajan de la siguiente manera: la droga se empacaba en condones y luego se unían varios preservativos en paquetes de un kilo, envolviéndolos en bolsas plásticas que eran selladas con cinta adhesiva. Salía del puerto de Buenaventura navegando hasta las costas mexicanas, donde era recibida por los socios locales; inmediatamente llegaba, era subida a aviones con matrícula mexicana y despachada rumbo a Cuba. Con el apoyo de las autoridades cubanas, los aviones procedentes de México no tienen problema alguno. Allí, los militares cubanos, al mando del general Ochoa y el oficial Tony de la Guardia, bajo instrucciones directas de Raúl Castro, se hacían cargo de la mercancía, custodiándola para posteriormente embarcarla en lanchas rápidas, tanqueadas con gasolina por cuenta de los cubanos, con destino a Estados Unidos, entrando por Cayo Hueso. Las lanchas iban y venían varias veces durante esas jornadas. Ya en costas estadounidenses, la droga era recibida por El Mugre, quien con su gente la trasladaba a varias caletas, situadas en Kendall, Boca Ratón y el mismo Cayo Hueso. Estas caletas eran casas residenciales, en donde se perforaba el terreno y, en tubos de PVC, para que no se humedeciera la cocaína, se enterraba la droga, esperando a ser distribuida en pequeñas cantidades a los minoristas, para ser comercializada en todo Estados Unidos.
Fidel Castro
“Cada caleta tenía capacidad de almacenamiento de hasta 2.000 kilos. Los cubanos reciben 2.000 dólares por cada kilo de droga transportada y 200 dólares por cada kilo custodiado. La tajada de la mafia en México, por el uso de su infraestructura, como puente a la isla, oscila entre 1.500 y 2.000 dólares por cada kilo, dependiendo de la importancia del embarque. La cercanía entre México y la isla cubana da margen para transportar más cantidades de cocaína y gastar menos combustible. Pablo estaba feliz con esta ruta. Decía que era un placer hacer negocios con Raúl Castro, pues era un hombre serio y emprendedor. Esta ruta llenó las arcas del Patrón, quien se encontraba ilíquido al comenzar negocios con los cubanos, pues la guerra con el Estado colombiano le había demandado muchos recursos. En cada envío, hacia Cuba, por avión, se cargaba un promedio de 10.000 a 12.000 kilos. Durante este operativo y en varias oportunidades, los dos enlaces cubanos el capitán Jorge Martínez Valdés y el oficial Amado Padrón viajaron a Medellín; los movíamos con documentos falsos y para no llamar la atención, por su acento, se los hacía pasar por costeños. Los viajes y la atención de éstos en Colombia estaban totalmente a cargo del ‘Cocodrilo’. Al comienzo de los negocios con los cubanos, los mexicanos se mostraron reacios a incluirlos, alegando que ellos querían cobrar mucho por participar. Pablo se impuso, pues de antaño, simpatizaba con la causa de la revolución y quería apoyar a Fidel. Los dólares producto de la venta de esta droga en Estados Unidos, llegaban a manos llenas, camuflados en electrodomésticos, que ingresaban a Colombia ante la mirada complaciente de algunos funcionarios de la aduana, al servicio de Escobar. Desde allí, se repartía su participación a los socios mexicanos y cubanos.
Raúl Castro
“La ruta cayó cuando se destapó todo el escándalo, al caer un gran cargamento decomisado por la DEA, proveniente de Cuba, y varios cubanos detenidos confesaron delatando la operación. La investigación lleva a la DEA hacia el Cártel de Medellín y al gobierno cubano. ‘El Cocodrilo’ sale de Cuba rumbo a Colombia. La investigación llega hasta las más altas esferas del gobierno norteamericano. El tráfico es a gran escala y alegan que es imposible que los funcionarios de la isla no lo supieran. Esto pone al gobierno de Cuba en la mira de sus más encarnizados enemigos, los norteamericanos. Mucha cocaína quedó enterrada en suelo cubano. Fidel Castro no se queda con los brazos cruzados y ordena una farsa de investigación, para de esta forma protegerse él y de paso, a su hermano Raúl. En la isla, se anuncia con bombos y platillos a los medios de comunicación, que ‘la Revolución Cubana fue penetrada por el narcotráfico, en manos de unos apátridas y malos hijos, enquistados en el ejército revolucionario’. Se acusa al general Arnaldo Ochoa y a once personas más; en tiempo récord, el general es fusilado con sus más cercanos colaboradores, creyendo que con esto tapaban el sol con un dedo. Ante la comunidad internacional, el gobierno cubano cree haber puesto una cortina de humo al escándalo. Sin embargo, frente a los norteamericanos, la cosa es a otro precio. Me cuenta Pablo Escobar que, en un computador de la CIA y en las oficinas del Pentágono, duerme el caso. Pero no ha muerto, simplemente lo tienen archivado con el sellito de ‘información clasificada’. Después de ese suceso, las comunicaciones entre Fidel Castro y Pablo Escobar tuvieron que silenciarse. No obstante, Pablo propuso a los militares cubanos canjear armas de fabricación rusa por droga, pero éste negocio nunca se concretó”.
Jhon Jairo Velásquez Vásquez, “Popeye”, lugarteniente de Escobar
El poder de Escobar impactó a todos, incluyendo a los intelectuales. El escritor y premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez sería, según el testimonio del sicario y lugarteniente “Popeye”, uno de sus intermediarios:
“El último contacto que yo conocí entré Fidel Castro y ‘El Patrón’, fue con ocasión de haber sido enviado por él, a los Estados Unidos para comprar un misil Stinger tierra-aire. Dado que mi vuelo hacía escala en la Ciudad de México, Pablo Escobar, conociendo la amistad de Fidel Castro con el escritor (y premio Nobel) Gabriel García Márquez así como su importante papel como mediador de causas, le solicita hacerle llegar una comunicación a él, que me entrega en un voluminoso sobre sellado. Nunca supe lo que decía esta misiva, pues para mí las comunicaciones del ‘Patrón’ eran sagradas y jamás se me habría ocurrido conocerlas si él no me comentaba. Llegué al aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México y el escritor me estaba esperando, rodeado de gente, en la puerta de la sala. Me saludó amablemente y le dije: ‘Maestro, aquí le envía Pablo Escobar para que por favor le entregue esta carta al Comandante Fidel Castro’. Simplemente me la recibe y me dice: ‘Así se hará’. De paso, me invita a una tertulia que se haría esa noche en su casa. Gentilmente me excusé, pues debía continuar mi viaje hacia los Estados Unidos, pasando por Tijuana, para concluir la misión que ‘El Patrón’ me había encomendado”.
El escritor y premio Nobel, Gabriel García Márquez
El final de la carrera de Pablo Escobar se inició con la guerra entre los Cárteles de Medellín y Cali. Como en una guerra, un comando del Cártel de Cali bombardeó el Edificio Mónaco, donde Escobar poseía un departamento, causando graves secuelas auditivas a su hija Manuela y dejando un cráter en el lugar.
El ataque al Edificio Mónaco
Sus intentos de aniquilar al general Miguel Maza, el sabueso en jefe del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, la policía secreta colombiana), provocaron más devastación.
El general Miguel Maza, director de la DAS
El 6 de diciembre de 1989, a las 07:30 horas, una carga explosiva de ocho mil kilogramos de dinamita, camuflada en un autobús de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, detonó frente a las instalaciones del DAS en el sector de Paloquemao, en Bogotá.
El atentado contra el edificio de la DAS
El atentado fue devastador. Murieron más de cien personas entre funcionarios, agentes de la DAS y transeúntes así como algunos de los encargados de la instalación del coche bomba. Hubo setecientos heridos. El edificio de la DAS quedó totalmente destruido; parecía haber sido bombardeado. Colombia era ya una zona de guerra.
Las pérdidas materiales fueron millonarias, no sólo en el edificio de la DAS, sino también en las casas y negocios aledaños. Sobre todo, el narcoterrorismo se había adueñado ya del país. Colombia vivía un constante baño de sangre. Sobre este hecho, “Popeye” narra en sus memorias:
“El 6 de diciembre de 1989, un autobús bomba con 8.000 kilos de dinamita estalla a treinta metros del edificio del DAS, en el barrio Paloquemao de Bogotá. La explosión se oye en toda la capital. Mueren más de cien personas y setecientas quedan heridas. La ciudad tiembla; el sistema de salud se colapsa y los medios de comunicación claman por donantes de sangre. El mundo se solidariza con Colombia; todos saben que detrás de la gran bomba está Pablo Escobar y el Cártel de Medellín. La explosión abre un gran cráter de cuatro metros de fondo y trece de largo. El edificio del DAS sigue en pie, pero con la fachada y el interior totalmente destruidos (…) El objetivo principal, el General Miguel Alfredo Maza Márquez, sale ileso; el blindaje de su oficina lo salva; su secretaria, ubicada a escasos tres metros, muere. El General fue tirado al piso por la explosión. Fueron afectados barrios enteros vecinos al DAS: el Ricaurte, la Sabana, Colseguros y la zona industrial. Los ascensores del edificio quedaron expuestos con sus ocupantes muertos, historias de terror corren por toda la ciudad, historias de cabezas lanzadas a kilómetros de distancia, y de manos y piernas en las azoteas. Colombia es un país amedrentado por el terrorismo; el diario El Tiempo de Bogotá toma las banderas de El Espectador y va contra la mafia. El General es un hombre con suerte. Se inicia la investigación; los vecinos de la bodega de donde sale el bus informan a las autoridades y mismo General llega a la bodega, situada en la calle 2a Sur N° 19-63; con los medios de comunicación y ante las cámaras, sale deprisa de allí, alertado por sus escoltas por un fuerte olor a dinamita. ‘El Patrón’ ve esto en la televisión y deja escapar una sonrisa. Pablo Escobar se convierte en el enemigo público número uno del país. Ríos de tinta corren por cuenta del capo en los periódicos de todo el mundo; su figura es estampada en cuanta publicación hay en el planeta tierra. La bomba al DAS de Bogotá es un acto de no retorno y marca a una generación. La ciudad nunca lo olvidará”.
Medellín siguió pulverizando récords: en 1991, 7,081 personas fueron asesinadas. Los aliados de Escobar pronto comprendieron el papel que las bombas iban a desempeñar en su declive. Había caído en la trampa del terrorismo.
El 27 de noviembre de 1989, una bomba mata a 107 pasajeros del vuelo HK 1803 de Avianca, en el que Escobar creía que viajaba el candidato presidencial César Gaviria. “Los Extraditables” se adjudicaron el atentado mediante una llamada telefónica. Aquello era inaudito y se convirtió en un escándalo mundial: volar un avión en el aire era algo que se atribuía solamente a los fundamentalistas. Era un crimen dirigido contra civiles inocentes; Escobar había llegado demasiado lejos.
El atentado contra Avianca
En sus memorias, el sicario “Popeye” narra el dramática suceso:
“‘El Patrón’ recibe entonces la información de que el candidato, César Gaviria, viajaría a la ciudad de Cali en un vuelo comercial. Pablo le encomienda a Cuco que arme un maletín bomba y que lo haga llegar a Bogotá; Memín, un trabajador, utiliza un contacto de Pablo Escobar en el aeropuerto de El Dorado. para introducir el maletín hasta la sala de espera, después de las requisas de la Policía Aeroportuaria. Por ser un vuelo doméstico, los controles de seguridad son mínimos. Memín utiliza a un amigo para encargarle que lleve y abra el maletín luego que el avión decole y presurice; le da la excusa de que debe activar una grabadora, para escuchar a dos pasajeros que viajan en los asientos de adelante. Una buena cantidad de dinero convence al amigo de Memín. No tiene nombre, porque nace sin él, ya que el destino lo elige para acabar con la vida de 107 personas que estaban a bordo del avión Boeing 727 de Avianca, en la ruta Bogotá-Cali. Memín está a la espera de que aborde Gaviria con su comitiva; llegan las 7:00 de la mañana y no aparece el personaje; era claro que no iba a volar, pero la suerte está echada. Los pasajeros de este fatídico vuelo van a ser víctimas del apretón de manos que se dieron Pablo Escobar y Miguel, el terrorista de la ETA, que lo enseña a hacer bombas en el año de 1988, en la Hacienda Nápoles. Los explosivos están en el avión; no hay forma de parar nada. A los pocos minutos del despegue el avión explota, desintegrándose y muriendo todos sus pasajeros y tripulantes. El país queda en shock; una bomba en un avión es lo último que podía pasar. La nación está desconsolada y todas las sospechas recaen sobre Pablo Escobar. César Gaviria Trujillo, por recomendaciones de su Jefe de seguridad, el Coronel Homero Rodríguez, a última hora decidió no viajar. Pero el futuro nuevo Presidente de la República de Colombia sabe que Pablo Escobar le pisa los talones. Después del atentado, la popularidad del político se fortalece y se restringen, al máximo, sus desplazamientos. Las encuestas lo dan como seguro ganador”.
Las víctimas del atentado
Tras la victoria de César Gaviria en las elecciones de 1990, Pablo Escobar se confesó con el sacerdote Rafael García. No parecía haber salida, pues el nuevo presidente era un cruzado de la extradición. Pero Escobar necesitaba que la Constitución colombiana se reformara y se derogara el artículo que autorizaba la extradición de colombianos al extranjero. Decidió jugar una carta muy arriesgada e inició una ola de secuestros; el primero fue el de la periodista y conductora de televisión, Diana Turbay (hija del ex presidente de Colombia, Julio César Turbay), junto con un equipo de reporteros. Secuestró casi enseguida a otros miembros prominentes de las familias de la clase polí
tica colombiana. Otro fue el hijo del director del periódico El Tiempo, Francisco Santos, quien llegaría a ser vicepresidente de Colombia. El país volvió a estremecerse: Escobar ponía en jaque a los políticos y a los periodistas.
El lugarteniente “Popeye” narra en evento en sus memorias:
“Ahora El Tiempo tiene que pasarse a las filas de Los Extraditables, no quieren a Francisco Santos muerto. El poderoso periódico está amordazado internamente. Una cosa es lo que refleja en sus páginas editoriales y otra, muy distinta, lo que piensa Hernando Santos, una víctima más de esta guerra despiadada, en la que Pablo Escobar obliga a sacrificar la verdad en aras de sus nefastos intereses. Pablo envía un mensaje muy claro a la clase política, a través del periódico El Tiempo: ‘Debe impulsarse una Asamblea Constituyente que reforme la Constitución y elimine la extradición de plano, y el periódico El Tiempo debe ambientarla ante la opinión pública y apoyarla’. Ahora Pablo va por una Constituyente, para reformar el artículo de la Constitución Nacional, que autoriza la extradición de colombianos a otros países. El decreto 2047 no le sirve al ‘Patrón’, pues en un cambio de gobierno y estando en prisión, bajo la presión de los norteamericanos, lo pueden extraditar. ‘El Patrón’ está contento. Todo marcha sobre ruedas y a pedir de boca; en el escondite está tranquilo, esperando el desarrollo de los acontecimientos. La madre de (la periodista) Diana Turbay, ataca duro al Presidente la República para que modifique el decreto 2047, como paso conducente a la liberación de su hija. Los medios de comunicación le hacen eco a las palabras de doña Nydia. ‘El Patrón’ trabajándole a la Constituyente y presionando con los secuestrados. El 7 de noviembre de 1990, se cierra el círculo para la caída de la extradición. En Bogotá, (dos sicarios) armados hasta los dientes, secuestran a Maruja Pachón saliendo de Focine. Este plagio se completa con Beatriz Villamizar, hermana del senador Alberto Villamizar. Maruja Pachón es la mujer de Alberto Villamizar; ella es una persona importantísima de la sociedad bogotana; cuñada del difunto candidato presidencial abatido por la mafia, Luis Carlos Galán, en cuyo entierro la familia ha endosado la Presidencia de la República a César Gaviria. Ahora el Presidente de la República tiene que corresponderle el favor a la familia de Galán. Debe ayudar a tumbar la extradición para que ‘Los Extraditables’ dejen libre a Maruja Pachón. El esposo de y hermano de Beatriz es un galanista a morir y detractor de Pablo Escobar. ‘El Patrón’ trata de matarlo en varias oportunidades. Y vueltas que da la vida, ahora tiene que trabajar arduamente para que ‘Los Extraditables’ se salgan con la suya. La clase política tiembla. Escobar, en una jugada magistral y con la ayuda de la suerte, mantiene a la casa Galán trabajando empeñosamente para tumbar la extradición.
El presidente César Gaviria
“La situación del Presidente Gaviria es complicada: de un lado los norteamericanos presionando fuerte para que sostenga la extradición y no ceda; por el otro lado, el poderoso Hernando Santos, orientando el futuro político del país; doña Nydia clamando y trabajando por la vida de su hija; el ex presidente Julio Cesar Turbay Ayala, (padre de la periodista) y cabeza del partido liberal, presionando también. Y ahora la viuda de Luis Carlos Galán, con su hermana en manos del temido Pablo Escobar. La encerrona al Presidente es total. ‘El Patrón’, sin embargo, no canta victoria; sabe que cualquier cosa puede pasar. En el escondite, Pablo no está eufórico, pero se le ve animado. Instruye a sus hombres para que se esfuercen en la muerte de más policías. Ahora la pelea era tocando y sobornando Constituyentes para tumbar definitivamente la extradición. La técnica del terror, instaurada por Pablo Escobar estaba dando sus frutos. Las bombas en las calles y en los centros comerciales amedrentaban a todos los estratos de la sociedad colombiana. La única solución posible que se avizoraba para detener este baño de sangre parecía ser acatar la voluntad de ‘El Patrón’. En ese sentido, el periódico El Tiempo, resignando sus más íntimas convicciones, informaba a la opinión pública de que la Constituyente era la panacea… ¡lo mejor que le podría ocurrir al país!
Alberto Santofimio Botero: político al servicio de Escobar
“Villamizar hace lo mismo en los diferentes círculos de la sociedad capitalina. El Presidente de la República, en la misma tónica, incluso recibió a todos y cada uno de los congresistas y les prometió, con su Ministro de Hacienda presente, que les financiaría las campañas, para cuando se cerrara el Congreso. Pablo Escobar tenía en su mano la lista con los nombres de muchos Constituyentes sobornados, que le habían hecho llegar Alberto Santofimio y Feisal Buitrago, uno de los abogados del Patrón. Yo asistí a la reunión donde estaban los contadores del Cártel, entre otros, Rodrigo Osorio y Susuki. Pablo nos pasó la lista y al frente de cada nombre una ‘x’ con el valor a entregar en dólares. Pinina se encargó de recaudar el dinero y yo de separar los montones de acuerdo al valor que apareciera en la lista. Los paquetes eran entregados a Santofimio y Buitrago, quienes se encargaban de llevárselos a cada Constituyente comprado. Fueron en total veintisiete los Constituyentes que recibieron entre 10.000 y 100,000 dólares por cabeza. En la lista figuraban, entre otros, Marco Antonio Chalita del M-19 y Francisco Rojas Birry, en representación de los indígenas. Pasadas las semanas y logrando el Jefe todos sus objetivos, pone en libertad tanto a Santos como a Maruja Pachón. Diana Turbay, lamentablemente, muere por culpa de la policía en un muy torpe rescate”.
Pablo Escobar durmiendo; lo acompaña su cuñada
La jugada salió perfecta: Escobar consiguió que la Constitución se reformara y se derogara la extradición; había puesto de rodillas al estado colombiano. Ningún criminal, antes o después de él, consiguió nada semejante. Luego, durante un año, el equipo de abogados de Escobar negoció las condiciones de su entrega con el Ministro de Justicia. Escobar ofreció al Gobierno su propia granja, La Catedral, para que instalaran allí la prisión donde quedaría recluido. El Gobierno aceptó que confesase los crímenes que quisiera, y él asumió que había colaborado en la exportación de veinte kilos de cocaína, pero de manera indirecta. El Gobierno lo consideraba implicado en casos más importantes, como los asesinatos de Luis Carlos Galán y Guillermo Cano, pero aceptaron el trato: no tenían más opciones. El 19 de junio de 1991, Pablo Escobar Gaviria entregaba su pistola Sig Sauer al procurador Carlos Arrieta: “Es un símbolo de mi deseo de someterme a la justicia”, dijo. Con él se entregaron once de sus lugartenientes, incluido “Popeye”. No pasaría mucho tiempo antes de que Escobar recuperara su arma y la conservara hasta el día de su muerte.
Escobar de nuevo bajo arresto
Enseguida se convirtió en un recluso de oro, rodeado de una guardia pretoriana fiel y con todas las comodidades que un preso o un hombre libre pudiera desear: piscina, discoteca, champagne francés, restaurante abierto las veinticuatro horas del día, muñecas inflables y un catálogo de prostitutas hermosísimas. Escobar encargaba directamente sardinas, chicas de quince o dieciséis años y organizaba orgías, con shows lésbicos y vibradores.
La celda de lujo de Escobar
También había un campo de football, al que acudían a jugar los tres equipos de Medellín. Escobar jugó allí varios partidos con René Higuita, uno de los jugadores colombianos más famosos del mundo. Más protegido que encerrado, reconstruía su imperio, seguía masacrando enemigos y repartía generosos sobornos entre los policías que se encargaban de la seguridad exterior de la finca.
Pablo Escobar jugando en la cancha de su prisión
Escobar abusó de sus privilegios, ejecutando incluso a viejos compañeros del Cártel en sus instalaciones, entre ellos los hermanos Moncada Galeano. El sicario “Popeye” recuerda las macabras ejecuciones llevadas a cabo dentro de la prisión donde Escobar se encontraba:
“Llega la noche. La oscuridad cubre las cabañas y la fogata es encendida; ‘Mugre’ sale de la cabaña de Roberto y va a prender el asador de carnes. Llega ‘El Patrón’ con los guardias municipales y les ordena estar atentos a que no suba nadie extraño, como el sargento de la guardia que a veces se movía por el penal. Nos llama Escobar a Oto y a mí para ordenamos que matemos a Fernando y a su acompañante. ‘Mugre’ coloca el equipo de sonido a todo volumen para ahogar los tiros y el ruido de la motosierra. La fogata ya tiene fuerza, es inmensa; es el símbolo del Mal. Vamos Oto y yo al sótano. ‘El Palomo’ nos abre y revólver en mano entramos al estrecho lugar por las pequeñas escaleras; éste nos alumbra el camino con su linterna. Cuando entramos, Fernando grita: ‘¡Nos van a matar!’ Yo quedo frente al contador de Kiko y le disparo un solo tiro en la cabeza; no lo dejo reaccionar. Lo mismo hace Oto con Fernando, tomándolo del cuello. Salgo del lugar y Oto pide la motosierra; ‘El Palomo’ le pasa la linterna a Icopor e ingresa al sótano para ayudar a Oto. Llego donde ‘El Patrón’ y está sentado en una silla; la fogata arde potentemente. A su lado, (su hermano) Roberto Escobar. Pablo, con la pierna cruzada, mira atento la fogata cautivado por el fuego; un gorro ruso lo hace ver más temible. No habla con nadie, sólo mira; al fondo se ven las luces de la ciudad. La hoguera, con sus altas llamas, alumbra todo el lugar; la montaña protege el sitio de ser visto, sólo el fuego se divisa a lo lejos. Llega Freddy González (…) trae el primer balde en el que se observa una pierna cortada a la altura de la rótula, aún con media y zapato, además de un brazo ensangrentado, y lo arroja a la fogata; todos miramos. Pablo mira serio y no se inmuta. Llega Juan ‘La Garra’ trayendo un nuevo balde con restos humanos. Valentín Taborda acompaña al ‘Mugre’ en el asador de carnes. La nota más macabra la coloca Freddy al llegar a la fogata; no tira el balde con su contenido a la hoguera, sino que saca la cabeza de Fernando Galeano y la lanza al fuego. Por la sangre se le resbala y rueda al pegar con un grueso madero, llegando hasta los pies de Pablo Escobar; éste, sin impresionarse, la mira con frialdad; Freddy corre y la toma de nuevo, arrojándola al centro de la hoguera. Vísceras, la otra cabeza, miembros ensangrentados eran el resultado de la gran carnicería en la prisión. Los cuerpos de Fernando y su acompañante a merced del fuego. ‘El Mugre’ tiene a todo volumen su equipo de sonido, para ahogar así cualquier ruido de la motosierra que escape del sótano. No escuchamos la música con agrado; sólo vemos el crimen que se hace patente en los baldes con restos humanos que, alumbrados por las llamas, son subidos por las escaleras de cemento provenientes del fatídico sótano (…) Las horas pasan y el fuego es alimentado con sangre (…) ‘El Patrón’ sólo mira el fuego; si alguien le habla, no contesta. Oto sale del sótano, se baña y se cambia de ropa; y haciendo alarde de tener buen estómago come carne del asador…”
El asesinato de los Moncada Galeano hizo que varios narcos y paramilitares, principalmente los hermanos Fidel y Carlos Castaño (quienes años después fundarían las AUC), conformaran un grupo que se hizo llamar “Los Pepes” (“Perseguidos Por Pablo Escobar”) y que utilizó las mismas tácticas para enfrentar al capo. Pusieron bombas en sus edificios, asesinaron a sus abogados y profundizaron el baño de sangre que sufría Colombia. A través de una carta anónima, el Gobierno tuvo conocimiento de los privilegios que disfrutaban los doce internos y de que la maquinaria criminal del clan Escobar seguía en marcha. Habían hecho la vista gorda, pero el asunto llegó a conocimiento de la DEA y los estadounidenses se indignaron. El presidente decidió endurecer el trato y Escobar planeó su fuga para evitar ser trasladado a una prisión de máxima seguridad. En julio de 1992, pese al destacamento de cuatrocientos policías en torno a La Catedral, Escobar se fue. Pero nada más escapar reanudó su contacto con el gobierno para negociar otra rendición. Esta vez, sin embargo, recibió una respuesta negativa. “No, no, no. Nada de pactos esta vez. Vamos a matarlo”, se oyó decir en el despacho presidencial según testigos.
Pablo Escobar estaba solo, oculto en algún lugar de Medellín. Viejos sistemas de telecomunicaciones le permitían mantenerse en contacto con su familia. Gracias a un cruce de líneas, Escobar fue localizado. Hugo Martínez, responsable del Bloque de Búsqueda (unidad de élite creada en 1989 para capturarle), vivió a diario, durante tres años, la experiencia de la persecución: cuando parecía estar a punto de alcanzarle, Escobar se esfumaba. Pero, tras más de catorce mil intentos frustrados, y por culpa de las llamadas telefónicas a su familia, Escobar se colocó en la mira.
Comenzaba el mes de diciembre de 1993. La justicia colombiana ofrecía una recompensa de millón y medio de dólares por él. Su familia voló a Alemania en busca de asilo político, pero fue devuelta en el acto a Colombia.
El ejército tras invadir la mansión de Pablo Escobar
El 1 de diciembre, Escobar celebra su cumpleaños en la soledad de su escondite. Esa tarde habla con su mujer por teléfono durante un buen rato, más de los dos minutos a que se ciñe siempre para evitar que la llamada sea localizada. Lo hace en marcha, a bordo de un taxi, para que los sistemas de detección del Bloque no puedan triangular la señal.
Al día siguiente, 2 de diciembre, vuelve a llamar a su familia varias veces, pero en esta ocasión no desde el taxi, sino desde su escondite, que los policías sitúan en un vulgar edificio de dos pisos de un barrio de clase media de Medellín. La última llamada, a las 14:56, es con su hijo. Sus últimas palabras son: “Te dejo porque aquí está pasando algo raro”.
Fuerzas especiales de la policía rodean el inmueble, ubicado en la calle Carrera 79-A. Al verse rodeado, Escobar intenta escapar por el patio, pero cae abatido sobre el tejado, con tres impactos de bala en su cuerpo: uno en la pierna, otro en el hombro y otro más, el definitivo, con orificio de entrada y salida frontolateral en la cabeza.
El asesinato de Pablo Escobar
Su cadáver, exangüe y barbado, es sometido a autopsia, a la que asisten su hermana Luz María y la viuda de su lugarteniente Limón, que cayó con él en el asalto. Un agente de la DEA corta pedazos de la barba del cadáver como recuerdo y trofeo.
Su presencia en la mesa de autopsias no basta para que las interpretaciones sobre la muerte proliferen; Luz María lanza la hipótesis de un improbable suicidio. La leyenda empieza un segundo después de que el suceso sea hecho público con esta declaración del policía Hugo Aguilar: “Larga vida a Colombia, Pablo Escobar ha muerto”.
El cadáver
Su lugarteniente “Popeye”, preso, se entera de la noticia por medio de la televisión. En sus memorias, cuenta el suceso:
“La noticia recorre el mundo, anunciando la muerte del Capo. Cuando me entero, se me embota la cabeza; Iván Urdinola me llama a su celda, se le ve contento y dice: ‘Popeye, esto es lo mejor que nos pudo pasar a todos. Esta aseveración muestra lo que la mafia siente por el hombre que tumbó la extradición. Los policías bailan en un solo pie, un agente de la DEA corta medio bigote del cadáver de ‘El Patrón’ y lo toma como recuerdo o quizá como un trofeo. Iván Urdinola llama a Cali y la fiesta es total; los mafiosos del Cártel de Cali en la cúspide del poder. Miguel Rodríguez, llorando de la felicidad, abraza a sus amigos. Gilberto Rodríguez y Pacho Herrera (del Cártel de Cali) le acaban de ganar la guerra a Pablo Escobar Gaviria. Los tontos no saben que esos mismos agentes norteamericanos van más tarde por ellos. Los ricos festejan en las calles, la euforia llega a la clase política, a los empresarios, a la justicia, a la embajada norteamericana. Todos paran sus actividades y arman una fiesta. El Presidente de la República, César Gaviria Trujillo, se pronuncia ante el país, con una sonrisa en sus labios; anuncia de forma ilusa e ingenua el final del terrorismo y la violencia, avizorando un gran futuro para Colombia; los militares de plácemes; ministros y altas personalidades del país en euforia colectiva. Los informativos enloquecidos; la prensa hablada vuelca todo su odio contra el abatido Pablo Escobar.
“Los gobiernos felicitan al Presidente Gaviria. Iván llama de nuevo a Cali y le informan que la mafia ha organizado una gran fiesta; miles de botellas de licor se destapan a nombre del recién caído Pablo Escobar. El Presidente recobra su prestigio político, perdido el día de la fuga de La Catedral y pasa a la historia como el mandatario que abate al temible capo. Los Estados Unidos lo premiarán por eso. Los altos funcionarios estadounidenses, a la cabeza del Presidente de la Nación, se pronuncian complacidos ante los medios de comunicación; George Bush padre da un parte de victoria. La Policía Nacional recobra su tranquilidad y credibilidad a nivel mundial. Pero no todos en Colombia festejan la muerte. Lo lloran su viuda María Victoria Henao, su bella hijita Manuela, su afligido hijo Juan Pablo quien, en su dolor, se lanza a los medios de comunicación prometiendo venganza por la muerte de su padre. La congoja invade a sus hermanos, sus sobrinos, su sufrida madre doña Hermilda, don Abel su padre, los habitantes del barrio ‘Pablo Escobar’ y los humildes de Antioquia y el resto del país. Lo lloramos sin lágrimas los hombres que lo dejamos solo y ahora estamos en prisión. Yo miro con pena a todos por haberlo abandonado a su suerte, me doy cuenta de lo grande y poderoso que era ‘El Patrón’; cuando andábamos juntos lo miraba con respeto y admiración, porque en realidad era un gigante. Un visionario de la dignidad nacional…”
La misma policía que lo persiguió, tiene que proteger y escoltar su féretro hasta el cementerio. “Popeye” describe la escena:
“El fiscal Gustavo de Greiff no oculta su satisfacción (…) Pablo estaba tras su huella, habiendo siendo el artífice de la caída del temido Capo. Llega la noche y con ella la tristeza acrecienta el dolor (…) El Cártel de Cali en las manos de Dios, se venden como los elegidos por la Divina Providencia para acabar con Pablo Escobar. Ninguna funeraria quiere encargarse del entierro por miedo a los ‘Pepes’; el cadáver, sin arreglar, es introducido en un ataúd y llevado al cementerio Jardines Monte Sacro. Allí lo espera su pueblo, al que siempre ayudó y el que lo quiere de todo corazón. Hoy hay casas en las comunas de Medellín con su foto y una veladora. Era el símbolo de lucha de los sin fortuna, era la voz de los sin voz. No todo el país está bailando. Más de veinte mil personas humildes lo acompañan y desfilan ante su ataúd. Doña Victoria, Manuela y Juan Pablo, junto con doña Hermilda y demás familiares, van al entierro protegidos por la DIJIN. El cadáver de Pablo Escobar, en proceso de descomposición, emana un fuerte olor; pero esto no aleja a la multitud. Cientos de personas lloran sinceramente. Una sensación de orfandad me invade viendo el ataúd con el cadáver de mi Patrón. Me acuerdo de lo feliz que estaba el día que caminaba, entre la multitud de la Avenida de la Playa, viendo el alumbrado. Una sola lágrima del más humilde de los asistentes a su entierro era suficiente para Pablo Emilio Escobar Gaviria. Los periódicos anuncian la derrota del Capo pero saben que también ha triunfado su eslogan: ‘Preferimos una tumba en Colombia a un calabozo en los Estados Unidos’”.
La carroza con el ataúd de Pablo Escobar
Tras un entierro multitudinario al que asisten más de veinte mil personas, el imperio Escobar se va a pique: sus posesiones se vuelven pasto de cazatesoros convencidos de que bajo las baldosas hay millones escondidos.
Su tumba, situada en el cementerio Jardines de Montesacro, cerca de Medellín, sería considerada una de las más visitadas de Colombia. Se encuentra al lado de la tumba de su padre, Abel de Jesús Escobar, quien falleció en 2001 y pidió como último deseo ser sepultado junto con su hijo. Nunca le faltan flores frescas. El epitafio en la lápida de Escobar, una cita de Confucio, es enigmático: “Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo. Cuando veas a un hombre malo, examínate a ti mismo”.
La tumba de Pablo Escobar Gaviria
La Hacienda Nápoles fue rápidamente engullida por la selva y abandonada por sus moradores, salvo la manada de dieciséis hipopótamos que pronto se adueñó del lugar y protagonizó un intento de fuga río arriba, que hizo las delicias de la prensa. Años después, una pareja de estos animales, llamados “Pepe” y “Matilda”, tendría la primera cría de hipopótamo nacida en el continente americano, a quien se bautizó como “Hip”. Luego el gobierno colombiano los sentenció a muerte; igual que su dueño, “Pepe” murió acribillado por los soldados y las fotos de su cadáver rodeado por sus alegres asesinos, provocaron las protestas de asociaciones de defensa de los animales, cuyos miembros marcharon portando máscaras de hipopótamos. La cervecería Bavaria ofreció contratar expertos para capturar y reubicar a los animales sobrevivientes, y el gobierno colombiano aceptó.
La fuga de los hipopótamos de la Hacienda Nápoles
Pablo Escobar estaba muerto y nadie terminaba de creerlo. “El Mataniños”, el hombre responsable de más de diez mil asesinatos, dejaba vía libre a otros narcos tan sanguinarios como él, pero también menos carismáticos. Tras Escobar se acentuaron la guerrilla, los grupos paramilitares, la guerra sucia. Pero no todo era ruina. Su leyenda engordaba en los suburbios de Medellín y su imagen alimentaba interpretaciones artísticas que lo mostraban como un Corazón de Jesús con túnica de camuflaje y una granada en el pecho, o como uno de los héroes del siglo XX, junto a Lady Diana y Carlos Gardel.
Las ruinas de la Hacienda Nápoles
Después de su caída, el gobierno de Colombia volvió a legislar y a incluir la opción de extraditar en su Constitución. Los miembros del Cártel de Cali, que habían sido enemigos jurados de Pablo Escobar y del Cártel de Medellín ayudando en su caída, fueron detenidos y enjuiciados. No sabían que su lucha contra Escobar terminaría por revertírseles. Desde la cárcel, “Popeye” terminaría aliado con uno de sus enemigos. En sus memorias cuenta:
“El ambiente en la torre es lastimoso; en el teléfono reflejan toda su tristeza; hablan como si fueran rumbo al cadalso; la historia es la misma: le firman la extradición a fulano o a zutano; ‘pobrecito…’, dice uno, que sigue en turno. Razón tenía ‘El Patrón’ al pelear contra la temida extradición. Es mejor morir con orgullo en la patria, que vivir deshonrado en un calabozo de los Estados Unidos (…) En quince días son sacados de la fría prisión a los calabozos de la DIJIN y de allí a los Estados Unidos. Pero el destino me tiene deparada otra sorpresa. Me levanto al llamado de los guardias a las 05:00 de la madrugada; ya el comentario corre de boca en boca: los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela (líderes del Cártel de Cali), se bañan en las duchas del primer piso. En el patio los hermanos son la novedad. Nos saludamos con respeto (…) Los hermanos Rodríguez han perdido todo su poder; el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez va tras ellos sin contemplaciones, cumpliendo todas las exigencias de la DEA. Llegan pesos pesados de la mafia como Víctor Patiño Fómeque, con la extradición firmada a los Estados Unidos. Los hermanos Rodríguez no están pedidos en extradición, pero dicen que el presidente colombiano los enviará al gobierno de Bush. El nuevo sistema penitenciario es para todos (…) Cuando menos lo pienso, a Miguel Rodríguez (enemigo de Escobar) y a mí nos han enganchado con las mismas esposas. Alguien, en algún lugar del universo, sonríe y juega con nosotros. Don Miguel de la mano izquierda, yo de la mano derecha. El destino hace sus cosas de forma insospechada. ¿Cuándo me hubiera yo imaginado esta escena? El hombre que tanto persiguió al ‘Patrón’, ahora está esposado conmigo. El capo que ayudó al gobierno para darle fin al Cártel de Medellín, camina a mi lado, en las mismas circunstancias de tiempo y lugar. Todos comiendo la misma bandeja mísera y helada, aguantando el mismo fuerte frío. Cuando se escucha la proximidad de un helicóptero, es una señal inequívoca que vienen por alguien para extraditarlo. El temor se apodera de todos ‘Los Extraditables’, porque aquí tienen la diabólica costumbre de no avisar. Un ex Senador de la República, Samuel Santa López Sierra, llega al pabellón, pedido en extradición por los Estados Unidos con el cargo de narcotráfico. Cuando este hombre estaba en el Senado de la República, fue uno de los principales impulsores de la Ley de Extradición. Percibo la sonrisa del que juega con nosotros, en algún lugar del universo. Todos lo miran con desprecio y se ríen a sus espaldas. Le toca beber de su propio veneno. El ex senador, ahora se pudre, supongo que de vergüenza, en un calabozo gringo. Seguramente, tratando de zafarse de las garras de la justicia americana y hecho de esa mezquina y miserable contextura de traidor, se habrá convertido en delator.
Altar para Pablo Escobar en casa de su familia
“Pepe Henao es un viejo antioqueño, de 72 años, que espera ser extraditado a los Estados Unidos, injustamente involucrado en un falso caso de narcotráfico. Tiene buen humor y una salud férrea, las leyes norteamericanas juzgan con más severidad a un hombre de edad ya que se argumenta que tiene más raciocinio. Ningún colombiano gana en las cortes de los gringos. Se puede ser condenado a veinte años de prisión (…) Con sus cabezas agachadas y sus corazones destrozados, marchan desesperanzados a su cruel destino. Tarde o temprano los mafiosos del país, por más poderosos e influyentes que sean, pasan, o por el cementerio, o por la torre número seis de la cárcel de Cómbita, en Boyacá. Los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, como muchos colombianos, no merecen la extradición (…) La torre seis sólo queda para personas pedidas en extradición. Somos sacados don Miguel, varios compañeros más y yo, rumbo a la torre número uno. Todos se despiden de mí con sinceridad. Me duele dejarlos, pues la torre a donde me dirijo es habitada por otra clase de personas; bandidos curtidos, duros y valientes guerreros. Es otro mundo, donde las ofensas se zanjan a punta de puñal. De todas formas somos recibidos con aprecio y sinceridad (…) A pesar de ser un terreno hostil, es el terreno al que pertenecemos. Encajamos fácilmente. Hombro con hombro, don Miguel y yo ganamos el respeto y aprecio de nuestros compañeros. Recuerdo cómo, con don Miguel, nos cuidábamos la espalda de doscientos reclusos (…) Una nueva y fatal noticia para los hermanos Rodríguez Orejuela estalla en los medios de comunicación. El día 22 de diciembre de 2003, un vocero del Departamento de Estado Norteamericano anuncia que van a pedir en extradición a los renombrados jefes del Cártel de Cali, bajo los cargos de introducir, en los Estados Unidos, 50.000 kilos de cocaína desde la prisión. Todos sabemos que es mentira. Anuncian tener pruebas y testigos que demuestran que desde la cárcel se coordina el tráfico; también piden al doctor Germán Navarro en extradición, el abogado que coordina el equipo jurídico de los hermanos Rodríguez Orejuela. Son detenidas varias personas y sindicadas de pertenecer a la organización y también son pedidas en extradición. Los norteamericanos los acusan de haber ganado más de dos mil millones de dólares con el tráfico de estupefacientes. El gobierno colombiano, por intermedio de la fiscalía, les notifica la orden de extradición. La Corte Suprema de Justicia de Colombia se lava las manos. Les espera una condena (…) en las más duras prisiones de alta seguridad de los Estados Unidos. No verán la luz del día, ni podrán comunicarse con sus familiares; la habitación donde los encierran es su antesala al infierno. La DEA es cosa seria”.
El 4 de abril de 2003, aparecieron en Medellín doscientos afiches pegados en postes y paredes de los barrios Floresta, Laureles, El Poblado y la estación Industriales del metro en los que se leía: “PABLO PRESIDENTE: Soberanía. Independencia”. Tras retirar los carteles e iniciar una investigación, las autoridades establecieron que se trataba de una intervención artística de un joven bogotano.
En octubre de 2006 murió su madre, y los restos del capo fueron exhumados para hacer sitio al cadáver. En el cráneo de Pablo aún resultaba visible el orificio de la bala del Colt R-15; su barba se conservaba intacta. Tras la exhumación estalló una nueva bomba: la hostilidad entre distintas partes de su familia.
Hermilda Gaviria poco antes de su muerte
Su hijo Juan Pablo acusó a unos tíos de haber arrancado tres dientes a su padre para venderlos al mejor postor. Otro de sus hermanos negoció la venta a la televisión de una cinta que registraba la exhumación; otro familiar hizo tratos con un productor de Hollywood para venderle la historia y convertirla en película. El pintor colombiano Fernando Botero pintó un cuadro donde retrata la muerte de Escobar.
La muerte de Pablo Escobar, pintura de Fernando Botero
Después del asesinato de Pablo Escobar, la DEA y el gobierno de Colombia consideraron que se avanzaba hacia el final del narcotráfico. Su viuda y sus hijos salieron de Colombia. Se instalaron en Buenos Aires, Argentina, donde tuvieron varios problemas legales. Para alejar el estigma de tener el apellido de Escobar, decidieron cambiarse de nombre. Su viuda, Victoria, pasó a llamarse María Isabel Santos Caballero; su hijo Juan Pablo es ahora Juan Sebastián Marroquín y su hija Manuela se llama Juana Marroquín. Su lugarteniente “Popeye” denunció en sus memorias la intervención del senador Alberto Santofimio en muchas de las decisiones de Escobar. Estas denuncias le valieron al político ser arrestado, juzgado y encarcelado por su apoyo al Cártel de Medellín.
Alberto Santofimio: figura polémica
Otra que puso una nota de escándalo fue su ex amante, la conductora de televisión, actriz y modelo Virginia Vallejo, quien publicó sus memorias al lado del capo. En declaraciones a la cadena de televisión RCN, Virginia Vallejo denunció, al igual que “Popeye”, que el político Alberto Santofimio fue quien incitó a Escobar a que matara a Luis Carlos Galán, entonces candidato presidencial que encabezaba una cruzada contra los capos de la droga. “Santofimio es un asesino, sólo le faltó apretar el gatillo”, señaló Vallejo. Santofimio está siendo procesado por su presunta participación en el asesinato de su rival político Luis Carlos Galán en 1989 por pistoleros del ya fallecido Escobar.
En 2009, el cineasta David Santiago Torres rodó el documental Los Hijos del Dolor. El Génesis, donde realizó entrevistas con el sicario Bayron Arenas “Quesito”, Roberto Escobar (padre de Pablo) y con su hijo Nicolás Escobar. La zona cercana a la Hacienda Nápoles se convirtió en atracción turística; se construyó un hotel de cinco estrellas y se planeó la reconstrucción del lugar, zoológico incluido, ya que recibía más de 50,000 visitantes cada año. El gobierno planeó construir allí un parque ecológico.
Mucha gente afirma que Pablo Escobar Gaviria sigue vivo. Tienen la foto de Escobar entre las de sus hijos y las estampitas de vírgenes y cristos, mientras aguardan la vuelta de su mesías y le rezan ante hornacinas saturadas de velas. Los Tigres del Norte, grupo musical mexicano, le compusieron en homenaje un corrido titulado “Muerte anunciada”,
Que en su estrofa inicial afirma:
“Era una muerte anunciada
desde que ganó la cima;
puso el mundo de cabeza
el Zar de la Cocaína,
pero cayó en Medellín
don Pablo Escobar Gaviria…”.
El sicario “Popeye” con su libro de memorias
O, en las propias palabras del capo, pronunciadas ante su lugarteniente poco antes de su muerte: “’Este es el epitafio que quiero para mi tumba: ‘Fui todo lo que quise ser: un bandido’”.
En agosto del 2002 Hermilda Gaviria, después de muchos años, abrió por primera vez las puertas de su casa.
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Doña Hermilda Gaviria vive de los recuerdos. Habita en el sector de El Poblado, en Medellín, en un apartamento espacioso donde, para los ojos de quien por primera vez llega, resaltan la cantidad de imágenes religiosas. Doña Hermilda a pesar de sus años –que nunca confiesa– sigue erguida y lúcida. Llega acompañada de su hija Luz María y de entrada dice que no ha vuelto a atender a los medios de comunicación porque tergiversan “las palabras y los hechos”.
Doña Hermilda tiene el pelo cano, matizado con una tintura, está maquillada y debajo de sus lentes se ven unos ojos claros que son en todo caso más veloces que su cuerpo. Está impecablemente vestida. Luz María resalta cómo su madre ha cuidado su imagen toda la vida. Cuenta que hace unos años filmó un video y como no le gustó su imagen pidió que se repitiera la grabación. Pero antes pasó por las manos de un cirujano plástico que le devolvió juventud a su rostro. Cerca de su habitación, doña Hermilda tiene un enorme cuadro de Pablo Escobar. Él está fundido con la naturaleza y de sus manos, abiertas de manera generosa, brotan viviendas y canchas iluminadas. “Es el símbolo de lo que hizo por los pobres”, dice doña Hermilda. Su espaciosa habitación tiene un balcón sobre una zona verde que cruza una quebrada. A ambos lados de la cama, sobre los nocheros, tiene fotografías suyas y en las paredes imágenes religiosas. Me llama la atención que no veo ninguna fotografía de su marido, Abelito, fallecido hace algunos meses.
Me llama la atención un fotomontaje de su padre. Le han puesto su cabeza a un jinete que monta a Terremoto, el caballo conocido como El Osito. Así este campesino, que fue contrabandista de licores en Urabá, pero que no alcanzó a conocer la prosperidad ilimitada de sus nietos, monta en un caballo que nunca podría haber tenido.
En el amplio vestier se encuentra el santuario de Pablo. Las paredes están forradas con sus fotografías, y los estantes tienen grabaciones de video y audio de diversos pasajes de su vida. De entre sus recuerdos saca una fotografía: es la niña Manuela montada en un caballo, que a primera vista no tiene nada especial. “En ese caballo, que era de un campesino, Pablo logró burlar un cerco de la Policía. Luego lo mandó comprar y se lo regaló a Manuela. Lo bautizó Neptuno y lo convirtió en personaje de muchos cuentos que le narró a su niña”.
Son pedazos de una larga historia que tuvo momentos de euforia y largos años de padecimiento, que doña Hermilda recuerda a veces como picaresca y a veces como tragedia. Cuando ya se hablaba de lavado de dinero, su hijo, que ya empezaba a tener reputación como narcotraficante, le regaló unos dólares. Ella los examinó en detalle y cuando tuvo a su hijo enfrente le dijo: “Pablo, esos dólares quedaron mal lavados, están manchados con una tinta roja”.Luego vino una época dorada en la que ella fue testigo de la generosidad de su hijo con la familia, con los pobres y con ella misma. Muestra videos donde ella aparece junto con sus hermanas y sus colegas maestras en diversos espectáculos donde cantan, representan obras de teatro y realizan concursos de disfraces. Era el esplendor de la Hacienda Nápoles donde la fiesta era permanente. Y otros donde es coronada como “Maestra Reina”, un título que sucesivamente le imponían con toda pompa, en algún teatro de Medellín, sus amigas de la Asociación de Maestras Plateadas. También muestra fotografías de sus viajes por el mundo. Porque Pablo en tiempos de paz y en tiempos de guerra procuró que su madre viajara “a la China y a la Cochinchina”.
Luego se extiende describiendo cómo sufrió en carne propia la persecución. A su lado explotaron bombas de las que escapó milagrosamente. Pero se lamenta aún más de la persecución de la que Pablo fue objeto y se detiene en anécdotas con las que quiere demostrar la inteligencia con la que burlaba a sus enemigos. “Pero él también realizó acciones que dañaron a la sociedad”, le digo. Ella responde airada: “Si Pablo hizo algo malo, fue por defenderse. La primera bomba en este país fue contra su familia en el edificio Mónaco”.
En la fase final de su vida sufrió múltiples cercos de los que huyó por milagros que atribuye al Niño Jesús de Atocha. Se enorgullece, con amor de madre incondicional, contando cómo aun en las circunstancias más difíciles, vadeaba ríos y evadía cercos de la Policía, para llegar a lugares recónditos con las comidas que su hijo apetecía.
Doña Hermilda recuerda el operativo de Aguas Frías, en las montañas del occidente de Medellín. Pablo había subido a un cerro para tratar de comunicarse con su hijo Juan Pablo. Desde allí vio cómo, a la distancia, se cerraba un cerco policial. Sin tiempo de regresar a su caleta, bajó precipitadamente por unas “peñoleras” en las que destrozó su ropa y se produjo algunas contusiones. Después de varias horas de camino llegó al barrio San Javier La Loma, donde abordó un taxi. “Cosa curiosa –anota doña Hermilda–, lo acusaban de ser multimillonario y en ese momento no tenía con qué pagar un taxi”. Debió buscar la casa de una prima que le prestara para pagar la carrera y que lo alojara mientras restablecía sus contactos.
Pablo se refugió en una mansión en El Poblado, donde vio por última vez a su familia. En las noches le narraba y grababa cuentos, como los del maravilloso caballo Neptuno, a Manuela. Esos cuentos fueron como una especie de despedida de su entrañable hija. “Es como si él tuviera conciencia de que su fin se aproximaba –dice Luz María–. En esa casa lo vieron llorar por primera vez”.
De El Poblado Pablo salió para la casa del barrio Los Olivos, en el occidente de la ciudad. El Limón –el hombre que murió a su lado– y una prima –quien se salvó de la muerte por haber salido a una diligencia– eran sus únicas compañías. Doña Hermilda estaba a pocas cuadras del sitio cuando la noticia retumbó en la radio. Primero en carro y después a pie corrió hasta el sitio. Al ver el cuerpo de El Limón, por un momento tuvo la idea de que todo había sido una falsa alarma. Pero pronto vio cómo bajaban el cuerpo de su hijo del tejado. No necesitó más que sus ojos de madre para identificarlo. Desde entonces ha vivido para mantener y defender la imagen de su hijo. Cumplió la promesa de construirle una capilla al Niño Jesús de Atocha en el barrio que construyeron para quinientas familias humildes. Celebra religiosamente los meses y los aniversarios de la muerte. Guarda recuerdos de todo tipo, incluida una camisa que tuvo puesta, sin atreverse a lavarla porque “pierde el olor a Pablo”.
Su pasado es inmenso pero su presente es limitado. El país se le hace un paisaje lejano y difuso del que alcanza a percibir guerras sin fin y para el que, como casi todos, desea la paz. Su vida verdadera gira alrededor de su familia, de la que sigue siendo el centro inamovible. Se alegra de que su nieto Juan Pablo tenga éxito profesional en Argentina, de que María Victoria, su nuera, esté a punto de salir de los líos judiciales en los que se ha visto envuelta. Que su hijo Roberto haya sido exonerado de la acusación de secuestro y goce de una libertad definitiva. Que pueda disfrutar del cariño de sus nietos. Que pueda pasear con sus maestras, amigas incondicionales... Pero sobre todo que pueda rezar incansablemente y cuidar sus cincuenta imágenes religiosas y los recuerdos de su Pablo.
La imagen parece tomada apenas ayer. El temido Pablo Emilio Escobar Gaviria abatido sobre el techo de una casa en su natal Medellín tras una feroz cacería que duró 17 meses. Ahí estaba, el “patrón del mal”, el narcotraficante más buscado del mundo, el hombre que puso en jaque al gobierno colombiano, el responsable de la muerte de más de 500 policías, el mismo al que no le tembló la mano para pagar mil dólares por cada asesinato, ni para detonar decenas de bombas, ni para cometer magnicidios, ni siquiera para explotar un avión en pleno vuelo.
Ahí estaba, sin vida, el ladrón que empezó robando lápidas y llegó a convertirse en uno de los más ricos del mundo. Escobar no fue un narco anónimo, mientras crecía en el bajo mundo construyó un barrio entero para los que vivían en un basurero de Medellín -que hoy lo siguen viendo como un héroe-. Ese fue su trampolín para la política, llegó a ser parlamentario y soñaba con la presidencia de la república, pero todo lo hizo rodeado de un ejército de sicarios. Cuando se sometió a la justicia hizo construir una cárcel, donde permaneció un poco más de un año rodeado de grandes lujos, sin que eso le impidiera seguir al frente de su máquina criminal.
Esa imagen del capo caído, que muchos colombianos pueden describir a la perfección acaba de cumplir 20 años y se convirtió en la primera gran victoria del país sobre la mafia, primero sobre el cartel de Medellín (del que Escobar era amo y señor) y después sobre el cartel de Cali con la captura de los hermanos Rodríguez Orejuela. Y aunque este sería el fin de los grandes carteles, de aquellos que no solo procesaban la coca, sino que la sacaban de Colombia y la metían a Estados Unidos, empezaría otra guerra contra la proliferación de nuevas bandas de narcotraficantes.
Esa imagen del capo caído, que muchos colombianos pueden describir a la perfección acaba de cumplir 20 años y se convirtió en la primera gran victoria del país sobre la mafia
“Si bien otros hombres han tomado su lugar en el negocio de la cocaína, ningún otro se ha atrevido a desafiar al Estado y a la sociedad colombiana con tanta virulencia como él lo hizo. La carnicería salvaje desatada por él, en realidad, no es la consecuencia necesaria de toda la actividad ilegal del narcotráfico, sino el efecto perverso de una mente particularmente enfermiza y maligna. Y de un talento excepcionalmente afilado y pulido para hacer el mal con todo el cálculo de su inteligencia”, escribió Héctor Abad Faciolince en el diario El Espectador.
De ahí que su figura se haya convertido en una especie de mito popular que paradójicamente, en Colombia, no solo genera repudio sino también admiración. Su nombre ha dado para escribir decenas de libros y documentales y hasta para una muy popular serie de televisión que hoy arrasa en América Latina. Por el contrario, los capos actuales prefieren el anonimato. “El narcotráfico aprendió que ese protagonismo [el de Escobar] era totalmente contraproducente, la estrategia ahora es invisibilizarse”, dice Camilo Echandía, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
¿Pero cuánto ha cambiado el negocio del narcotráfico desde la muerte de Escobar? Las autoridades sostienen que se atomizó. Sin embargo, el analista Gustavo Duncan afirma que no es cierto que esto ocurriera después de la desaparición de los grandes carteles. “Los paramilitares dominaron el negocio durante casi una década, controlando territorio, y surgieron grandes narcotraficantes como los hermanos Castaño, Wilber Varela [comandaba a Los Rastrojos], Don Diego [al frente de Los Machos], Macaco y ahora están Los Urabeños [herederos de los paramilitares]”, dice, por nombrar solo algunos. Muchos de ellos están muertos o han sido extraditados.
¿Pero cuánto ha cambiado el negocio del narcotráfico desde la muerte de Escobar? Las autoridades sostienen que se atomizó
Luego, tras la desmovilización de los paramilitares, estos mutaron hacia bandas criminales y redes sicariales que se renuevan fácilmente cuando pierden a su líder. El narcotráfico se transformó. De pocos capos y delcapo de capos como lo fue Escobar, se pasó a muchos. Y mientras en la fase de Escobar, él era el que organizaba a los grupos paramilitares, después los paramilitares fueron los que organizaron el narcotráfico, coinciden los analistas consultados.
Los Pepes, que era el acrónimo de Perseguidos por Pablo Escobar, entre los que se contaban a los hermanos Carlos, Vicente y Fidel Castaño, así como Diego Fernando Murillo alias Don Berna, siguieron en el mundo del narcotráfico pero amparados por un grupo de paramilitares que se expandió por toda Colombia a finales de la década de los noventa buscando acaparar territorios en donde se producía droga.
Don Berna, por ejemplo, quien fue extraditado en 2008 después de desmovilizarse como jefe paramilitar, controló las bandas que delinquían en Medellín y se apoderó de la Oficina de cobro de Envigado (creación de Escobar), una estructura armada que prestaba seguridad a los narcos y que hoy se financia de múltiples actividades criminales que incluyen el expendio de droga, la pequeña extorsión, la prostitución, la venta de alcohol y los juegos de azar. Este esquema se extendió a otras ciudades.
De pocos capos y delcapo de capos como lo fue Escobar, se pasó a muchos. Y mientras en la fase de Escobar, él era el que organizaba a los grupos paramilitares, después los paramilitares fueron los que organizaron el narcotráfico
Cuando Escobar estaba vivo la hoja de coca se producía en Perú y Bolivia, se procesaba en Colombia y de allí la exportaban. Luego este último se volvió el principal productor de coca, lo que modificó los patrones del conflicto y fortaleció a las FARC, que se volvieron un objetivo central del narcotráfico para evitar que se apoderaran del negocio. Se sumó que los mexicanos –que no tienen la amenazada de guerrillas tan fuertes como las FARC– entraron a competir a los colombianos, por lo que hoy el mercado se reparte entre más cabezas, explican los analistas. Se estima que los carteles mexicanos son responsables del 70% de la cocaína que ingresa a EE UU.
“Del control de las rutas de exportación hasta los mercados de consumo se pasó a ser proveedor de mayoristas internacionales que operan desde el vecindario y que mitigan el riesgo de extradición”. Así lo explica Ricardo Rocha, autor del libro Las nuevas dimensiones del narcotráfico en Colombia. Para este analista económico, la erradicación, la interdicción y la confrontación de los grupos armados ilegales ha reducido los ingresos por narcotráfico del crimen organizado, pero ha provocado “una recomposición en la especialización del trabajo a favor de la producción de base de cocaína y el microtráfico, con efectos indeseados sobre el consumo y la criminalidad”.
De ahí que aunque Colombia enfrenta un problema de las drogas muy diferente al de la época de Escobar, está lejos de solucionarlo. La organización del negocio cada vez más se ha fragmentado, especializado, profesionalizado y subcontratado, agrega Rocha. Como resultado de la constante presión de la policía colombiana e internacional, las bandas criminales han mutado hacia una organización criminal que es muy difícil de atacar y casi imposible de desmantelar, dice un informe de Insight Crime.
El precio por enfrentar el narcotráfico ha sido muy alto. Según cifras de la policía colombiana, desde la muerte de Escobar se han capturado algo más de 866.000 personas narcos, se han dado 1.743 extradiciones y se redujo en un 70% los cultivos de hoja de coca. El costo económico para Colombia entre 1995 y 2012 ha sido de 10.000 millones de dólares, una guerra que le ha costado la vida a 1.785 policías y a 10.000 personas, la mitad de ellas atribuidas a Escobar.
Miami. Virginia Vallejo es una conductora colombiana. Conoció al fallecido capo narco, el más poderoso del mundo, y se quedó enamorada. Su noviazgo, los lujos y la complicidad del poder político salen a la luz.
“Yo soy ahora una exiliada política porque si hubiera regresado a Colombia, me hubieran cortado en pedazos los militares, los paramilitares y los agentes de los narcopresidentes”, dispara Virginia Vallejo. Ella, durante los 80, era la conductora más exitosa de Colombia y tenía una gran proyección. Hoy, tres décadas más tarde, no puede volver a pisar ese país. Su error, que casi le cuesta la vida misma, fue haberse enamorado de Pablo Escobar, el narcotraficante con más poder de todos los tiempos.
En una entrevista concedida a la cadena América Tevé, Vallejo cuenta los detalles de su relación con Escobar, que duró 5 años (entre 1982 y 1987) y también revela los vínculos que el capo narco mantenía con la estructuras dominantes de Colombia, incluso los presidentes de ese país.
“Mi vida hoy es muy tranquila, pero recibo muchas amenazas todo el tiempo. Mi pasado es mi presente. El peligro mío no es por el pasado, sino el presente, porque yo escribo contra los narcoparamilitares, contra los presidentes y contra los billioners colombianos que viven aquí en los Estados Unidos sin pagar impuestos”, sostiene en el reportaje, cuya primera parte fue difundida el martes por la noche.
Vallejo vivió rodeada de lujos desde que conoció a Escobar. Fue un día que con su novio, el sobrino del mandatario Belisario Betancour, visitó la quinta del narco. Comenzó a fijarse en él después de que la salvó de un remolino en el río. Según dijo, en ese entonces ella desconocía que era el líder del Cártel del Pacífico.
Pero después, al enterarse, tampoco renegó de su identidad. Escobar le daba todos los mimos, todos los gustos. Relata, por ejemplo, que le regalaba viajes a Europa y le daba 40 mil dólares, que podía gastar lo que quisiera. O que, en realidad, “debía”. “No aceptaba que trajera ni 100 dólares de regreso”, declaró Vallejo en distintas oportunidades.
Hoy Vallejo vive en un departamento de dos ambientes en Miami. La misma DEA debió ayudarla a salir de Colombia en un megaoperativo de traslado hacia los EEUU. Desde su exilio, escribió el libro Amando a Pablo, odiando a Escobar, que fue reeditado este año en la región. Vallejo, además, estuvo involucrada sentimentalmente con otros hombres del poder, como los empresarios Carlos Haime, Julio Mario Santo Domingo (rey de las cervecerías), Carlos Ardila Lülle y Luis Carlos Sarmiento, uno de los más ricos de toda Sudamérica.
Don Berna’ no es el primero que jura que la Policía no disparó contra el capo. Se lo atribuyen también la DEA y Carlos Castaño.
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Alias 'Semilla', Carlos Castaño y otros serían los que, a diferencia de las fuerzas de la Policía Nacional, habrían dado de baja a Pablo. Foto: Archivo SEMANA
“Pablo corría por el techo cuando mi hermano llegó a la ventana, le apuntó y le disparó en la cabeza con su fusil M16 calibre 5.56.” Así es como el paramilitar y narcotraficante Diego Murillo, alias ‘Don Berna’, describe el asesinato de Pablo Escobar a manos de su hermano, alias ‘Semilla’.
'Don Berna' relata el episodio en su reciente libro Así matamos al patrón | La cacería de Pablo Escobar. No es la primera vez que alguien distinto a la Policía Nacional se atribuye haber disparado el proyectil que terminó con la vida del capo.
En el 2011, el paramilitar alias ‘Jhon’ aseguró en versiones libres ante la Fiscalía que Carlos Castaño, líder de las AUC, fue quien acabó con la vida de Escobar.
Castaño fue uno de los fundadores de los 'Pepes’ –Perseguidos por Pablo Escobar-, el grupo paramilitar que buscaba liquidar al ‘Patrón’. José Antonio Hernández Villamizar, alias ‘John’, aseveró que un grupo conformado por la DEA, los 'Pepes’ y la Dijin de la Policía interceptó las llamadas de Escobar, lo localizó y se ubicó en el barrio.
Al sitio, supuestamente, entraron Carlos Castaño, ‘Z-A’, ‘Móvil 9’ y ‘18’. “Escuché decir de boca de Carlos Castaño que él lo había matado y se lo entregaron al coronel Aguilar para darle el positivo al Bloque de Búsqueda. El que intercepta la comunicación es un equipo de los Castaño traído de Israel. Por eso es que Carlos entra y lo mata”, dijo en su versión.
La familia de Pablo sostiene también una historia distinta a la oficial. En el 2006 los restos del ‘Patrón’ fueron exhumados para tomar una muestra de ADN y confirmar la supuesta paternidad de un hijo extramatrimonial.
En la exhumación, una de las pruebas innegables que demostró que se trataba de los restos de Pablo Escobar fue su cráneo con un agujero de bala a un costado. Su sobrino Nicolás Escobar Urquijo sostuvo que Pablo se había suicidado. “Claro. Sí, claro, es lógico” pronunció mientras tuvo la calavera en sus manos.
La versión es compartida también por la viuda de Pablo, María Victoria Henao Vallejo, y su hijo, Juan Pablo Escobar, hoy Sebastián Marroquín.
En una entrevista del 2012 al medio Primera Hora, Marroquín consideró el suicidio de su padre como la posibilidad más real. “Mi padre siempre nos dijo que el teléfono era sinónimo de muerte porque nos podían rastrear fácilmente y el día que murió nos llamó tanto, que me hace pensar que él quería que la Policía llegara y que quería morir en un combate. Es una manera también de suicidarse”, contó en ese momento Marroquín.
En enero de este año apareció otro tirador: A. J. Dicken, un supuesto integrante de las fuerzas especiales Navy SEAL de Estados Unidos, que afirmaba ser quien disparó las balas que mataron a Osama Bin Laden y a Pablo.
Se descubrió que los méritos de Dicken eran un fraude: ni siquiera había hecho parte de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Pero su empresa de seguridad alcanzó a lograr un contrato de medio billón de dólares con una empresa asociada a Naciones Unidas.
Las palabras de todos van en contravía de la versión oficial, que sostiene que miembros del Bloque de Búsqueda de la Policía –del que ‘Don Berna’ era integrante o colaborador- fueron quienes asesinaron al capo.
En particular, la versión de la Policía dice que el coronel (r) Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo fue quien disparó el tiro que entró por la espalda y dio en el corazón de Escobar.
Aguilar enfrenta actualmente nueve años de prisión por el delito de concierto para delinquir agravado. En enero del 2011, la Procuraduría lo inhabilitó por 20 años para ejercer cargos públicos por parapolítica.
La muerte de Pablo Escobar, como su vida, está todavía llena de enigmas que difícilmente se aclararán con el paso de los años.
En su afán de salvaguardar su seguridad personal y la de su familia, Pablo Escobar, sometió en Medellín con su dinero a decenas de policías y militares. No contento con lo anterior, Escobar, decidió pagar a sus sicarios un millón de pesos por la placa de cada policía muerto.
En esa carrera diabólica, Escobar sacrificó la vida de más de 500 policías, dejando a su paso, viudas, madres sin sus hijos, niños sin sus padres.
Pablo Escobar, en su carrera de ganarle el pulso al Estado colombiano, arrincona a la sociedad antioqueña y colombiana. El país no salía del estupor.
La situación se había vuelto tan confusa que el dinero del narcotráfico que corrompía a delincuentes de los bajos fondos de la capital de Antioquia también le doblegó la voluntad a policías en ejercicio, quienes incluso, vendían a sus propios compañeros para cobrar la recompensa que pagaba Pablo Escobar por la cabeza de cada policía asesinado.
Hoy, después de un par de décadas en silencio, las viudas de policías y comandantes ultimados por Pablo Escobar abren su corazón y cuentan la tragedia y los años de espanto que vivieron junto a sus esposos e hijos confrontando a Escobar Gaviria y luego en su soledad del dolor de víctimas como sobrevivieron ante la indiferencia estatal la ausencia de sus seres queridos.
Conocido con el apodo de "El Patrón", en alusión al poder que tuvo en los años ochenta del siglo XX, cuando la revista Forbes lo catalogó como el hombre más rico del mundo, Pablo Emilio Escobar Gaviria nació el 1 de diciembre de 1949 en Rionegro, en el departamento de Antioquia.
Murió un día después de cumplir 44 años, el 2 de diciembre de 1993, abatido en los tejados de un barrio de Medellín cuando huía de la Policía, tras una vida en la que hizo negocios con agentes de la DEA, presidentes como el general Manuel Antonio Noriega, de Panamá, o Vladimiro Montesinos, el que fuera asesor del exmandatario peruano Alberto Fujimori.
El capo fue el tercero de siete de hermanos y desde joven se dedicó al hurto de vehículos. En los años sesenta comenzó a traficar con marihuana para luego dar el salto a la cocaína, la que le hizo célebre por sus envíos masivos a Estados Unidos.
Se alió con Gonzalo Rodríguez Gacha, alias "El Mexicano", Carlos Lehder y los hermanos Jorge Luis, Fabio y Juan David Ochoa, quienes se habían enriquecido con el contrabando de licor y la marihuana, para fundar el Cartel de Medellín, una poderosa organización criminal que declaró una guerra feroz al Estado.
En sus ansias de conquistar el poder político, además del económico, fue elegido en 1982 representante suplente a la Cámara, época en la que invirtió parte de sus ganancias del narcotráfico en construir canchas de fútbol en zonas pobres de Medellín e incluso un barrio entero para los habitantes de un vertedero.
A quienes visitan hoy el barrio "Pablo Escobar" les recibe un gran mural con el lema "Aquí se respira paz" y una imagen del Niño Jesús de Atocha, al que "El Patrón" idolatraba. En ese lugar se sigue venerando al mafioso.
Eran tiempos en los que la prestigiosa revista Semana le llegó a calificar como el "Robin Hood Paisa" y Virginia Vallejo, una de las periodistas más populares de Colombia, era su amante oficial.
Y es que su Hacienda Nápoles, una finca de miles de hectáreas, acogía a "la crème de la crème" de la sociedad colombiana: políticos, empresarios y periodistas que, abrumados por el poder, participaban de safaris y tomaban fotos a animales salvajes traídos especialmente para Escobar desde África.
Pero su llegada al Congreso lo puso en la mira gracias a las investigaciones decisivas del diario El Espectador sobre sus actividades ilícitas y la acción del entonces ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla.
En 1984 sicarios de Pablo Escobar asesinaron a Lara Bonilla y dos años más tarde al director de El Espectador, Guillermo Cano. En 1989 un atentado con 135 kilos de dinamita en el interior de un vehículo destrozó las instalaciones de ese diario.
El Cartel de Medellín emprendió una guerra contra el Estado cuando el Gobierno del presidente Belisario Betancur (1982-1986) decidió extraditar a EE.UU. y para ello creó el grupo "Los Extraditables", que llevó la violencia hasta las últimas consecuencias.
Entre el historial terrorista de esos capos está el estallido de una bomba en un avión de Avianca, en pleno vuelo, que transportaba 107 pasajeros.
A esa guerra contra el Estado, que incluyó el asesinato del excandidato presidencial Luis Carlos Galán, en 1989, se sumó otra contra sus antiguos aliados en el negocio de las drogas, el Cartel de Cali, y estructuras paramilitares, que crearon el grupo "Perseguidos por Pablo Escobar (Pepes)" y quienes no tuvieron piedad con los familiares del narcotraficante.
Fueron años de zozobra, terror y muerte, en un país donde ganar dinero fácil se convirtió en algo habitual.
En 1991, desde la clandestinidad, Escobar llegó a un acuerdo con el entonces presidente, César Gaviria, y aceptó ser internado en una cárcel construida especialmente para él, La Catedral, a cambio de que revocara el tratado de extradición con Estados Unidos.
Su estancia en aquella lujosa cárcel, donde se forjaron crímenes, se dirigía el negocio de la droga y se celebraban suntuosas fiestas, apenas duró un año, ya que "El Patrón" escapó cuando entendió que se iban a tomar medidas por aquellos excesos.
En ese momento empezó la cuenta atrás del capo, hostigado por el Bloque de Búsqueda, una unidad especial de la Policía. Vivió así, rodeado por sus más fieles sicarios, hasta el 2 de diciembre de 1993, cuando fue localizado y abatido.
Pablo Escobar dejó viuda a Victoria Eugenia Henao y huérfanos a sus hijos Juan Pablo y Manuela, quienes viven en Argentina.
Pero sobre todo dejó un inmenso legado criminal que veinte años después sigue poniendo los pelos de punta a un país entero.
Este contenido ha sido publicado originalmente en Vanguardia.com en la siguiente dirección: https://www.vanguardia.com/actualidad/colombia/236320-pablo-escobar-el-mayor-narcotraficante-de-colombia-murio-hace-20-anos. Si está pensando en hacer uso del mismo, recuerde que es obligación legal citar la fuente y por favor haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. Vanguardia.com - Galvis Ramírez y Cía. S.A.
21/10/14
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5)